El diputado federal Javier Bolaños inauguró su casa de gestoría, de gestión o de citas en Cuernavaca. El legislador panista rara vez visita Morelos, pero esta vez lo hizo para abrir las puertas su oficina en un acto que asemeja más un arranque de campaña que la inauguración de una puerta de gestión ciudadana. Javier quiere ser gobernador, su problema es que no tiene partido. El panista cabalgaba en caballo de hacienda y tenía asegurada la postulación por el PAN, pero equivocó el camino y apostó por el grupo equivocado. Bolaños puso dinero y esfuerzo en la candidatura de Oscar Velazco y perdió. La llegada de Juan Carlos Terrazas a la dirigencia estatal dio un giro de 180 grados al rumbo del PAN en Morelos. El joven dirigente representa la contracara de la sagrada familia, es el rostro de un PAN distinto y ha mostrado que no está dispuesto a transitar por los mismos caminos y personajes del viejo AN. Desafortunadamente Bolaños apostó por el grupo que corrompió a Acción Nacional porque se convirtió en un miembro más de esa élite de poder. Javier Bolaños trabaja desde ahora en su candidatura y su estratega (como sucedió con Marco Adame) es Javier López. Bolaños es un personaje interesante que podría ser rentable como candidato, pero hoy no tiene partido y rápidamente pierde presencia en la entidad. El problema de Javier es que está alejado del estado y supone que con este tipo de actos es suficiente. Bolaños está siendo presa de sus aliados y se engaña al suponer que un acto como el de ayer representa el sentir de la sociedad. Javier Bolaños fue un diputado llamativo en el congreso local, pero está perdido en San Lázaro. Todo lo que ganó en su paso por la cámara de diputados de Morelos en tres años, se ha ido perdiendo en estos meses en el congreso federal. Por el camino que sigue, en breve Javier Bolaños no será rentable ni para una regiduría
