En pleno siglo XXI, las preferencias sexuales de las personas siguen siendo motivo de discriminación, homofobia y agresiones, incluso en lugares y ambientes cuyo propósito es formar a las personas precisamente para evitar este tipo de actitudes.
De acuerdo con la organización benéfica para la igualdad de personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero, Stonewall, por lo menos la mitad de los alumnos que forman parte de la comunidad LGBT en sus escuelas escuchan insultos homófobos con frecuencia, algo que asegura es preocupante por ser un reflejo de lo que está sucediendo en la sociedad.
“Entre las consecuencias negativas de esos insultos, están las afectaciones a la salud mental y muchas veces también a la física, ya que estarlos escuchando puede tener como consecuencia la experiencia de exclusión, de marginalización y de estigmatización con respecto a su grupo de iguales”
Además, de acuerdo con el estudio titulado “School Report anti-LGBT bullying and language”, más de cuatro de cada cinco jóvenes trans se han autolesionado, al igual que tres de cada cinco jóvenes lesbianas, gays y bisexuales, debido a las agresiones verbales sufridas en el día a día.
“No es extraño que esto pase cuando los discursos sociales heteronormativos oprimen la libertad individual y la diversidad en la expresión sexual y de género, aunque autolesionarse no es un mecanismo que ocurra exclusivamente en la comunidad LGTBI”, explica Adrián Montesano, profesor de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Cuatro de cada cinco jóvenes trans se han autolesionado, al igual que tres de cada cinco jóvenes lesbianas, gays o bisexuales, debido a las agresiones verbales sufridas en el día a día
No olvidar los avances contra la homofobia
A pesar de que aún falta un largo camino por recorrer en materia de respeto a los derechos de los integrantes de la comunidad LGBTI+, en los últimos años se ha avanzado de manera importante en la apertura de este tema, especialmente con las generaciones más jóvenes.
Como ejemplo de los logros en la última década, la organización Stonewall señala su estudio del año 2012, en donde se muestra que el porcentaje de insultos homófobos en las escuelas era mucho más elevado que actualmente.
“Hace diez años la proporción de alumnos LGBTI+ que escuchaban insultos homófobos en el colegio era mayor: en 2012, eran siete de cada diez escolares quienes se encontraban en esta situación”.
En opinión del profesor Montesano, ahora estamos en un momento de multiplicidad de relatos, algunos más inclusivos y otros más heteronormativos o discriminatorios.
“Desde una perspectiva histórica, no hay que perder de vista que hemos avanzado mucho en este terreno por dos motivos: primero, porque ahora estos datos pueden convertirse en noticia, cuando antes no serían algo que se publicara, y segundo, porque en algunos contextos la diversidad está más normalizada; incluso puede darse el caso de que lo ‘mainstream’ no sea ser heteronormativo, sobre todo en la etapa de la adolescencia, en la que la exploración de la identidad es una de las tareas vitales más significativas. Hoy en día vivimos más que nunca en un multiverso y en un multidiscurso, con ambas polaridades incluidas”, explica.
Profesores y adultos, clave en la lucha
El experto en la materia dice que los maestros son clave en la batalla contra la homofobia, pues son quienes pueden evitar situaciones discriminatorias derivadas de la condición sexual de cada alumno o familia.
“Por un lado, son autoridades del discurso. Los niños, niñas y adolescentes entienden a los adultos que tienen como referencia, como los profesores, como personas que legitiman o deslegitiman ciertos tipos de discursos.
“Además, creo que un papel coercitivo, de negación o de castigo, en cualquiera de los dos sentidos, no ayuda, sino que genera más problemática. Los adultos tienen que ser capaces de ser lo más inclusivos posible, de contraponer, hacer reflexionar y, sobre todo, argumentar”, señala.
Adrián Montesano, agrega que no se trata de decir lo que es válido o no, sino de argumentar y, a partir de esto, legitimar o deslegitimar cierto tipo de discursos.
Los maestros son clave en la batalla contra la homofobia, pues son quienes pueden evitar situaciones discriminatorias derivadas de la condición sexual de cada alumno o familia
También desde casa pueden combatirse las reacciones homófobas, explica el experto de la UOC.
“Es necesario que podamos exponer con sinceridad las dudas que tengamos y podamos formarnos, leer o pedir información para evitar caer en una perpetuación de esta discriminación. Además, es imprescindible generar espacios de comunicación con los hijos de forma natural y adecuada a cada edad.
“Lo importante es visibilizar y legitimar cualquier forma de amar posible hoy día, que son muchas. Nunca antes en la historia ha habido tantas formas socialmente visibilizadas posibles de amarse”.