Los libros de texto gratuitos no son materiales neutros, responden “a un proceso histórico y situación clara” y deberán entenderse de acuerdo con las posturas políticas del momento, adelantó Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), quien estableció: “El libro de texto toma una postura ética acerca de una agenda democrática”.
El pasado 23 de marzo, al brindar una sesión de capacitación virtual a los voluntarios que participaron en los procesos de elaboración de los libros para el ciclo escolar 2021-2022, dijo que es fundamental que quien diseña los ejemplares entienda que no es un material neutral.
“Es fundamental que el que diseña entienda que no está ante un material neutro, sino que se relaciona tanto con las costumbres, la moral individual y toma de decisiones como en la reflexión ética que se está desarrollando a través del Estado, para plantear los valores que guíen el comportamiento de la ciudadanía.
“El libro no es una situación neutra, se toman decisiones que afectan en la construcción de la identidad nacional, del individuo en su carácter ético, como reconociéndose dentro de un macro y pequeños entornos”, dijo.
Arriaga citó el libro The Politics of the Textbook (La política de los libros de texto), de Michael Apple y Linda K. Christian-Smith, para señalar que dichos materiales contienen una carga social, política y cultural que, como parte de un currículum, ayudan a establecer los cánones de lo verdadero y recrear un mayor punto de referencia respecto a lo que realmente son el conocimiento, la cultura, las creencias y la moralidad.
“Uno pensaría que todo lo que aparece en el libro es el conocimiento que tiene el ser humano a través de un proceso enciclopédico, [que] todos los saberes se vierten en él, pero no es así”.
Indicó que, “dependiendo del contexto histórico y político, el Estado va afianzando, a través de sus políticas públicas en la educación, cuáles son los conceptos que socialmente se entienden como verdaderos”.
Explicó que los libros de texto gratuitos son herramientas fundamentales del Estado para plantear los valores que guíen el comportamiento de sus ciudadanos, cuestiones morales y las costumbres que son aceptadas en algún momento histórico. De hecho, uno de los temas que abordó en la capacitación llevaba como título Función política y pedagógica de los libros de texto.
Pidió precaución al diseñar, pues puede resultar fácil a través de la legitimación que provea cierto nivel académico o posición dentro de la estructura educativa, es decir, la SEP, señala conceptos que se asuman como verdaderos, lo que a la larga puede generar problemáticas sociales.
“El libro de texto responde a un proceso histórico y situación clara. Podemos hacer un corte sincrónico a través de esta diacronía histórica y entender cada uno de estos materiales con relación a los usos y costumbres y las posturas políticas en su momento”.
La Dirección General de Materiales Educativos ofreció capacitaciones virtuales entre el 22 y el 26 de marzo a 2 mil 365 voluntarios para participar en el rediseño de los primeros 18 libros de texto que serán distribuidos en el ciclo escolar 2021-2022; el objetivo, dijo Arriaga, es “generar sujetos críticos de los juegos de poder que rodean al diseño de los materiales didácticos”.
Para el sustento teórico, el funcionario refirió que no se recurriría al pedagogo brasileño Paulo Freire, uno de los cánones en materia educativa; en lugar de ello, se privilegió la visión teórica de la escuela bajtiniana, el Círculo de Bajtín, basada en el pensamiento de los teóricos marxistas de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas Mijail Bajtín y Valentín Volóshinov, por ejemplo.
Al citar a otros autores, señaló que los libros son instrumentos de poder con una carga ideológica y visiones hegemónicas determinadas, y que en la escuela el discurso está determinado por mecanismos de poder.
“La meta es reflexionar cómo podemos cambiar el armado de libros de texto monológicos donde se dé una sola visión del mundo, una sola verdad, frente a un texto que permita la interacción de las voces”, señaló.
Criticó que los textos y el currículo educativo van preparando a los individuos a formar parte de alguna de dos posiciones: una subordinada o una dominante, y que desde la misma manera en como se relata el discurso y la toma de decisiones con respecto a lo que se incluye o no se pueden abrir brechas.
El pasado 14 de marzo se cerró la convocatoria que lanzó la SEP para integrar 12 grupos de trabajo para el rediseño de libros para las materias de Español, Ciencias Naturales, Historia, Geografía, así como cuadernos de actividades y aprendizajes de tercero a sexto grados de primaria.
Se convocó a participar a normalistas, investigadores, becarios del Conacyt, profesores, bibliotecarios, maestros jubilados, cronistas y población en general. La convocatoria ha levantado polémica porque se pretende que entre marzo y mayo los textos estén listos para que la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) los pueda producir y entregar antes del 1 de agosto.
Contrario a lo que establece la convocatoria, el argumento de las autoridades es que los maestros que participan “conocen perfectamente” los libros de texto, que sólo se van a hacer ajustes, actualizaciones o cambios, pues no es posible elaborar un libro “completamente original”, como demandó la propia SEP.
“¿Cuándo pueden salir?, para este ciclo escolar 2021-2022 o para 2022-2023, dependiendo de cuáles se terminen”, dijeron las fuentes consultadas.
Todavía no hay planes de estudio, pero los libros ya se están elaborando; sus contenidos, dijeron, serán “más humanistas”.