En las ciudades viven 2.4 millones de mujeres que viven de prestar servicios domésticos mal pagados; solo 6% gana más de 13 mil pesos mensuales
La mujer en México no solo sufre acoso, violencia, física, sexual e institucional, también es víctima de exclusión y precariedad laboral donde la falta de ingreso propio o precario, es considerada una de las principales fuentes de la vulnerabilidad de este sector de la población ante el abuso y la violencia : casi 28 millones de mujeres no tienen ingreso propio o es precario, incluso ni siquiera para mantener una familia de dos personas.
La mayor parte de las personas sin ingreso propio en nuestro país por mucho, son mujeres, 27.9 millones y la principal razón es que tienen el trabajo más precario de todos: el trabajo del hogar no remunerado donde 17.4 millones desempeñan esta actividad. De ellas, 4 millones son jóvenes, y ya no estudian.
El patriarcado ha condenado a las mujeres a los tareas del hogar, excluyéndolas del derecho a la salud y del derecho al trabajo lo que propicia que en México, solamente seis de cada cien mujeres ganen más de 13 mil 183 pesos mensuales, mientras que al 74 % de las mujeres ocupadas, el ingreso laboral no le alcanza ni para adquirir dos canastas básicas, según datos de INEGI.
La pandemia ha agravado esta situación de precariedad y desempleo para las mujeres pero las mujeres indígenas la pasan aún peor.
En México las mujeres indígenas viven en las peores condiciones de marginación y pobreza extrema; de las zonas rurales salen miles y miles de mujeres jornaleras agrícolas sin documentos de identidad, sin traductores que las apoyen en trámites administrativos, laborales, médicos para ser objeto de abusos salariales, verbales, físicos, de acuerdo a un estudio de Acción Ciudadana contra la Pobreza que realizó con base en cifras del INEGI.
En las ciudades viven 2.4 millones de mujeres que viven de prestar servicios domésticos mal pagados, sin seguridad social, sin contrato escrito y sin vacaciones.
Eso sin contar que dentro de las grandes ciudades hay miles de talleres clandestinos que surten a la industria textil o del calzado con mujeres mal remuneradas, sin protección ni prestaciones sociales y en riesgo por la falta de seguridad de las instalaciones donde laboran.
La precariedad laboral en las mujeres
La pandemia ha agudizado la situación de precariedad laboral para las mujeres. Hoy trabajan sin seguridad social el 60 % de las mujeres; no tienen contrato estable el 49 %; el 30 % carece de prestaciones; el 93% no tienen defensa sindical, y un 15 % de ellas trabajan a tiempo parcial.
3 de cada 4 mujeres que trabajan reciben como salario, ingresos menores a 6,591 pesos al mes, que es el costo de dos canastas básicas. No les alcanza para mantener una familia de 2 personas, ellas y una más.
Hace un año, antes de iniciarse la pandemia por covid 19, el ingreso promedio de los varones era superior en 646 pesos, ahora esa diferencia llegó a 1, 072 pesos. Hipotéticamente, la mujer tendría que trabajar meses de 36 días para igualar al ingreso laboral de los hombres o 39 días para tener un ingreso laboral suficiente para comprar 2 canastas básicas.
“Sin ingreso suficiente no se puede acceder a la libertad, al ejercicio de los derechos humanos ni al bienestar”, asegura María Ayala, responsable del área de Investigación de Acción Ciudadana contra la Pobreza
La investigación registra que a exclusión de la mujer en el trabajo es tal que solo 4 de cada 10 tienen participación en el mercado laboral.
La especialista detalla que el desempleo afecta más a las mujeres llegando hasta 41 % como consecuencia de la pandemia por covid 19, en tanto que la brecha de género alcanza un promedio de 10 puntos y el grupo etario más afectado es el de las jóvenes.
Más de la tercera parte de las mujeres trabajan en quehaceres del hogar y de cuidados sin recibir remuneración. Se les considera “población no económicamente activa” aunque su contribución a la economía es evidente e indispensable.
México ocupa un “vergonzoso tercer lugar” en América Latina por la baja participación de mujeres en la economía; que 16 millones de mujeres no tengan un ingreso propio, y millones están desempleadas (23%) o en trabajos precario.