San José. – Si los países de América Latina y el Caribe están acorralados en la peor emergencia sanitaria en 100 años y deben concentrarse en resolver con urgencia sus profundas dificultades internas, como el descontento social y la reactivación económica, ¿tendrán voluntad política de complacer a México e involucrarse en la aventura diplomática de desmantelar a la Organización de Estados Americanos (OEA)?
Con una agenda ligada a combatir al coronavirus, reforzar la integración, actuar ante desastres naturales, enfrentar al cambio climático o participar en los viajes a la Luna y a Marte, la VI Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se realizará este sábado en México para tratar un asunto sensible: una iniciativa política mexicana de desaparecer a la OEA.
La propuesta fue anunciada el 28 de agosto anterior por el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, en una cita con dirigentes del oficialismo mexicano.
Ebrard planteó ese día: “Adiós OEA en su sentido intervencionista, injerencista y hegemonista y que venga otra organización que construyamos políticamente en acuerdo con Estados Unidos”.
Entre los 32 países de la Celac, Cuba, Venezuela, Argentina, Nicaragua y Bolivia son los únicos que, al menos en público, están fuertemente enfrentados a la OEA y respaldan el plan mexicano. Brasil se salió de ese organismo en enero de 2020.
La OEA expulsó en 1962 a Cuba por adherirse al marxismo—leninismo al alinearse como país satélite de la Unión Soviética y del bloque comunista de Europa del Este y como ideología incompatible con el sistema interamericano. Las sanciones a Cuba fueron levantadas en 2009, pero La Habana rechazó reinsertarse e insistió en catalogar a la OEA como “ministerio de colonias” al servicio de Washington.
Aunque esta semana se reveló extraoficialmente en México que Costa Rica, Ecuador y Uruguay se sumarán en la cita de la Celac en la capital mexicana a otras naciones y anunciarán su abandono de la OEA, ninguna fuente oficial en San José, Quito y Montevideo confirmó esa maniobra diplomática.
El pronóstico es que la Celac, creada en 2010 en México sin EU como bloque autónomo e independiente de Washington y de independencia y soberanía de los 33, abrirá un debate sobre la OEA como asunto de segundo rango.
El trabajo principal de América Latina y el Caribe seguirá enfocado a una meta crucial prioritaria: atacar la pandemia del Covid-19 y lograr la reactivación económica frente al aumento del disgusto de millones de latinoamericanos y caribeños con sus gobernantes.
Ebrard confirmó el martes pasado la asistencia de 17 jefes de Estado y de Gobierno: Argentina, Barbados, Belice, Bolivia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, Guatemala, Guyana, Honduras, Paraguay, Perú, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Uruguay y México.
Colombia, Venezuela, Antigua y Barbuda, Chile, El Salvador, Granada, Haití, Jamaica, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y Trinidad y Tobago se harán representar con vicepresidentes o cancilleres, precisó.
Costa Rica firme
A consulta de EL UNIVERSAL, la cancillería de Costa Rica ratificó su apoyo a la OEA y desmintió que pretenda desconocerla. Al presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, le quedan menos de ocho meses en el cargo en un país clave para el organismo continental como sede de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Costa Rica “sumará esfuerzos para contribuir a resolver los retos que enfrenta la OEA, y reafirma su compromiso con su fortalecimiento y con su consolidación”, informó la cancillería costarricense a un cuestionamiento específico de este diario acerca de si estaría de acuerdo o no con desaparecer al foro hemisférico.
“Costa Rica reconoce y valora los aportes” de la OEA desde su creación en 1948 para promover y facilitar el “diálogo político” y la cooperación en la zona en asuntos “tan relevantes como la defensa y promoción de los derechos humanos y la democracia, pilares de la política exterior costarricense”, añadió.
La OEA otorgó a América Latina y el Caribe “herramientas y estructuras” para impulsar y consolidar labores en inclusión social, educación, salud, género, combate a la discriminación, racismo, xenofobia, seguridad hemisférica, combate a la corrupción y narcotráfico, subrayó.
A una pregunta de este periódico sobre si aprueba o rechaza la sugerencia de México de desaparecer a la OEA, la cancillería guatemalteca contestó que Guatemala “reafirma su convicción con los propósitos y principios” de la carta fundadora del organismo.
La OEA permite “defender la soberanía e integridad territorial y la independencia” de los países americanos, por lo que Guatemala “valora” su “papel histórico” y “confía en su labor” para definir mecanismos, políticas, acciones y mandatos y “reforzar los pilares democráticos, de soberanía y autodeterminación sobre los que se funda la OEA”, ratificó.
El periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), apoyó ayer la proposición de México de reformar o sustituir a la OEA y anticipó que, “sea cual sea el destino” de ese proyecto en la Celac, “será una cumbre prometedora, porque varios países abogarán por la eliminación de una organización tan lacaya de EU, como muestra clara de la unidad de la región y de la lucha contra la injerencia”.
Granma argumentó que con el diplomático uruguayo Luis Almagro como secretario general de la OEA, esa instancia “ha sido sumamente criticada por no responder a su objetivo de afianzar la paz y la seguridad del continente, y sí cumplir al pie de la letra lo que dicta Washington”.
Cuba coincidió con el incesante ataque de México a Almagro desde 2019 y con embestidas similares de Argentina, Bolivia, Venezuela y Nicaragua. Por sus agudas crisis políticas, socioeconómicas e institucionales internas, los regímenes de Nicaragua y Venezuela fueron señalados por la OEA de cometer crímenes de lesa humanidad al reprimir a sus opositores.