Aunque la Carretera Interestatal 35 de Texas está repleta de puntos de control de la Patrulla Fronteriza en los que se ha desplegado tecnología de punta para combatir el tráfico de personas, el tráiler que cargaba a más de medio centenar de migrantes logró eludir al menos tres retenes federales en los que hay lectores de rayos X, gamma y perros buscadores.
De acuerdo a una cronología presentada por el gobierno mexicano, además de pasar por retenes menores, el tráiler cruzó por el punto de revisión de El Encinal, donde incluso el conductor fue fotografiado sin que la carga del tráiler fuera inspeccionada y sin que los sistemas no intrusivos de revisión detectaran a las más de 60 personas que estaban ocultas en el cajón. También pasó por una región altamente patrullada y vigilada por agentes adscritos a la estación de Cotulla sin que fuera detenido para revisión en ningún momento.
No se trata de cualquier sector el que fue burlado de alguna forma por los coyotes. De acuerdo con el reporte más actualizado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, el sector de Laredo, Texas, por donde circuló el tráiler es el que cuenta con más equipo no intrusivo y de radiación para detección en todo el país.
En total solo ese sector cuenta con 57 unidades NII de gran escala, para obtener imágenes completas de unidades de transporte y detectar contrabando a su interior, como sistemas de rayos gamma y raros x, además de 172 monitores de portal de radiación.
En el primer punto de revisión, en El Encinal, cuentan con al menos dos sistemas de equipo de rayos x o rayos gamma, escáneres y unidades caninas de revisión. Un video de apenas el 7 de febrero de 2020 da cuenta de cómo las autoridades fronterizas lograron identificar un tráiler con migrantes dentro de su caja desde el primer paso de esta instalación.
El segundo punto de revisión, en Cotulla, Texas es otro tema. Se trata de una estación con tecnología de punta, lo último en su tipo, y con un constante patrullaje y vigilancia de agentes a pie en los alrededores.
“Estos destinos siguen siendo locaciones deseables para el tráfico de migrantes sin documentos y contrabando ilegal (…) la estación de Cotulla es una instalación con lo último en tecnología que abrió para operaciones en septiembre de 2000”, se lee en la página gubernamental de esta estación.
Este punto de revisión fue burlado por el tráiler sin ningún problema debido a que se encuentra del lado contrario de la carretera por el que transitaba.
La zona por donde cruzó el tráiler en el lado tejano se encuentra en un área de marcada influencia del crimen organizado mexicano.
El Departamento de Seguridad Interna tiene pistas de que justo ahí, entre Nuevo Laredo y San Antonio, hay un esquema de tráfico de migrantes internacional que opera desde México, coordinado por una facción del cártel de Los Zetas.
En 2017, luego de que 10 migrantes murieron al interior de una caja de tráiler en el estacionamiento de un Wal-Mart en San Antonio, Texas, un migrante mexicano sobreviviente, originario de Aguascalientes, dijo que Los Zetas le cobraron 11 mil pesos por protección y mil quinientos pesos para cruzarlo por el Río Bravo, y una vez que llegara a su destino final en San Antonio, Texas, pagaría 5 mil 500 dólares extra.
En otro caso, ocurrido en 2016, una migrante hondureña contó a agentes federales que la zona de Nuevo Laredo, Tamaulipas, está controlada por Los Zetas, quienes además de administrar el paso de migrantes, acosan, abusan y roban de aquellos que cruzan por esa región fronteriza hacia Laredo, Texas.
De acuerdo con la información pública más actualizada del gobierno de Estados Unidos, Nuevo Laredo es actualmente un territorio en disputa entre el sanguinario cártel de Los Zetas y sus antiguos jefes del Cártel del Golfo.
Antecedente de conductores con migrantes muertos en EU: cadena perpetua y una exhaustiva investigación federal
Una revisión de hechos similares al ocurrido este 27 de junio, en San Antonio, Texas, arroja luz sobre el caso que enfrentarán los detenidos.
En tragedias similares a la ocurrida en San Antonio, Texas, en donde más de 50 migrantes fueron hallados muertos en la caja de un tráiler, el gobierno estadunidense no ha andado por la ramas: todos los polleros que han incurrido en crímenes de abandono de indocumentados a la intemperie y algunos de ellos han muerto, ahora purgan sentencias de cadena perpetua, y un caso pendiente parece que tendrá un destino similar.
La historia parece repetirse en 2003, 2017 y dos veces en 2022 con camiones repletos de migrantes son encontrados bajo el inclemente calor tejano, durante los “levantones” para ser trasladados a casas de seguridad o a los puntos finales de internación.
En las mejores de las suertes, los migrantes son rescatados y hospitalizados por deshidratación o golpes de calor, e incluso lograr escapar. En la peor situación, mueren asfixiados sin poder hacer nada. Y los conductores enfrentan una exhaustiva investigación y un castigo ejemplar por parte de las autoridades federales, principalmente el Departamento de Seguridad Interna y el Servicio de Migración y Control de aduanas.
Generalmente se hace una acusación por cada uno de las decenas de migrantes que son transportadas a la vez y en condiciones de hacinamiento dentro de los tráileres.
En mayo de 2003, Tyrone Williams fue acusado de 18 cargos relacionados con transportar migrantes sin documentos, causándoles serias lesiones o la muerte. Fue sentenciado finalmente a prisión de por vida sin la posibilidad de libertad condicional.
En 2017, James Matthew Bradley Jr, un afroamericano de 61 años originario de Kentucky, fue acusado de haber transportado a 36 migrantes con conocimiento de causa o por imprudencia, causando que 10 de ellos murieran asfixiados dentro de la caja de un tráiler que abandonó en un Walmart de San Antonio, Texas.
Un mexicano, originario de Aguascalientes y que contó que en México había contratado los servicios de un pollero vinculado a Los Zetas, confirmó que Bradley era el encargado de transportarlos dentro de territorio tejano. Narró cómo dentro de la caja de tráiler, en la que no había ventilación ni sistemas de refrigeración, los migrantes se turnaban para respirar por pequeños agujeros que había en la caja, pero a pesar de eso, muchos de ellos comenzaron a desmayarse y a morir.
James Bradley declaró todo lo que sabía e incluso renunció a sus derechos Miranda, pero no hubo piedad al momento de ser sentenciado, le dieron cadena de por vida sin derecho a libertad condicional.