Estados Unidos eleva el nivel de alarma respecto a Ucrania. Las nuevas maniobras militares de Moscú en Bielorrusia han acrecentado el temor a un ataque desde ese flanco y la Administración de Joe Biden ha redoblado este viernes su llamamiento a los ciudadanos estadounidenses que se encuentran en suelo ucranio a que abandonen el país “en las próximas 24-48 horas” porque la crisis puede desbordarse en cualquier momento y no se enviarán tropas para evacuarlos. El secretario de Estado, Antony Blinken, aseguró que el Kremlin podría decidir la invasión de la antigua república soviética “en cualquier momento, incluso durante los Juegos Olímpicos” de Invierno en Pekín, que se celebran hasta el 20 de febrero. También la UE, hasta ahora reacia a enviar una señal de alarma con las evacuaciones, ha endurecido el tono al dar al personal no esencial destacado en Ucrania “la oportunidad de teletrabajar” fuera de ese país. En plena escalada de tensión, Biden y Vladímir Putin hablarán este sábado por teléfono.
El consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, insistió en que no tiene constancia de que el presidente ruso, Vladímir Putin, haya tomado ya una decisión sobre un ataque, pero dejó claro que las circunstancias han cambiado en las últimas horas y que el despliegue de fuerzas rusas ha escalado de tal modo que “hay una posibilidad muy concreta de un ataque en cualquier momento”, incluido “un asalto rápido” a la capital, Kiev. Sullivan hizo esta advertencia desde la Casa Blanca poco después de una teleconferencia organizada por Biden con líderes de la UE y de miembros de la OTAN, que expresaron su preocupación por el refuerzo militar ruso y su deseo por una “solución diplomática”, aunque subrayaron que están listos para sanciones económicas severas si las conversaciones no prosperan.
El mensaje de evacuación urgente constituye una señal muy precisa de alerta después de varias semanas en las que Washington ha ido enfatizando cada vez más el mensaje de que el ataque a la exrepública soviética era, según la información de los servicios de espionaje, cada vez más probable.
Además de Estados Unidos, un nutrido grupo de países pidieron a lo largo del viernes que sus ciudadanos abandonen Ucrania. Se trata de Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Estonia, Letonia, Holanda, Japón y Corea del Sur. La Unión Europea permitirá abandonar Ucrania al personal diplomático no esencial, tras revisar la situación en el país, en plena tensión con Rusia por el despliegue militar en la frontera ucrania. “No estamos evacuando”, aseguró Peter Stano, portavoz de Exteriores de la Comisión Europea, “por el momento, se ha dado al personal no esencial la oportunidad de teletrabajar desde fuera del país”. “Seguimos evaluando la situación a medida que se desarrolla, en consonancia con el deber de atención que tenemos hacia nuestro personal y en estrecha consulta y coordinación con los Estados miembros de la UE”, añadió, según informa desde Bruselas Guillermo Abril. Israel, por otra parte, ha pedido que dejen el país los familiares de los diplomáticos.
Algunas organizaciones internacionales y embajadas en Kiev, como la de Estados Unidos o Países Bajos, preparan ya un punto de emergencia en el oeste de Ucrania, en la ciudad de Lviv, muy cerca de la frontera con Polonia, adonde desplazarían a sus trabajadores en caso de invasión rusa. Mientras tanto, imágenes de satélite muestran que Rusia continúa la concentración de tropas a lo largo de las fronteras con Ucrania y desarrolla maniobras a gran escala con Bielorrusia. A eso ha sumado también la movilización para ejercicios navales en el mar Negro y en el de Azov.
“Hay signos de una escalada rusa. Estamos en un momento en que la invasión puede empezar en cualquier momento”, señaló Blinken, que se encuentra de viaje por Asia. La noche anterior, el presidente lanzó duras advertencias, con el tono más grave utilizado hasta ahora. “Estamos lidiando con uno de los mayores Ejércitos del mundo”, señaló, “las cosas podrían descontrolarse muy rápidamente”, añadió, y apeló a los estadounidenses a “marcharse, marcharse ahora”. “Si los estadounidenses y los rusos empiezan a dispararse unos a otros, es una guerra mundial”, aseguró, “estamos en una situación muy diferente de las que hemos visto en el pasado”.
Sullivan enfatizó este mensaje: “Si ustedes se quedan atrás asumen un riesgo muy grande”, dijo, y advirtió de que “el presidente Biden no va a poner en riesgo la vida de ningún uniformado por ir a rescatar a gente que decidió no marcharse cuando pudo”.
Más soldados de EE UU a Europa del Este
Washington ha recalcado a lo largo de toda la crisis que no piensa enviar tropas a Ucrania, aunque ha redoblado la asistencia económica y militar a este país para poder plantar cara a la presión de Putin, que quiere mantener al país europeo bajo su órbita y que en 2014 anexionó de forma ilegal la península ucrania de Crimea. Estados Unidos sí ha enviado 3.000 soldados adicionales a Polonia, Rumania y Alemania. Y, según informó este viernes Reuters citando fuentes anónimas, planea desplegar otros 3.000 en Polonia en los próximos días.
Hasta ahora, Washington ha señalado que no creía que Putin hubiera decidido invadir Ucrania, aunque sí tenía preparadas sus fuerzas para hacerlo. En las últimas horas se ha incrementado la alerta sobre un posible ataque. También ha insistido en que las opciones de agresión son variadas. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se expresó en este sentido este viernes desde Rumania, donde hizo una visita relámpago como una nueva señal de apoyo. “Existe el riesgo de una invasión a gran escala, pero también de otras acciones agresivas, como el derrocamiento del Gobierno en Kiev o ciberataques”, remarcó Stoltenberg en una rueda de prensa conjunta con el presidente de Rumania, Klaus Iohannis, durante su visita a la base militar aérea Mihail Kogălniceanu de Constanza, en el este del país. El secretario general de la organización atlántica ha puntualizado, sin embargo, que la OTAN “no tiene certeza en este momento de lo que sucederá”.
En la llamada de líderes organizada por la Casa Blanca participaron, además de Biden y Stoltenberg, los miembros del G7 salvo Japón —el canciller de Alemania, Olaf Scholz; el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el primer ministro británico, Boris Johnson; su homólogo canadiense, Justin Trudeau, y el primer ministro italiano, Mario Draghi—, así como los presidentes de dos de los de países limítrofes con Ucrania, el de Polonia, Andrzej Duda, y el de Rumania, Klaus Iohannis. También lo hicieron la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
Von der Leyen “describió el estado de las sanciones sectoriales e individuales en caso de una agresión militar más por parte de Rusia a Ucrania. Reafirmó el hecho de que todas las opciones estaban sobre la mesa y que las sanciones implicarían sobre todo a los sectores financiero y energético, así como a las exportaciones de productos de alta tecnología”, explicó la Comisión Europea en un comunicado.
Washington ha intensificado los contactos diplomáticos con sus aliados. Esta es la primera gran crisis geopolítica global que afronta la Administración de Biden —que había prometido volver a la multilateralidad y la cooperación tras la era rupturista de Donald Trump— tras el fiasco de la salida de Afganistán el pasado verano.
Este viernes, el Ejército ucranio ha alertado también de que los separatistas prorrusos del este de Ucrania, que reciben el apoyo del Kremlin, han elevado su nivel de alerta y han iniciado maniobras militares con “artillería, tanques y vehículos blindados”. El Gobierno ucranio estima en unos 30.000 los militares de las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk. Al mismo tiempo, Ucrania ha empezado este viernes sus propias maniobras militares, que se desarrollarán —como las rusas y bielorrusas— hasta el 20 de febrero.