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Aunque suene a cantaleta, apunta Monseñor Ramón Castro Castro, Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, está claro que la codicia es la que lleva a tanta inseguridad, venganzas, criminalidad, deshonestidad de funcionarios públicos y crisis que ya no es local sino mundial.
Eso que habla de un hombre miope espiritualmente hablando, vacío, y el Evangelio de hoy (ayer), Lucas lo menciona y advierte: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes...
Cabe señalar que este domingo el Obispo no hizo su entrada por la puerta principal, sino por la Sacristía, en apariencia por llegar tarde, aunque para los representantes de los medios de comunicación que lo esperaban para la entrevista habitual, fue para evitar las preguntas y cuestionamientos en torno a las reuniones en Catedral entre líderes de organizaciones sociales, quienes se han propuesto quitar del cargo al gobernador Graco Ramírez.
Volviendo al tema de la codicia, el Obispo Castro Castro dijo que esta crisis ha dejado a miles de personas en el paro, a un montón de trabajadores precarios que aún teniendo empleo no llegan a fin de mes, a gente sin casa y familias en la desesperación. Mientras que los mejor situados en el sistema han visto aumentar sus ingresos y la brecha entre ricos y pobres ha aumentado.
De esto nos habla la parábola que se nos propone en este domingo y que sin duda goza de una gran actualidad, apuntó. Demasiados piensan que lo mejor es almacenar, especular, llenar las arcas, los graneros, asegurar su vida para muchos años, aunque eso implique fastidiar la de otros. Lo importante es descansar, comer, beber, banquetear, disfrutar, aparentar. El dios dinero: "no podéis servir a Dios y al dinero", se ha convertido en nuestra nueva religión, todos estamos tocados por un ambiente que nos recuerda que si no tienes, no eres, estás al margen, descartado, invisible.
La primera lectura del Eclesiastés nos proclama: "¡Vanidad de vanidades; todo es vanidad!", y Jesús nos dice: "Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?". Somos con frecuencia necios y vanidosos, preferimos no pensar que lo que tenemos no nos garantiza saber si vamos a estar vivos mañana. "Que me quiten lo bailado", decimos, seguimos con el ansia de acumular, todo es poco para sentirnos satisfechos, necesitamos más productividad, más bienestar, más consumo.