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EL SOL DE CUERNAVACA: Morelos, un peligro para los activistas

Es el séptimo homicidio de un defensor de causas populares en esta administración

Una voz de justicia, esperanza y lucha fue cobardemente callada este fin de semana. Ana Luisa Garduño Juárez, de 51 años, fue asesinada dentro de su negocio, el bar Apolo XI, ubicado en la calle Álvaro Obregón, esquina con Venustiano Carranza, en el centro del municipio de Temixco.

Se trata del séptimo crimen de un activista en lo que va de la administración de Cuauhtémoc

Blanco Bravo. De acuerdo con información de las autoridades, Ana, quien pasó de ser víctima a una luchadora social tras el asesinato de su hija, en 2012, habría recibido tres disparos de un civil armado que la atacó cuando se encontraba atrás de la caja registradora. Una de las versiones del hecho indica que se trató de una riña entre clientes; otra, que fue un ataque directo.

El responsable logró escapar del lugar y hasta el cierre de esta edición se encontraba prófugo de la justicia, mientras que el caso está siendo atendido por el personal de la Fiscalía General del Estado (FGE), autoridad a la que por años increpó y denunció de no hacer bien su trabajo para esclarecer el feminicidio de su hija, Ana Karen Huicochea Garduño.

Y es que desde aquel miércoles 12 de diciembre de 2012, cuando Eduardo Villalobos Villanueva le habría disparado a su hija en su casa ubicada en el fraccionamiento Burgos, de Temixco, debido a que ella dio por terminada su relación que habían iniciado un año antes, Ana Luisa solamente se dedicó a buscarlo, incluso pagó por su propia investigación para dar con su paradero en el Estado de Jalisco, pero las autoridades de la FGE no actuaron a tiempo y el presunto responsable, de entonces 23 años, logró escapar. Desde entonces no ha sido localizado.

Eso la llevó a una serie de protestas y manifestaciones, pero también a luchar por los derechos de las víctimas de feminicidio y desaparición. Fundó la fundación Ana Karen Vive.

Una voz de justicia, esperanza y lucha fue cobardemente callada este fin de semana. Ana Luisa Garduño Juárez, de 51 años, fue asesinada dentro de su negocio, el bar Apolo XI, ubicado en la calle Álvaro Obregón, esquina con Venustiano Carranza, en el centro del municipio de Temixco.

Se trata del séptimo crimen de un activista en lo que va de la administración de Cuauhtémoc Blanco Bravo.

De acuerdo con información de las autoridades, Ana, quien pasó de ser víctima a una luchadora social tras el asesinato de su hija, en 2012, habría recibido tres disparos de un civil armado que la atacó cuando se encontraba atrás de la caja registradora. Una de las versiones del hecho indica que se trató de una riña entre clientes; otra, que fue un ataque directo.

El responsable logró escapar del lugar y hasta el cierre de esta edición se encontraba prófugo de la justicia, mientras que el caso está siendo atendido por el personal de la Fiscalía General del Estado (FGE), autoridad a la que por años increpó y denunció de no hacer bien su trabajo para esclarecer el feminicidio de su hija, Ana Karen Huicochea Garduño.

Y es que desde aquel miércoles 12 de diciembre de 2012, cuando Eduardo Villalobos Villanueva le habría disparado a su hija en su casa ubicada en el fraccionamiento Burgos, de Temixco, debido a que ella dio por terminada su relación que habían iniciado un año antes, Ana Luisa solamente se dedicó a buscarlo, incluso pagó por su propia investigación para dar con su paradero en el Estado de Jalisco, pero las autoridades de la FGE no actuaron a tiempo y el presunto responsable, de entonces 23 años, logró escapar. Desde entonces no ha sido localizado.

Eso la llevó a una serie de protestas y manifestaciones, pero también a luchar por los derechos de las víctimas de feminicidio y desaparición. En silencio, lejos de los reflectores, fundó su propia organización que nombró “Ana Karen Vive”. Pero además se especializó en la carrera de Derecho para brindar el acompañamiento que las víctimas o familiares de feminicidio o desaparición necesitan para encontrar a sus seres queridos o hallar justicia.

Ana Luisa participó activamente en la exhumación de cuerpos de la fosas clandestinas en el panteón de Tres Cruces, del poblado de Tetelcingo, en Cuautla. Dio seguimiento al proceso de identificación humana de esas personas y también intervino en la exhumación de las fosas de la misma FGE del panteón ubicado en la colonia Pedro Amaro de Jojutla.

Ella tenía la ideología de no atacar al Gobierno, sino a sus omisiones. “Yo no necesito nada, solamente que se hagan las cosas bien”, solía decir sobre los casos de desaparecidos en Morelos. Participó en innumerables protestas por las víctimas y siguió el proceso de la creación de la ley de víctimas en el Estado de Morelos que dio paso a la creación de la Comisión Estatal de Atención y Reparación de Víctimas (CEARV) en marzo del 2014.

Sus compañeras de lucha, otras mamás y hermanas que han pasado años igual que Ana Luisa buscando justicia y verdad, aseguraron estar devastadas con su crimen y pidieron tiempo para volver a alzar la voz, ahora no solamente por los suyos sino por Garduño Juárez quien en más de una ocasión, con palabras fuertes interrumpía al Fiscal Estatal, regionales o Ministerios Públicos para exigir que sin rodeos cumplieran con su único deber, procurar justicia.

Con este asesinato suman ya siete crímenes que se han cometido en la presente administración estatal. El primer caso data del lunes 18 febrero 2019, cuando el observador de derechos humanos Rubén Fajardo fue asesinado en la colonia Cliserio Alanis, de Jiutepec.

Previo a su crimen el luchador social estaba un poco alejado del activismo, pero quienes lo conocieron afirmaron que era una persona que toda su vida se preocupó por el respeto a las garantías individuales.

Días después, el miércoles 20 de febrero de 2019 el integrante del Frente en Defensa del Agua y la Tierra Samir Flores fue asesinado en el poblado de Huazulco, municipio de Temoac.

Samir fue un abierto opositor del proyecto de la Termoeléctrica en el poblado de Huesca en Yecapixtla.

Paul Vizcarra fue encontrado sin vida en la carretera México-cuernavaca el 14

octubre 2019, justo en los límites entre Morelos y la capital del país.

Su crimen habría estado ligado al crimen organizado, pues en el teléfono de Juan Manuel “N”, alias “Barrios” había videos del secuestro de Paul, quien fue premio nacional del medio ambiente y empresario en Cuernavaca.

El martes 24 marzo 2020, el ambientalista Isaac Medrano Avilés fue asesinado en la calle Miguel Hidalgo, en el centro de Jiutepec en la entrada de su casa.

Isaac participó activamente en todos los temas relacionados al medio ambiente en ese municipio y fue uno de los principales defensores del predio “Los Venados”.

El jueves 4 febrero de 2021, otro luchador por el medio ambiente, Rodrigo Morales, fue privado de la vida en la avenida Universidad, en Cuernavaca. Se encontraba comiendo unos esquites cuando fue atacado.

El 7 de septiembre del 2021, José Alejandro García, mejor conocido como “Chepe”, fue asesinado en la colonia Antonio Barona, de Cuernavaca, donde nació y creció. Ese mismo año y los dos anteriores participó en un sinnúmero de protestas por la escasez de agua potable en la Ciudad.

Ana Luisa Garduño fue asesinada la noche de jueves en el municipio de Temixco.

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ACTIVISTAS han sido asesinados en lo que va del sexenio de Cuauhtémoc Blanco Bravo; algunos no han sido esclarecidos

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DISPAROS le quitaron la vida a Ana Luisa la noche del jueves en su negocio ubicado en Temixco

Ana Luisa participó en innumerables protestas por las víctimas y siguió el proceso de la creación de la ley de víctimas en el Estado de Morelos que dio paso a la creación de la Comisión Estatal de Atención y Reparación de Víctimas (CEARV) en marzo del 2014.

“Yo no necesito nada, solamente que se hagan las cosas bien”,

ANA LUISA GARDUÑO,

ACTIVISTA

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Nacional
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