Ante el confrontativo ambiente político nacional, se siguen acumulando casos en los que la desinformación esparcida en redes sociales abona al encono entre grupos políticos y simpatizantes, siendo el caso más reciente el ocurrido el pasado fin de semana con el acoso cibernético al hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Durante el último año, las cuentas de Twitter de al menos tres medios nacionales han sido suplantadas para difundir información falsa. Dos de estos casos se atribuyeron, erróneamente, a Chumel Torres y Gabriela Warkentin
Tras tres días de hashtags y memes en contra del menor, el domingo 26 de junio, un usuario de Twitter suplantó la identidad de un portal de noticias para difundir la versión de que el primer mandatario canceló su gira de fin de semana debido a que su hijo había intentado suicidarse, mentira que rápidamente se esparció y fue celebrada por quienes participaron en el acoso.
El caso no es aislado y, por el contrario, da muestra de un ‘modus operandi’ en el que una cuenta apócrifa se hace pasar por un medio de alcance nacional para difundir noticias falsas en contra del Gobierno de López Obrador o sus simpatizantes. Siempre copiando la imagen de la cuenta real y compartiendo sus publicaciones para simular autenticidad.
Hace un año, tras la muerte del monero Antonio Helguera, una cuenta suplantó la identidad del diario Reforma para publicar que el fallecimiento fue a causa de una sobredosis de drogas. Versión falsa que sigue circulando hasta el día de hoy entre los círculos de detractores al Movimiento Regeneración Nacional, pese a que la cuenta ya fue eliminada.
Un hecho similar más se dio en septiembre, ahora usando la imagen del diario Excélsior para difundir la versión de que tanques del Gas Bienestar habían explotado en la Ciudad de México. Este caso generó mayor polémica pues fue presentado en la sección Quién es Quién en las Mentiras de la conferencia matutina de López Obrador.
Para analizar esta clase de operaciones, Reporte Índigo entrevistó a Enrique Ortega, CEO de Lata de Ideas y experto en imagen digital, quien recuerda que, si bien la suplantación de identidad ha existido desde hace mucho, las redes sociales han facilitado que los individuos que se dedican a estas acciones se aprovechen de los errores de los usuarios.
“Por un lado, está el problema ciudadano de no corroborar la fuente y darla por real cuando tal vez no lo sea. Y, número dos, evidentemente hay mucha facilidad en las redes sociales para suplantar las redes de alguien más”.
Como ejemplo, recuerda casos en los que una cuenta troll ya existente, dedicada principal o exclusivamente a atacar gente en redes sociales, sencillamente cambia su ‘handle’ o nombre de usuario para verse lo más similar a otra cuenta oficial, incluso solo agregando un guión bajo.
“Así de fácil es suplantar la identidad, no hay, realmente, mucho rigor por parte de Twitter”, dice.
Atacar a todos en redes sociales para causar confrontación
En la denuncia por la cuenta falsa de Excélsior hecha en la mañanera, se incluyó un señalamiento directo a varios periodistas, comunicadores e influencers, particularmente Gabriela Warkentin, pues dicha cuenta puso como contacto en su biografía un correo de Tridente de Ideas, agencia fundada por ella.
El delito de difamación ya fue derogado, el de suplantación de identidad se centra principalmente en daños económicos y el de daño moral resulta difícil de comprobar, motivo por el cual es muy difícil castigar los ataques de cuentas falsas
En el reciente caso que involucró a un sitio web de noticias, el usuario falso colocó el correo de Máquina 501, empresa vinculada a los contenidos de Chumel Torres. Los directivos del medio denunciaron este aparente vínculo pero, ante la efímera evidencia y la advertencia del comediante de tomar medidas legales por difamación, terminaron por retractarse.
Al margen de lo inverosímil que resultaría el que un suplantador de identidad dejara una “carta de presentación” como un correo, esto da muestra de una tendencia, en la cual, la información falsa es usada para agitar a los detractores de López Obrador y el contacto apócrifo genera el mismo efecto pero en sus simpatizantes, abonando al encono social.
Para Ortega, este tipo de polémicas “habla un poco de la temperatura a nivel político, por lo menos en Twitter”, advirtiendo que este tipo de cuentas troll se dedican a realizar esta clase de ataques. También reitera que el centro del problema es que la gente simplemente no verifica la información y las fuentes que consume.
“No confirmar la información, no tener la certeza total. Ahí es donde los que se dedican justamente a suplantar identidad, se aprovechan. Juegan con ello y saben que van a provocar eso. Ahí es donde está la preocupación porque, al final, es gente que, lo voy a decir, se divierte haciendo esto”.
Si bien hay una afectación a quienes se les adjudican estos actos, como a Torres o Warkentin, Ortega agrega que “otro de los grandes problemas es que no hay delito que perseguir”, pues el delito de difamación ya fue derogado, el de suplantación de identidad se centra principalmente en daños económicos y el de daño moral resulta difícil de comprobar en estos casos.
“La ley está un poco atada de manos y hay un problema donde lo único que queda por hacer es denunciar la cuenta en redes sociales y que Twitter la dé de baja. Hasta ahí llega el problema. Por eso es que la gente lo sigue haciendo. ‘Me dan de baja, abro otra’. No pasa nada”