El reconocimiento a Xoxocotla, Hueyapan y Coatetelco, ha sido insuficiente
El 10 de noviembre de 2017 parecía que en Morelos comenzaba a gestarse una acción histórica, humana y patriótica, donde los protagonistas eran los diputados locales, luego de haber aprobado por unanimidad el reconocimiento de municipios indígenas; una larga exigencia anhelada por los pueblos y todo indicaba que la justicia social había llegado. Para eso cercenaron territorio a Tetela del Volcán con Hueyapan, Miacatlán con Coatetelco y a Puente de Ixtla con Xoxocotla; además a Cuautla con Tetelcingo, pero esa…es otra historia.
A partir de esa fecha y con el reconocimiento de su territorio, pareció también que los nuevos municipios, al quedar en el desamparo, no supieron cómo encarar esa nueva realidad, y confundieron la libertad con libertinaje. Así, en cada decisión que iban tomando los desacuerdos y conflictos crecían ante la falta de operación, entendimiento y compresión de los funcionarios sobre la idiosincrasia y cosmovisión de estos pueblos. Para José Martínez Cruz, integrante de la Comisión Independiente de Derechos Humanos, los pueblos originarios tienen voz y rostro.
Sin embargo, parecieran invisibles ante los dueños del poder y del dinero. “No se les escucha en sus justos reclamos. Se les margina y excluye de las decisiones y únicamente se les voltea a ver cuándo se quieren apoderar de sus tierras y territorios para imponer sus megaproyectos de desarrollo económico, en donde son vistos como un obstáculo y se les trata de desaparecer”.