Con los cambios en la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), en México se estarán usando plantas de la CFE de hasta de 41 años de antigüedad sin que exista un plan para sacarlas de operación.
La reforma del Presidente Andrés Manuel López Obrador, aprobada por Morena y sus aliados en el Congreso federal, cambiará el orden del despacho eléctrico privilegiando a las centrales de la CFE sobre las plantas de energías limpias privadas.
Con ello, primero se comprará energía a las instalaciones de la CFE que tienen mayor antigüedad y dan electricidad a mayor costo, centrales que la empresa estatal agrupa en subsidiarias regionales.
Las 45 plantas de la subsidiaria Generación VI tienen en promedio 41.8 años, según datos de la empresa estatal.
En contraste, Generación V, donde están los productores independientes que venden todo lo que producen al Estado, tienen un promedio de 12.1 años.
Especialistas señalan que la antigüedad vuelve a las plantas menos eficientes, tecnológicamente menos modernas y susceptibles de salir de operación de forma intempestiva, además de requerir mayor mantenimiento.
"La reforma energética no solamente va a dar prioridad a esas plantas de CFE, sino que va a quitar a productores independientes, que son lo más barato y lo mejor que tiene ahorita la Comisión", señaló Severo López, especialista del sector.
Hace 15 años, la CFE tenía un programa de retiro de centrales viejas, obsoletas e ineficientes para dar paso a plantas más modernas con la intención de disminuir costos de generación. Hoy eso quedó lejos de su planeación.