Crónica de una farsa anunciada
Hoy los corrillos y merenderos políticos e incluso avezados columnistas en Morelos, dan cuenta entre sorprendidos y divertidos de la temeridad del cuautlense Rodolfo Archundia Franco por proclamarse bajo el amparo de la silla del águila en sucesor de Cuauhtémoc Blanco Bravo, pretensión que lo puede llevar a ser rey, pero de Atlacholoaya, toda vez que el gobierno del estado ha iniciado acciones penales en su contra bajo la acusación de pretender desestabilizar la gobernabilidad de la entidad.
Usted recordará amable lector, que Kronos Magazine, fue el primer medio en detectar y alertar sobre los mesiánicos anhelos del Ingeniero Archundia también conocido como “El Mecapalero”. Su perfil es más bien histriónico que carismático, y pretende ocultar su limitada capacidad y preparación, bajo la máscara de ser ungido por el presidente de la república, uno de sus hijos, y el sub secretario de SEGOB Alejandro Encinas, manifiesta que prueba de ello es la escolta armada hasta los dientes de militares en retiro y camionetas blindadas que la han proporcionado para desplazarse en su campaña a lo largo y ancho de Morelos.
La cereza en el pastel es el discurso de pastor cristiano y las incontables alusiones a pasajes del antiguo y nuevo testamento con los que incluso refuerza que su llegada al Palacio de Gobierno tiene un halo divino.
Lo anterior no pasaría de ser un episodio cómico, más pro pio de una comedia ranchera o una parodia en las extintas carpas de los rumbos de Nonoalco en la Ciudad de México a mediados del siglo pasado a no ser que algunas de las acciones del señor Ingeniero Rodolfo Archundia Franco pueden ser salvo apreciación involuntaria de nuestra parte constitutivas de delito y base sólida para la querella que ha interpuesto en su contra la consejería jurídica del gobierno del estado de Morelos.
En concreto nos referimos a usar el nombre del presidente de la república, de uno de sus hijos o de algún alto funciona rio federal, eso siempre ha sido delicado en México, bajo cual quier régimen, pero actualmente en tiempos de la 4T definitivamente no es cosa menor.
Adicionalmente, también es muy delicado rodearse o alardear de hacerlo con una escolta militar, aun en retiro, “comisionada” para proteger al flamante candidato en sus recorridos proselitistas, eso puede llevar al Ingeniero Archundia a ser por ejemplo relacionado con deli tos previstos en la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. Otro frente abierto y también sensible es el que ya ha sido ampliamente divulgado en redes sociales y es del dominio público:
El Ingeniero Archundia de tiempo atrás ha venido defraudando a incontables personas, al pedirles anticipos en efectivo primero para asegurarles beneficios económicos y programas sociales y segundo para posiciones en su gabinete legal y ampliado cuando en unos días o semanas según él, proteste en la nueva sede del Congreso del Estado como Gobernador de Morelos.
Finalmente “lo último pero no menos importante” como reza el popular dicho sajón, es la pericia o astucia que ha desarrollado el Ingeniero Archundia Franco para embaucar a distintos personajes de prosapia en la política morelense como los son el Contador Humberto Castillo Pombo, experto en temas de agua y ex regidor de la comuna capitalina, un “lobazo de mar ” que se presenta como el hombre duro del gabinete de Archundia y futuro secretario de hacienda, también la designada secretaria de la mujer Zugeyli Cabrera Flores, antigua asistente de Marisela Sánchez Cortés, ahora muy cercana a Rodrigo Gayos so y eterna suspirante para la alcaldía de Tlaltizapan, pero lo más asombroso es el caballo de Troya que representa el trascendido de que la Directora de Relaciones Públicas de la Oficina de la Gubernatura Alejandra Obregón Barajas y su asistente la señorita Nora, piden a acto res locales, apoyar la campaña del Ingeniero Archundia.
Todo lo anterior puede ser un polvorín que le estalle al denominado “Mecapalero” quien sin duda ya logró ser conocido en su estado natal, y a quien le debe quedar una profunda y firme lección: no es delito aspirar, pero si es delito cómo se suspira.