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EL SOL DE CUERNAVACA: A cuatro años del dolor que nos cambió

El peor recuerdo del sismo de 2017 son las familias que aún no recuperan su hogar

El terremoto del 19 de septiembre de 2017 provocó daños materiales, decesos y el sufrimiento de cientos de personas, pero también sacó la solidaridad de los mexicanos que se volcaron a la zona cero para ayudar en las labores de retiro de escombros, asistir a los heridos y llevar comida a los voluntarios en esas labores.

Han pasado cuatro años de aquel fatídico día que cambió la vida de los morelenses para siempre.

A las 13:14 horas el Servicio Sismológico Nacional (SSN) reportó un sismo con magnitud 7.1 localizado en el límite estatal entre los estados de Puebla y

Morelos, a 12 kilómetros al sureste de Axochiapan y a 120 kilómetros de la Ciudad de México.

La tierra se cimbró con tal fuerza que el movimiento parecía no tener fin. Desde aquel momento y hasta ahora, la huella del dolor ocasionada por el minuto y medio que duró ese sismo aún sigue presente.

La reconstrucción de las zonas afectadas en Morelos ha sido un proceso que camina aún de manera lenta y que, por ahora, no hay una fecha exacta que nos permita saber en qué momento las viviendas y edificios dañados volverán a estar de pie como antes de las 13:14 horas de aquel 19 de septiembre de 2017.

El presidente de Jojutla, Juan Ángel Flores Bustamante, reconoce en principio que la localidad que hoy le toca gobernar es otra después de aquel sismo.

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