La inseguridad en el país no sólo han afectado a los sacerdotes. Sus familias también se han convertido en víctimas de la violencia.
En Aguascalientes, familiares de sacerdotes han sido levantados por delincuentes y permanecen desaparecidos, denunció ayer el obispo de la diócesis de la entidad, Juan Espinoza, en el inicio de la Jornada de Oración por la Paz en México, convocada por la Conferencia del Episcopado Mexicano y la comunidad jesuita, ante los hechos de violencia que se registran en el país.
En el inicio de la jornada, la Iglesia católica recordó que durante todo el mes se dedicarán oraciones, misas, plegarias y procesiones para pedir que cesen la violencia y los homicidios en México, incluyendo peticiones por los victimarios, para que cambien de actitud.
Más de siete mil parroquias católicas en todo el país se sumaron ayer a la primera de cuatro acciones de la jornada para exigir el fin de la violencia criminal, informó Ramón Castro, obispo de Cuernavaca y secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
En este contexto, Héctor Mario Villarreal, obispo auxiliar de la arquidiócesis de la Ciudad de México, pidió “romper la cadena de violencia” que vive nuestro país, mediante el diálogo y el aprecio del valor del prójimo.
Violencia afecta a familias de curas
El obispo de Aguascalientes afirma que ha tenido denuncias de parientes de religiosos que fueron plagiados por el crimen; urgen a mejorar seguridad.
Al menos 7 mil parroquias del país se sumaron al inicio de la jornada de oración por la paz convocada por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y los jesuitas durante todo julio, donde denunciaron los hechos violentos de los que han sido objeto e hicieron un llamado por la reconciliación.
El obispo de la diócesis de Aguascalientes, Juan Espinoza, señaló que incluso familiares de sacerdotes de la entidad han sido levantados por delincuentes.
“Nosotros pidamos a Dios, pero también si podemos hacer algo por los caídos, por la gente que sufre la ausencia de un hijo que fue llevado. Recuerdo a algunas personas de Encarnación de Díaz que se acercaron llorando conmigo para pedirme ‘señor, pida mucho por mi hijo o por mi hija hace ya seis meses (desapareció)’; hay algunos familiares de sacerdotes de aquí mismo de Aguascalientes que están perdidos, que fueron levantados como se dice”, comentó.
El obispo del centro de Tamaulipas, Óscar Tamez Villarreal, recordó a Carlos Olmeda Puga, padre de la iglesia Cinco Señores, ubicada en el municipio de Jiménez y del cual hasta el momento se desconoce su paradero, luego de haber sido desaparecido por el crimen organizado en 2013.
La CEM dijo en el semanario Desde la Fe que desde ayer y el resto del mes pedirán por las víctimas de violencia, así como por gobernantes.
“Asumamos todos la tarea de construir la paz, desde la familia, desde las aulas, desde nuestras comunidades vecinales y círculos sociales, buscando siempre la unidad nacional”, manifestó.
El cardenal de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, criticó a los políticos quienes en lugar de estar más interesados en cuidar a la ciudadanía se interesan más por cuidar sus intereses personales.
El obispo Héctor Mario Villarreal pidió en la Catedral de la Ciudad de México, “romper la cadena de violencia” que vive nuestro país, mediante el diálogo y el aprecio del valor del prójimo.
El arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, invitó a la feligresía a “buscar momentos de ponernos en los zapatos de los demás y no continuemos nuestro caminar como simples espectadores de las desgracias del prójimo”.
Fabio Martínez Castilla, arzobispo de Chiapas, pidió realizar un trabajo hormiga en la atención a las víctimas de homicidio o feminicidios.
El arzobispo de la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, Pedro Vázquez Villalobos, convocó a la comunidad católica pedirle a Dios “reencontrar la paz, que ya el hermano no levante su mano contra el hermano, que ya no haya tantos asesinatos”.
El arzobispo de León, Alfonso Cortés Contreras, acusó que la impunidad, la falta de trabajo de las autoridades en Guanajuato y en todo el país, es lo que tiene sumido a México en una espiral descendente de violencia, porque simplemente no hay consecuencias al delito.
“No hemos hecho la tarea, y no estoy diciendo que el gobierno no trabaje, pero lo que deberíamos hacer no lo hemos hecho”.
El obispo de Cuernavaca y secretario general de la CEM, Ramón Castro Castro, afirmó que por primera vez los jesuitas, la Confederación de Superiores Generales de todos los religiosos y religiosas y el CEM se han unido en oración y para convocar especialistas, académicos, ciudadanos, a las instituciones religiosas y educativas para que sean promotores de la paz ante la crisis de inseguridad y violencia que atraviesa el país.
— Con información de Karla Méndez, Aurora Zepeda, Isabel González, Alma Gudiño, Aracely Garza, Alfredo Peña, Pedro Tonantzin, Andrés Guardiola, Lourdes López y Patricia Briseño