Los estados del norte han sido, históricamente, un territorio inaccesible para las fuerzas de izquierda. Con el cambio que trajo el “efecto AMLO” en 2018, Morena busca poner fin a esta tendencia mientras la oposición amaga con no dejarlos entrar y defender lo que ha sido su trinchera por años
Desde una perspectiva histórica, los estados del norte de la República han sido un punto crítico para el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador y la fuerza política que encabeza.
En estas elecciones, sin embargo, cuenta con amplias posibilidades de revertir esos resultados y ganar aún más terreno. Esto mientras los partidos de oposición amagan con “defender” lo que, en su narrativa, ven como su fortaleza electoral.
Las elecciones de medio sexenio de López Obrador coinciden con la renovación de seis de las nueve gubernaturas de los estados del norte
A raíz de la reforma políticoelectoral de 2014, los actuales gobernadores de Chihuahua, Sinaloa y Baja California tuvieron mandatos menores a los seis años habituales para que su renovación se empate tanto con los de Nuevo León, Sonora y Baja California Sur, como con la elección de la Cámara de Diputados.
La tendencia histórica dio un giro de 180 grados en 2018, cuando López Obrador fue el candidato presidencial más votado en las 31 entidades federativas.
Además de hacerse con la victoria en un terreno difícil para él, su coalición logró 16 de 18 senadurías de mayoría, siendo Nuevo León el único estado norteño en el que no obtuvieron al menos un representante para la Cámara alta.
El doctor Nicolás Loza, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, explica para Reporte índigo el peso de haber revertido esta tendencia en 2018 y los resultados positivos que, de acuerdo a encuestas, Morena refrendaría en los estados del norte. Con excepción, otra vez, de Nuevo León, donde el partido logró seis de las 12 diputaciones federales para la LXIV Legislatura, pero para la conformación de la próxima apenas rescataría dos.
“En general, la izquierda electoral ha tenido dos problemas. Uno ha sido que tiene una distribución del voto muy desigual, siempre ha tenido concentración de voto en algunas regiones, particularmente, y por otro lado, una característica de esa desigual distribución del voto ha sido la muy baja penetración en el norte del país.
“Fue efectivamente la elección del 2018 la que marcó un quiebre en esa irregularidad, la modifica”, dice el doctor en Ciencias Sociales por el Colmex.
Los mismos protagonistas de esas victorias por el Senado buscan mantener el “efecto AMLO” y ampliarlo a las gubernaturas.
El primero es Jaime Bonilla, quien puso fin a los 30 años de dominio del PAN en Baja California. Si bien su gobierno solo duró dos años por la mencionada reforma, las encuestas dan como favorita para relevarlo a Marina del Pilar Ávila, quien en 2019 participó en la oleada de Morena y ganó la alcaldía de Mexicali.
Por su parte, Víctor Castro en Baja California Sur, Rubén Rocha en Sinaloa y hasta el exsecretario Alfonso Durazo en Sonora, fueron electos senadores y hoy aspiran a una gubernatura.
Mientras en Chihuahua, con Juan Carlos Loera, y Nuevo León, con la exalcaldesa priista Clara Luz Flores, se apostó por nuevos perfiles. Salvo Castro y Flores, todos los abanderados de Morena van a la cabeza en las encuestas, o bien, compiten de manera cerrada por el primer lugar.
A este avance por parte del partido guinda se suma el que ha tenido a nivel local. En 2018, el partido oficial también se hizo con la mayoría en los congresos de Sinaloa, Sonora, Durango y Baja California Sur, sumando al año siguiente el de Baja California.
En tanto que el PAN apenas logró mayorías en los de Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas. Estas ocho legislaturas también se renovarán el 6 de junio.
El profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Baja California, Luis Carlos López Ulloa, analiza en entrevista con Reporte Índigo el avance que ha presentado Morena en la franja norte del país. Destacando el peso que ha tenido el discurso del partido oficial en contraste con los resultados de los últimos gobernadores de las hoy fuerzas de oposición.
“Aquí todavía la opinión pública tiene peso, a pesar de los resultados con los alcaldes y el gobernador de Morena. Todavía pesa mucho esta narrativa de ‘vamos a combatir al PRIAN’, ‘no vamos a permitir que regresen los gobiernos del PRIAN’ y toda esta cuestión que, pareciera, con el electorado de Baja California está funcionando”, opina.
Respecto al caso particular del estado, explica que “la elección del 2019 es un poco resultado de la de 2018, de la alternancia. En el 2019, esa intención de cambio de los electores se confirmó, sobre todo porque el último gobierno panista, el del gobernador Francisco Vega de la Madrid, fue una muy mala administración. Si pusiéramos cuadro a cuadro a los gobernadores panistas de Baja California, el peor evaluado es él”.
Si bien Morena consiguió su primera gubernatura norteña en 2019, ese año el PAN también obtuvo triunfos electorales. Logró 21 de los 22 diputados uninominales del Congreso de Tamaulipas, así como 18 de los 39 ayuntamientos de Durango, 16 de ellos en alianza con el PRD.
Por su parte, el PRI sumó otros 16 y, en 2020, se llevó el carro completo en el Congreso de Coahuila al ganar en sus 16 distritos. Sin embargo, los Ejecutivos estatales de estas entidades no están en juego este año.