CHILAPA.- La Guardia Nacional y el Ejército fueron desplegados desde enero de 2020 en este municipio de la Montaña baja de Guerrero, pero la violencia ligada a los grupos criminales Ardillos y Rojos se recrudece.
"La plaza tiene dueño y se respeta", advirtió ayer uno de los dos grupos que controla el territorio y que dejó, sobre el toldo de un auto, seis cabezas humanas. Dentro de la unidad, en ocho bolsas negras, estaba el resto de los cuerpos.
"En Chilapa está estrictamente prohibido distribuir y consumir cristal (droga sintética), secuestrar, cobrar piso y robar. Esto les va a pasar a todos los que andan haciendo esto y todos estos delitos tienen pena capital", decía una narcomanta colocada a costado de la violenta escena.
Lo anterior a pesar de que los agentes federales patrullan Chilapa desde enero de 2020, luego de que 10 músicos indígenas fueron asesinados en un camino, tras lo cual los grupos de autodefensa que operan en la zona armaron a 19 menores de edad para integrarlos a las cuadrillas de pobladores que afirman cuidar la región para frenar el control del narco.
Al menos dos ocasiones, en diciembre de 2021 y febrero de 2022, pobladores de Chilapa han confrontado a militares y los han desarmado para presionarlos y pedirles que se vayan de la región.