Baja California Sur tiene la mayor tasa de contagios activos de covid en el país, al tiempo que tres turistas que regresaron de Cancún fueron los primeros casos de ómicron en Paraguay
Mayor ocupación hotelera y más contagios de coronavirus. Ese es el problema que enfrenta Baja California Sur en plena temporada navideña. El Estado, que agrupa destinos turísticos mundialmente conocidos como Los Cabos, sufre el peor repunte de casos desde el verano y ya es la zona con la mayor tasa de contagios activos de México: con 197 casos por cada 100.000 habitantes, más de 13 veces por encima de la tasa nacional. En términos absolutos, ocupa también el tercer sitio del país en el número de personas enfermas de covid en las últimas dos semanas, solo detrás de la capital y la vecina Baja California, la frontera más concurrida con Estados Unidos.
Mientras las autoridades llaman a la calma ante el repunte de la pandemia en el mundo, los picos epidémicos que se asoman ponen una vez más en la mira la política de puertas abiertas de México y sus implicaciones para la población local. “Implica un riesgo porque justamente estamos dejando la puerta abierta al virus”, señala Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM.
“Los hoteles en Los Cabos están llenos y hay más contagios”, resumió esta semana el gobernador, Víctor Castro. El foco está puesto en la llegada de turistas de Estados Unidos, donde ya se refleja el impacto de ómicron. El destino tiene una ocupación cercana al 80%, unos 34.000 huéspedes que ocupan una habitación de hotel cada día, según datos del sector privado. Y la prensa local da cuenta de largas filas para hacerse pruebas contra el covid tras las fiestas navideñas.
Pese a todo, México apenas registra en sus conteos oficiales solo 43 casos de la nueva versión del virus en todo el país. Se trata apenas de una muestra de los “cientos o miles de casos” que ya circulan en territorio mexicano, apunta Sánchez, que pertenece al Consorcio Mexicano de Vigilancia Genómica, una de las instancias que encabezan el rastreo de las variantes en el país.
Para muestra, las autoridades sanitarias de Paraguay anunciaron el lunes que detectaron los primeros casos de ómicron en su país: tres turistas que volvían de Cancún. “Son jóvenes con promedio de edad de 18 años y los tres cuentan con vacunación”, dijo Sandra Irala, a la cabeza de la gestión de la pandemia en el país sudamericano. La semana anterior, las noticias llegaron desde Brasil: 14 jóvenes que llegaron del Caribe mexicano dieron positivo a ómicron. El Gobierno de Quintana Roo, sin embargo, dijo en un comunicado publicado el pasado 23 de diciembre que no había casos de la nueva variante en los conteos oficiales del Estado. Quintana Roo es la sexta entidad con la tasa más alta de personas enfermas de covid en las últimas dos semanas de todo el país.
Sánchez explica que desde que se toma una prueba PCR positiva hasta que se detecta que se trata de ómicron y se reporta por las autoridades pueden pasar entre dos semanas y un mes. Los tiempos son similares en el resto de países, matiza. La pandemia ha puesto de manifiesto que existe un retraso entre los datos presentados por el Gobierno y lo que pasa en el terreno, las estadísticas oficiales son fotografías justamente de hace más o menos dos semanas. Si se considera ese rezago será a mediados de enero cuando se refleje el impacto de los festejos decembrinos en la pandemia en México. Para finales de mes, ómicron será la variante predominante en el país, según los cálculos de Sánchez.
Desde el inicio de la epidemia, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha defendido un enfoque menos restrictivo en la gestión de la pandemia y se han descartado medidas drásticas de confinamiento o la obligatoriedad del cubrebocas y la vacunación. La disyuntiva ha sido siempre entre la crisis económica y la crisis sanitaria. El turismo, la tercera fuente de ingresos del país, no ha sido la excepción.
Sánchez afirma que las autoridades no han encontrado el punto medio entre las medidas más drásticas y las políticas de puertas abiertas que mantiene México: sin controles a la entrada, sin solicitud de pruebas a viajeros internacionales y con escaso seguimiento de casos. Es justamente ahí donde está ese equilibrio: establecer un cerco sanitario no implica cierre de fronteras y no tenerlo se traduce en una mayor importación de casos desde el extranjero. “De todas formas, no parece que hacerlo esté en los planes del Gobierno”, comenta el investigador, “quizá no lo hacen para no perder el turismo”.
Esta semana, las autoridades sanitarias dieron luz verde a recibir cruceros que tengan como destino los puertos mexicanos, incluso si hay pasajeros con síntomas de covid. “Las personas asintomáticas o con un cuadro leve se mantendrán en cuarentena preventiva, y aquellas que presenten síntomas de gravedad serán atendidas en los hospitales de las ciudades en las que se encuentren”, se lee en un comunicado.
“Con frecuencia se sobrestima la participación de la variante ómicron”, dijo este martes el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, aunque matizó que es muy probable ver una cuarta ola de contagios. “¿Qué podemos ver si se presentara esa cuarta ola a expensas de ómicron? Podríamos ver una gran cantidad de casos, pero una proporción mucho menor de hospitalizaciones de lo que hemos tenido en las olas previas, principalmente por el efecto de la vacunación”, agregó. Fue justamente en Estados como Quintana Roo y Baja California Sur donde se registró una escalada de casos en las semanas previas a la llamada tercera ola de contagios, en el verano pasado.
Si México mantiene medidas de protección básicas y logra que los contagios por ómicron no se disparen de golpe, lo más probable es que se evite un colapso del sistema de salud durante la cuarta ola, coinciden los especialistas. Los disensos y las preocupaciones están en los sectores que aún se han vacunado, que no han podido recibir un refuerzo o que de plano están fuera de la estrategia de vacunación, como los menores de 15 años. México se ha quedado atrás respecto de otros países latinoamericanos y solo ha aplicado 9,2 millones de dosis de refuerzo de una población adulta que supera los 89 millones. Mientras el país se mantiene predominantemente pintado de verde en el semáforo epidemiológico, reporta solo unas decenas de casos de ómicron y presume de cifras a la baja en hospitalizaciones, el impacto de ómicron está por verse en los próximos días.