En lo que ha sido la peor semana para WhatsApp, Instagram y Facebook, quedó evidenciada la dependencia de las personas al uso de estas redes sociales y el monopolio que constituyen, motivo por el cual su dueño se encuentra en la mira mundial y en medio de la lucha de diversos países por regular el uso de estas plataformas
El 4 de octubre sucedió lo impensable para millones de personas en todo el planeta, durante horas Facebook, Instagram y WhatsApp se convirtieron en un mecanismo obsoleto de comunicación, las plataformas se fueron a la era oscura previa al internet y se quedaron en el plano de la desconexión digital.
Hasta la fecha, nadie sabe a ciencia cierta qué pasó ese lunes negro, y nadie se atreve a especular en torno a si fue un ataque informático, un error al interior de las apps, o incluso una llamada de atención por filtraciones, el día anterior, de la informante Frances Haugen, quien en el programa 60 minutos, reveló cómo es que a Facebook le importan más las jugosas ganancias de anuncios en la red social que las personas al interior de la misma.
Solamente por este llamado “Blackout”, el que ha sido la caída más notoria de sus redes sociales en toda su historia, se estimó que las pérdidas de Zuckerberg ascendieron a los 6 mil millones de dólares
Ante este escenario catastrófico, el desarrollador y co-fundador de la red social con más usuarios en el mundo, Mark Zuckerberg, parece ser ahora el enemigo número uno de la ciudadanía global y de los gobiernos internacionales.
WhatsApp, Instagram y Facebook, han estado bajo el escrutinio de las legislaciones estadounidenses en el último año, y cada vez más las políticas de estas empresas, han vulnerado la privacidad de sus usuarios, al grado que Zuckerberg buscaba instaurar una versión de la aplicación fotográfica que fuera dirigida al público infantil, y el software de mensajería tuvo un episodio controversial a principios del 2021, cuando quiso minar datos sensibles de las personas.
Después de la caída del lunes, de las filtraciones del domingo y la declaratoria formal de Haugen ante el Congreso de la Unión Americana, Zuckerberg utilizó su red social emblema para publicar una carta extensa en donde dice que “muchas de las afirmaciones carecen de sentido”, y busca poner la balanza hacia su lado.
“Creo que la intención de no morir a toda costa, no lo está salvando, creo que además el estar copiando tantos servicios para hacerse de ellos, al final de cuentas no puede evitar que estas nuevas apps superen a Facebook, y yo creo que va a ser una caída lenta pero estrepitosa, y se le juntó todo, la caída de acciones, el tema de las filtraciones y sobre todo el que está privilegiando el discurso de odio para no perder visitas”, indica Alberto Escorcia, especialista en redes sociales.
Reporte Índigo conversó además con Chris Vickery, analista en ciberseguridad independiente en Estados Unidos, quien nunca ha tenido WhatsApp, ni Facebook y considera que Zuckerberg tal vez no es la mente maestra detrás de todas las decisiones al interior de las apps de las que él es dueño, pero claramente tiene una responsabilidad que cae en el monopolio.
“Tiene un comportamiento anticompetitivo al haber comprado WhatsApp e Instagram, eso es un clásico ejemplo de lo que hace un monopolio, usan su riqueza para comprar a la competencia y orillar al mercado a usar sus sistemas de mensajes a través de las redes sociales y ellos se excusan diciendo que existe Twitter, pero vamos, nadie hace lo que está haciendo Facebook a esa escala”, describe el experto desde Santa Rosa, California.
En Estados Unidos y Europa, la regulación de las redes sociales es un tema que ya se encuentra en los parlamentos y congresos para tener políticas que no perjudiquen a los internautas o al gobierno; en México esto es un tema olvidado y con lo ocurrido el 4 de octubre, ningún político del país se ha pronunciado al respecto, asevera Escorcia.
“Lamentablemente, siendo un país que utiliza tanto las redes sociales, ninguna administración desde que se utilizan estas plataformas, pasando por Calderón, Peña Nieto y ahora López Obrador, se ha molestado en regular la cantidad de datos que utilizan de nosotros y es algo que tienen que voltear a ver después del apagón”, comenta el también activista cibernético mexicano.
Antecedente de regular Facebook y redes con tintes de censura
En plena crisis sanitaria, el 29 de enero de 2021, el senador Ricardo Monreal lanzó una iniciativa para modificar la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) y dar atribuciones al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para que el organismo autónomo vigilara las redes sociales bajo el pretexto de que “la protección de la libertad de expresión debe ser delimitada por el Estado, sólo cuando sea estrictamente necesario”, según manifestó en su propuesta de proyecto de decreto.
Ante la amenaza de que esta propuesta atentara contra la libertad de expresión, organismos como Artículo 19 se pronunciaron en contra y fue rechazada por completo, sin embargo, con el reciente episodio de Zuckerberg y su monopolio, Escorcia cree que hay que buscar una legislación de internet pero sin que llegue a la censura.
“Yo creo que sí se deben regular las redes, sobre todo en cómo se usan los datos, pero no en el tema de libertad de expresión”, comenta el director del medio digital loquesigue.tv.
Lo que observa Escorcia como marco legislable, es que las autoridades indaguen de dónde provienen los fondos que financian campañas y redes de propaganda política o de dónde provienen los recursos de las noticias falsas y la manipulación de cambio de narrativas.
“Las plataformas sí tienen que presentar un informe de cómo se financia y cómo se contrata todo eso, algo que le están pidiendo a Facebook en Estados Unidos, pero en eso no se centraba la iniciativa de Monreal, entonces sí se tiene que transparentar cómo es que hacen dinero con nosotros, qué tantos datos tienen y cómo los usan”, subraya.