MILENIO: Operan 140 grupos supremacistas en la frontera sur de EEUU
Los supremacistas blancos actúan principalmente en California y Texas, revelan reportes del FBI y asociaciones civiles. Van más de mil ataques contra hispanos en los últimos tres años.
A lo largo de la frontera de México con Estados Unidos, tanto asociaciones civiles como el gobierno de ese país han detectado que se mueven alrededor de 140 contingentes supremacistas y grupos de odio, entre los que se encuentran los antimigrantes y los neonazis.
MILENIO revisó las bases de datos tanto del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) como del Southern Poverty Law Center, organismo que lleva litigios históricos de odio, y encontró que la ideología extremista no se queda en el discurso: del año 2019 a la fecha se han cometido más de mil crímenes contra la comunidad hispana, como los ocurridos este fin de semana en Estados Unidos.
El sábado, Payton S. Gendron, un supremacista de 18 años, mató a diez personas en un supermercado de Búfalo, Nueva York, bajo el argumento de que los blancos serían sustituidos por personas de otras razas. El domingo hubo otro tiroteo en un centro presbiteriano de California, el cual dejó un muerto y cuatro heridos.
Entre los grupos radicados en estados fronterizos está el Californians for Population Stabilization, quienes se han declarado abiertamente a favor de la “estabilización” de la población, y la American Border Patrol, cuya misión es impedir a como dé lugar que entren más inmigrantes.
Los estados que colindan con México y con mayor número de grupos son California, con 65, y Texas, con 52, donde ha ocurrido una de las mayores tragedias en contra de la comunidad mexicana, cuando en el año 2019 un hombre blanco ingresó a una tienda Walmart y asesinó a ocho mexicanos.
En su demanda contra las armerías estadunidenses, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha sostenido que las empresas que producen pistolas y rifles fallan en prevenir que sus artefactos sean utilizados por los cárteles mexicanos. Ahora en Estados Unidos se habla de que también fallan en prevenir que integrantes de los grupos de odio las compren. Al parecer ponen las ganancias económicas por encima de las vidas de las personas. Y las armerías saben que los supremacistas hacen uso de éstas.
Ante el final del Título 42 en Estados Unidos (23 de mayo), se espera un mayor flujo de migrantes en busca del “sueño americano”, ya que habrá menos restricciones de salud para ser expulsados de aquel país.
El plan de Aztlán y otras historias
Desde 1990, el Southern Poverty Law Center ha destinado a un grupo de investigadores y analistas a seguir el movimiento de los grupos de odio. Sin embargo, reconocen que cada día es más difícil, pues hacen lo posible por “oscurecer sus operaciones”.
Destacan que los grupos de odio antimigrantes son los más extremos de los cientos de grupos nativistas y parapoliciales que han proliferado en Estados Unidos. Y, de hecho, su influencia podrá llegar a las urnas nuevamente.
El movimiento antimigrante buscará influir en los gobernadores, alguaciles, buscará utilizar la inmigración como un tema clave para ganar elecciones en todos los niveles durante la próxima mitad del mandato.
Entre algunos de los 140 grupos fronterizos, destacan varios antimexicanos: Texans for Immigration Reduction and Enforcement,Proyecto de Recuerdo, Patriotas de Arizona, Patrulla Fronteriza Americana y Californianos por la Estabilización de la Población.
Por ejemplo, el American Border Patrol asegura que los inmigrantes mexicanos han llevado a Estados Unidos el crimen, las drogas y la miseria. Que son un “cáncer cultural” y siguen un plan secreto: el de Aztlán, para completar “la reconquista” del sur de Estados Unidos.
Sus teorías de conspiración racistas y antimexicanas constantemente se renuevan, por ejemplo, hoy consideran que es necesario cerrar las televisoras Telemundo y Univisión. Se consideran como una “patrulla fronteriza en la sombra”.
El problema es que han llevado la ideología a la práctica: usan sensores de alta tecnología y cámaras infrarrojas, entre otros instrumentos, para evitar que los migrantes crucen por el desierto de Arizona.
Otro grupo de odio que ha mantenido operaciones es Californianos por la Estabilización de la Población. Durante años ha luchado para que se eliminen las ciudades santuario donde los policías, en teoría, no pueden tocar a los migrantes; además, acusan a la población mexicana de ser los causantes de la crisis del agua en este estado.
Evidentemente por su alta densidad demográfica son California y Texas donde el sentimiento racista y de odio proliferan: en total se contabilizan 117 grupos extremistas. Sin embargo, en otros lugares más pequeños como Arizona hay 22 asociaciones y en Nuevo México, uno.
Los ataques
El FBI mantiene un conteo anual de crímenes de odio, gracias a los reportes recibidos de 15 mil 772 agencias tanto locales como nacionales.
Es ahí cuando se revela que la ideología extremista no se queda en el discurso o en las manifestaciones en las calles de gente blanca: desde el año 2019 hasta su último reporte en 2021, se han cometido mil 102 crímenes de odio dirigidos a la comunidad hispana.
Entre los ataques que han recibido los hispanos durante estos tres años se encuentran el asalto simple, la intimidación y el asalto grave. Aunque la mayoría de los casos han ocurrido cuando van caminando por las calles, también han sido agredidos cuando están en sus casas. En el 61 por ciento de las ocasiones, la raza de los ofensores fue blanca.
De hecho, el crimen de odio más grande fue la masacre de 2019 en un Walmart de la ciudad de El Paso, Texas, que hace frontera con Ciudad Juárez. Un hombre de 21 años llamado Patrick Wood Crusius disparó con un rifle de asalto a todos los compradores. Ese día murieron 22 personas, entre las que se encontraban ocho mexicanos.
Luego de ser detenido, el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que Crusius había subido a internet un documento titulado “La verdad incómoda”. Aquí confesaba lo siguiente:
“Este ataque es una respuesta a la invasión hispana de Texas. Ellos son los instigadores, no yo. Simplemente estoy defendiendo a mi país del reemplazo cultural y étnico provocado por la invasión”.
Su defensa en una corte federal de Texas ha logrado aplazar una posible sentencia, la cual incluye la pena de muerte.