Grupo Salinas amenazó y motivó la salida de México de la aseguradora holandesa ING, según reveló ayer el Wall Street Journal.
En 2007, Jorge Mendoza, senador del PRI y ejecutivo de Grupo Salinas, presentó un ultimátum a funcionarios de ING: o pagan decenas de millones de dólares por un reclamo de Fertinal o van a enfrentar “una guerra legal y mediática sin precedentes”, según reconstruyó el diario neoyorquino.
Al poco tiempo del ultimátum, TV Azteca empezó a difundir reportajes donde supuestamente la aseguradora holandesa le había quedado mal a sus clientes. Así mismo Grupo Fertinal inició demandas criminales contra una docena de funcionarios de ING, lo cual los llevó a salir del país. Unos meses más tarde, ING le pagó a Fertinal 120 millones de dólares, vendió sus operaciones en México y dejó el país.
El diario señaló que la compra de Fertinal por Salinas Pliego fue un tipo de acuerdo interno colmado de amenazas de un emisario con conexiones políticas.
Detrás de la campaña de presión, según los documentos de ING y personas involucradas en la situación, estaba Ricardo Salinas Pliego, hoy cercano al Presidente de México y dueño de un imperio minorista y de radiodifusión que lo ha convertido en la segunda persona más rica del país después de Carlos Slim.
Salinas Pliego es dueño de TV Azteca, la cadena que publicó las historias negativas sobre ING. El emisario que presionó a ING era un ejecutivo del holding de Salinas Pliego, Grupo Salina y legislador.
Los memorandos de ING, junto con entrevistas con exsocios comerciales de Salinas Pliego y otros documentos revisados por el Journal, revelan una serie de operaciones financieras que comenzaron con la adquisición entre bastidores de Fertinal por parte de Salinas Pliego de una agencia gubernamental en 2006, a través de empresas fantasma registradas en Europa, por pocos millones de dólares.
Una década más tarde, después de que Fertinal recibió préstamos a altas tasas de interés de un banco que controla Salinas Pliego, Pemex adquirió Fertinal por 635 millones de dólares, un precio que un auditor del gobierno dijo más tarde infló el valor accionario de la compañía de fertilizantes en casi 200 millones.