Estados Unidos, un país con abundantes vacunas, enfrenta el peligro de la variante delta: en las últimas dos semanas, las hospitalizaciones por covid han aumentado un 22 por ciento y las muertes el 5 por ciento. Pero el impacto no es generalizado: se concentra en los lugares con menores tasas de inoculación.
“Que delta haya llegado y lo haya hecho tan bien, tan rápido, en esas zonas no vacunadas del país me sugiere que la mayor parte de su ventaja proviene de esta transmisibilidad mejorada”, dijo Bill Hanage, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
Pero hay que conservar la calma. Ayer, nuestro colega David Leonhardt observaba que hasta ahora los científicos han señalado que la variante delta es más contagiosa pero no se ha encontrado evidencia de que sea más grave. La distinción es sutil pero importante. Aquí, un fragmento de lo que apuntaba Leonhardt en el boletín diario The Morning:
“Es fácil confundir estos dos conceptos distintos cuando se empieza a propagar una variante, como la delta. Si la variante es más contagiosa, a menudo da la impresión de ser también más severa porque el aumento de casos conlleva a un aumento en la cantidad bruta de hospitalizaciones y muertes, según me explicó el doctor Robert Wachter de la Universidad de California en San Francisco”.