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LA RAZÓN: Desplome en L-12 trastoca vida a familias de víctimas, a usuarios, negocios…

Despiden a fallecidos, algunos eran soporte económico; parientes de hospitalizados acusan retrasos de atención por falta de materiales y no tienen cómo comprarlos; para pasajeros habituales de la línea el cierre significa más gasto y levantarse más temprano; para los locales de la zona, pérdida de clientes

Remigio Gayosso necesita dos cirugías, una en el brazo y la otra en la pierna, por las fracturas ocasionadas al caer del vagón que se desplomó en la Línea 12 del Metro. Pero hasta este miércoles no tiene fecha para sus intervenciones.

Sus familiares aguardan afuera del Hospital General Balbuena desde que fue trasladado la noche del accidente en el que fallecieron 25 personas.

También denunciaron que han sido abandonados por las autoridades, ya que el hospital no tiene los materiales necesarios para hacer las operaciones, por lo que deben cubrir los gastos del material que el personal les adelantó, es costoso.

La cirugía más complicada será la de la pierna, ya que es una fractura expuesta. “Se quedó sin piel”, explicó Omar. A su tío sólo le han suministrado analgésicos para tratar la fractura, pero al estar descubierta temen que pueda infectarse con alguna bacteria.

Hasta este miércoles permanecían internadas 44 personas tras el colapso del tren, de acuerdo con el corte de las 21:00 horas del micrositio de la Ciudad de México.

Además, 47 personas han sido dadas de alta, mientras que 9 fueron reportadas como desaparecidas.

Los informes médicos también han sido contradictorios, señaló su sobrino Omar García. Primero les dijeron que las operaciones eran de carácter urgente, pero hoy les comunicaron que podrían diferirse entre siete a 10 días.

Remigio no pudo regresar al día siguiente a su local de pizzas, a donde se trasladaba para trabajar desde Valle de Chalco. Llegaba a las 10:00 horas y se iba después de las 9:00 de la noche, relató a La Razón su sobrino, Omar García.

El hombre de 42 años es el único sustento de su familia: su esposa y dos niñas de tres y seis años.

“Le gusta estar con su familia, disfrutar de sus hijas; es hogareño”, recordó.

Su trabajo absorbía todo su día, por eso en su descanso aprovechaba para estar con sus hijas, comentó otra familiar.

A los gastos del hospital se suma la renta del local, que debido al accidente está cerrado, por lo que piden el apoyo que el Gobierno capitalino se comprometió a dar.

Afuera del hospital ubicado en la alcaldía Venustiano Carranza, las familias de los afectados esperan a la intemperie para recibir el reporte médico al menos tres veces al día de los heridos.

Frente al nosocomio, con la bandera izada a media asta, hay un camellón techado con bancas que las personas acondicionaron para permanecer todo el día.
El cuerpo del pequeño Brandon Giovanny, de 12 años, fue velado este miércoles y ayer mismo fue llevado al Panteón Tezonco, a pocos metros de donde ocurrió el accidente.Foto: Cuartoscuro

Las familias están equipadas con lo necesario para una jornada que podría extenderse por un número de días indefinido. Trajeron un garrafón de agua, tortas, sándwiches y cobijas.

Sobre esa calle también hay dormitorios gratuitos, módulos transparentes con un bloque de cemento y una colchoneta de plástico sobre éste. Las personas ingresan, intentan dormir, pero en menos de una hora vuelven a salir.

La familia de Mauricio “N”, nombre cambiado para proteger su identidad, declaró que si bien han recibido atención de las autoridades y del personal de salud, el equipo del hospital para realizar los estudios del paciente está descompuesto.

El joven de 28 años está reportado como delicado. El parte médico indica que tiene trauma neurocraneal y torácico, además de afectaciones en los pulmones, explicaron dos de sus familiares, mientras se llevaban las manos al rostro.

Una de sus familiares comentó que es importante que el sector público cuente con equipo adecuado, no sólo para las víctimas del accidente, sino para las demás personas que son atendidas.

En el Hospital Balbuena también permanece Rigoberto Quiroz, padre de Brandon Giovanny, el menor de 12 años que falleció en el desplome de la trabe sobre avenida Tláhuac.

Un dolor de muelas lo llevó a perder la vida

José Juan Galindo Soto fue al dentista para atenderse un dolor de muela. Desde hace días tenía la molestia y aprovechó su descanso por el día de la Santa Cruz para ir al dentista. Él se dedicaba a la albañilería.

Le pidió a su esposa, Evelyn Xiomara Ramírez, que lo acompañara y ambos subieron a su auto. Luego de acudir a la cita médica, regresaban tranquilamente a su domicilio en la alcaldía Tláhuac.

Al pasar frente a la plaza comercial conocida popularmente como “Las Ollas”, una de las ballenas del Metro cayó sobre el vehículo, provocando la muerte de José Juan.

Este miércoles lo velaron en el domicilio de sus padres, en la colonia Los Olivos, muy cerca de donde ocurrió el accidente.

Su madre, la señora Amelia, se encuentra enferma -pues sufre de presión elevada- por la impresión de ver el auto de su hijo aplastado por la pesada construcción, cuenta Efraín, padre de José Juan.

“Se puso muy mala por la impresión de ver el coche de mi hijo, se me volvió como loquita, desesperada, enojada; ya sabe cómo es eso de la presión. Cuando ve el accidente y todo... era su único hijo y, perderlo, está duro”, dijo Efraín Galindo en entrevista.

Evelyn se encuentra hospitalizada con heridas, en el Hospital General de la Villa, lejos del lugar donde velan a su pareja, José Juan, de 34 años. Tampoco asistirá al sepelio.

En un domicilio de la colonia Ampliación Olivos, Efraín y Amelia organizaron el velorio “gracias a los vecinos que nos apoyaron con azúcar, café, vasos, ya ve que así se acostumbra aquí”, contó Efraín Galindo.

Este jueves, a las 13:00 horas, se llevarán a cabo las exequias de José Juan en el Panteón de Tezonco.

Tardan en llegar al trabajo, gastan más en pasaje...

Néstor Cruz, de 34 años y chofer en una empresa, ya planea comprarse una bicicleta para su recorrido al trabajo desde Tezonco hasta Culhuacán, ya que no ve el momento en que quede la Línea 12 del Metro y tiene que buscar alternativas, pues está llegando tarde por el tránsito en la avenida Tláhuac.

“Ya estoy viendo cómo comprarme una bici, pues mi trayecto es de Tezonco a Culhuacán y me estoy haciendo casi una hora diaria al trabajo, pues el transporte público es muy tardado y en el Metro sólo hacía 15 minutos, pues son cinco estaciones”, narró a La Razón.

Desde el incidente se ha levantado más temprano por el temor de no llegar a tiempo a su trabajo; sin embargo, esto no ha sido suficiente, ya que siempre se atraviesa algo que no le permite llegar a su hora. También buscó como alternativa el Periférico para “rodear”, pero no sirvió.

Desde el accidente, los autobuses de transporte público tardan 30 minutos más para llegar de Mixcoac a la estación Periférico Oriente, ya que por lo estrecho de avenida Tláhuac, colapsa el tránsito, refiere Ariana Espinoza, de 35 años, quien señala que ahora pierde hasta hora y cuarto para llegar a su trabajo.

“Le pido que la arreglen lo antes posible ya que es un caos, tardo más tiempo y gasto más en pasaje, además de que pierdo más tiempo. Me desespero mucho y tengo que levantarme más temprano; además los camiones son insuficientes”, dijo a este diario.

Juan Carlos Machorro, de 40 años de edad, también señala que tarda en promedio 20 minutos más para llegar a su trabajo en el Centro Histórico, ya que los autobuses o microbuses son más lentos que el Metro, aunque, como beneficio, dijo hay más vigilancia.

“Sí afecta, cerraron todo el Metro en lo que lo reparan. Tomo el camión en Ermita y agarra Tláhuac, pero si hay más retrasos. Es más tardado, unos 20 minutos y eso que no voy hasta Tláhuac; creo que sí se tardan más porque hay más tránsito en las calles. Me gustaría pedirle a Sheinbaum que abriera la mitad de la Línea, como en 2014, ya que no tienen algún problema, y el otro tramo que se cierre hasta que lo reparen”, dijo.

Cierre de avenida ya impacta a negocios

Tras el incidente en la Línea 12 del Metro, otros afectados por la situación son los comerciantes que se encuentran frente a la estación Los Olivos, algunos de los cuales refieren tener pérdidas hasta por dos mil pesos diariamente y temen que el tiempo se extienda por los peritajes.

Desde que ocurrió el accidente, el de ayer fue el segundo día que dejaron de percibir ingresos, mientras que aún no saben cuándo se reabrirá la avendia.

Autoridades capitalinas cerraron de manera temporal avenida Tláhuac a la altura de la estación Los Olivos, mientras se realizan las labores de retiro y mantenimiento del puente elevado; sin embargo, los comerciantes temen que los trabajos se extiendan por los peritajes.

Carlos López es responsable del servicio automotriz Lobo, que se encuentra frente a la zona del incidente, detalló a La Razón que desde el suceso dejaron de percibir ingresos, ya que no dejan pasar autos por la avenida, lo que ha impedido que sus clientes se acerquen al sitio.

Le pido que la arreglen lo antes posible ya que es un caos, tardo más tiempo y gasto más en pasaje, además de que pierdo más tiempo. Me desespero mucho y tengo que levantarme más temprano; además los camiones son insuficientes
Ariana Espinoza, Empleada

“Estamos abiertos, pero no sirve de nada, porque los carros no pasan. Las autoridades sólo dejan pasar a los microbuses, pero nada más, y nosotros ya estamos padeciendo la falta de dinero, dejamos ir entre mil y dos mil pesos aproximadamente en toda la jornada”, detalló.

López dijo que no les han avisado cuando van a reabrir la zona, a pesar de que ya fueron retirados los vagones, pues le preocupa que las investigaciones prolonguen los cierres y les dañen en su bolsillo, cuando apenas comenzaban a salir de la pandemia: “yo les pido a las autoridades que nos apoyen porque las rentas son caras por estar en la avenida”, dijo.

A pesar de ser un local muy pequeño, Carlos paga ocho mil 500 pesos al mes, misma situación de locales cercanos, pero teme que por los cierres no alcance a juntar este mes el dinero.

Mirna Macías, que tiene un negocio de instalación de Gas LP, dijo que por el momento se encuentran abiertos, pero no hay entrada de automóviles, por lo que si la gente desea visitarlos tiene que ser a pie, ya que la calle se encuentra cerrada.

“Estamos abiertos pero la calle está cerrada y si hemos tenido un poco de menos clientes, pero ahí vamos aunque si hay pérdidas”, explicó.

En esa parte de la avenida, hay unos 30 negocios relacionados a refacciones para automóviles y piezas, fondas, restaurantes, pizzerías y reparación de celulares.

Patricia Pichardo, tiene un negocio de venta y recarga de extintores, además de vender señalamientos de emergencia para automóviles, pero mencionó que desde hace dos días ha impactado en su negocio la falta de clientes.

“Hemos visto mucho la baja de clientes, sobre todo porque no se puede pasar porque está cerrada la calle. No sabemos cuándo se abra ya que no nos han dicho nada, pero ojalá que sea pronto ya que la renta sigue y pagamos cada mes nueve mil pesos”, narró a este diario.

El dato: El transporte público concesionado brinda apoyo en traslados intermedios sobre la avenida Tláhuac, con un costo de cinco pesos, y en los horarios habituales del Metro.

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