Ningún gobierno de Cuernavaca había sido tan repudiado de forma abierta por el sector empresarial antes de concluir como el que encabezó Antonio Villalobos Adán.
En la recta final, el sector organizado afirmó que el ex edil mostró una clara falta de capacidad para cumplir sus obligaciones y lo acusó directamente de haber iniciado una campaña de extorsión a través de los empleados del área de inspecciones.
En una aparente venganza, Villalobos Adán autorizó un tianguis callejero que sitió el zócalo de la capital durante los últimos días de su gestión y los primeros de la actual, generando una fuerte afectación a la actividad comercial formal del primer cuadro y el mayor deterioro a la imagen urbana de la llamada “Ciudad de la Eterna Primavera”.
El aspecto negativo que dicho mercado, mal llamado “Tianguis Navideño”, dio al Centro Histórico, solo puede compararse con el que provocó la crisis de la basura que acompañó el cierre de la administración que encabezó el panista Adrián Rivera Pérez, cuando el servicio de recolección fue suspendido en su totalidad y la ciudad se inundó de montañas de basura y del fétido olor de su descomposición en la vía pública.
El 2de septiembre el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco-Servytur) Cuernavaca, Rodrigo López Laguardia, alertaba sobre la intención de Villalobos Adán de “negociar” la vía pública con comerciantes informales.
“Antes de generar con el comercio informal un acuerdo para que ‘formalizar’ su permanencia en la vía pública, yo creo que el esfuerzo debería ser para que se convierta en comercio formal; ese debería ser el reto”