Ricardo Monreal Ávila, uno de los personajes más influyentes en el Senado y líder de la bancada del partido oficialista Morena, logró que la Cámara alta desembolsara 2,8 millones de pesos (unos 134.400 dólares) en menos de tres meses para imprimir 9.000 ejemplares de dos libros de su autoría. Estos gastos se dieron pese a que existe un acuerdo de austeridad desde septiembre de 2018, impulsado por el propio legislador, que busca que el gasto público se reduzca a lo “estrictamente necesario”, eliminando compras superfluas y lujos innecesarios.
La austeridad ha sido uno de los ejes centrales de la llamada Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador. Una de sus primeras medidas fue establecer un tope salarial a la alta burocracia para que nadie ganara más que él. Posteriormente, el Congreso aprobó la llamada ley de austeridad republicana, que establecía una serie de acciones de ahorro en el gasto público, como prohibir la compra de vehículos de lujo y eliminar bonos, estímulos y otras percepciones extraordinarias en el salario de los funcionarios.
En esa misma sintonía, el pleno de la Cámara alta, al entrar en funciones en 2018, aprobó por unanimidad un acuerdo con el que los legisladores prometían reducir su gasto en cuatro rubros: recursos humanos, materiales y económicos, así como trabajo legislativo. Pero, con el paso de los meses, las medidas establecidas en el acuerdo comenzaron a relajarse. En abril de 2021, a petición de la Secretaría Técnica del Grupo Parlamentario de Morena, se firmó un contrato para imprimir 3.000 ejemplares de la obra denominada Las grandes reformas para el cambio de régimen. A dos años de trabajos legislativos. El costo que erogó el Legislativo fue de 950.000 pesos. Posteriormente, el 21 de julio, se firmó otro contrato para imprimir otros 3.000 ejemplares del mismo libro por un costo un poco mayor, 1,2 millones de pesos, de acuerdo con los informes de contrataciones publicados por el Senado en su portal de transparencia.
El libro, según explicó el propio Monreal durante una de las presentaciones, consta de dos tomos que explican los cambios al marco jurídico que se aprobaron en los primeros años de la legislatura y lo que representan para el cambio de régimen y la transformación de las instituciones. “La presente obra recoge el legado de la LXIV (64) Legislatura, cuyo quehacer se ha caracterizado por contar con un estilo opuesto al de gobiernos anteriores, ya que es austero, sobrio, honesto, incansable, conciliador”, dice la descripción de la obra.
El tercer contrato con la distribuidora de libros Miguel Ángel Porrúa SA de CV se firmó a petición de la Coordinación Técnica de la Secretaría General de Servicios Administrativos del Senado, que solicitó pagar 650.760 pesos por la impresión de 3.000 ejemplares de la obra Inversión y Comercio para la región América del Norte: Los beneficios del T-MEC, también de la autoría de Monreal. En el anexo del contrato se establecía que los libros se entregarían en las oficinas de la Junta de Coordinación Política, el órgano que preside el senador de Morena y él mismo que autorizó las adquisiciones, según confirmó el Senado. Para Issa Luna Pla, académica del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, estas compras debieron ajustarse al acuerdo de austeridad y a lo que establece el artículo 134 constitucional, que obliga al Senado a administrar los recursos con eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez.
De todos modos, la investigadora sostiene que las medidas de austeridad no resolverán el problema de fondo sobre el gasto en el Legislativo, ya que un simple acuerdo no cambia de fondo un diseño institucional trazado para garantizar los privilegios internos: “Estos mecanismos que son de un orden jurídico muy volátil les permiten tener a ellos amplísima discrecionalidad para decir qué se puede considerar como gasto superfluo y qué no”, dijo Luna Pla.
Las palabras de Monreal
Ricardo Monreal Ávila es un avezado parlamentario que ha sido uno de los operadores políticos más cercanos al presidente López Obrador. Originario de Zacatecas, donde fue gobernador, cuenta con una amplia trayectoria marcada por claroscuros. Ha sido diputado federal en tres ocasiones y esta es la tercera vez que ocupa un escaño en el Senado. Desde ahí se ha posicionado como el hombre fuerte del presidente y se ha encargado de sacar contra viento y marea reformas e iniciativas, algunas polémicas, que buscan darle forma a la llamada Cuarta Transformación. Pese a la cercanía con el mandatario, con quien se reúne habitualmente, el senador ha asegurado que no es su subordinado.
En una entrevista reciente con EL PAÍS se mostraba optimista en la que será su batalla más ardua: conseguir la candidatura de Morena para contender por la presidencia de la república en 2024. “Voy a ganar la interna, que es la más difícil, y después la nacional”, aseguró. Mientras eso sucede, el hombre más poderoso del Senado continúa escribiendo y repartiendo libros, y logrando que el Senado pague por algunos de ellos. “Escribir siempre ha sido para mí una válvula de escape, una manera de desconectarme del estrés cotidiano y de aprender sobre los temas que considero importantes para el hacer político”, ha dicho el legislador sobre su faceta como autor prolífico: con 61 años de edad ya lleva publicados más de 30 libros.
Monreal, quien lidera la Junta de Coordinación Política —el órgano de gobierno donde se acuerdan las decisiones políticas más importantes dentro del legislativo— fue uno de los impulsores del acuerdo de austeridad lanzado en septiembre de 2018 por los legisladores. El acuerdo publicado en la gaceta del Senado obligaba a reducir, entre otros rubros, el gasto en gasolina, telefonía celular, servicios médicos mayores, vales de despensa y mantenimiento de vehículos. También se proyectaba ejercer un menor gasto en comunicación social, tecnologías de la información, eventos, publicaciones y asesorías. En abril de 2020, durante los peores meses de la crisis sanitaria causada por la pandemia, Monreal planteó a sus compañeros senadores implementar un plan extraordinario de austeridad —adicional al que ya se contaba— para lograr ahorros destinados a enfrentar los estragos de la pandemia. Una de las medidas que propuso entonces, además de reducciones de sueldos y la suspensión de foros y viajes internacionales, era contar con lo mínimo indispensable de materiales para el Senado.
Sin embargo, al siguiente año, las medidas de ahorro del Senado se relajaron. La Cámara alta comenzó a contratar cursos de inglés para sus funcionarios, servicios de monitoreo en redes sociales, asesorías y hasta costeó la producción de series. También firmó tres contratos para imprimir los libros de Monreal. Consultado sobre la compra de los libros, el Senado, a través de la Coordinación de Comunicación Social, negó que esta adquisición vaya en contra del acuerdo de austeridad y resaltó que la importancia de las publicaciones radica en dar a conocer las reformas legislativas más trascendentes realizadas por la 64 Legislatura, así como los beneficios económicos que tendrá en el país la suscripción del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá. “Se transparenta el trabajo legislativo que ha realizado el Senado en los primeros tres años, tanto en lo que concierne a reformas legales, como en la ratificación de acuerdos internacionales suscritos por México”, respondieron, ante la pregunta sobre cómo se justifican estas compras. El órgano informó además que los libros se han distribuido, principalmente, entre legisladores, funcionarios públicos, personal académico y estudiantes. Para este reportaje se intentó contactar en reiteradas oportunidades a Ricardo Monreal a través de su personal cercano, pero no hubo respuesta a las preguntas enviadas por el periódico.
Los congresos en México funcionan por la vía del control político y económico que ejerce la mesa directiva y la comisión de Administración, explica la académica Issa Luna Pla —investigadora en derecho a la información, transparencia legislativa y corrupción—, y esto garantiza que dentro de la cámara se institucionalicen privilegios hacia ciertos legisladores. “Esto quiere decir que quien administra la mesa directiva administra el botín”, reitera.