El Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) acumula deterioro y polémicas. La última señal del mal estado en que se encuentra la principal terminal aérea del país fue un bache en una de las pistas que obligó a retrasar una treintena de vuelos el pasado fin de semana. Las autoridades han anunciado una rehabilitación extensa de las pistas, pero el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ido un paso más allá y ha lanzado la idea de una reconstrucción para evitar “desgracias”. Las continuas polémicas del AICM coinciden con el impulso del Gobierno al nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Un bache en una de las dos pistas de aterrizaje obligó el pasado fin de semana a retrasar o cancelar 35 vuelos, incluido uno en el que viajaba el presidente López Obrador. Las lluvias intensas y el constante aterrizaje de aparatos provocó que se amontonara gravilla, según el AICM. La reparación demoró 10 horas. Tras el suceso, la dirección del aeropuerto anunció, primero, el cierre durante cinco días en la madrugada de una de las dos pistas para darle mantenimiento. Dos días después, informó que los trabajos se prolongarían hasta diciembre para “corregir su deterioro”.
El presidente ha aprovechado este último incidente para apuntar a un problema estructural de la Terminal 2 y barajar la opción de una futura reconstrucción. “Lo que tenemos que resolver es cómo evitamos que se derrumbe y que haya desgracias”, declaró el miércoles. “Una posibilidad es hacerla de nuevo, porque sí es una falla estructural grave, hay hundimientos diferenciales. Cuando vayan al aeropuerto observen cómo está. Y lo otro es apuntalarlo”.
La Terminal 2 fue inaugurada en 2007 por el expresidente Felipe Calderón para aliviar al saturado AICM. En la actualidad, atiende al 40% de los pasajeros que llegan a Ciudad de México y es la base de operaciones de Aeroméxico. Como el resto del aeropuerto, está construida sobre terrenos que antes ocupaba el desaparecido Lago de Texcoco. En 2014, un informe del Instituto de Ingeniería de la UNAM advirtió de la existencia de “hundimientos diferenciales” por el tipo de suelo.
Más allá de las fallas de estructura, el aeropuerto arrastra problemas de capacidad desde hace años. En 2014, las autoridades decretaron la saturación de las terminales y limitaron el número de operaciones. En marzo de este año, el Gobierno declaró otra vez la saturación durante la mayor parte del día y prohibió la apertura de nuevas rutas desde el AICM.
La saturación se da en plena recuperación del turismo tras la pandemia. Durante los primeros cinco meses del año, el aeropuerto recibió a 17,6 millones de pasajeros, un 57% más que en el mismo periodo de 2020, al inicio de la pandemia. Todavía está, sin embargo, un 12% por debajo de los niveles anteriores a la crisis de la covid-19.
La recuperación ha vuelto a presionar la capacidad de las instalaciones y a provocar retrasos. Durante el primer trimestre del año, casi cuatro de cada 10 vuelos, unos 30.000 en total, sufrieron retrasos. De los vuelos demorados, menos de una cuarta parte fue por causas imputables a las aerolíneas. El resto se debió a la meteorología, la infraestructura aeroportuaria u otro tipo de incidentes.
Antes del inicio del verano, el entonces director del aeropuerto Carlos Morán ya avisó de que la situación no era buena. “Quien insista en que el AICM no está saturado, se equivoca. No estamos bien, tenemos muchas demoras y viene una temporada alta”, declaró en una entrevista con el medio especializado A21. Morán fue destituido a principios de este mes y remplazado por un militar.
Los problemas en tierra tienen su reflejo en el cielo. En una misma semana de mayo, dos aviones tuvieron que abortar el aterrizaje en el último minuto porque otro aparato ocupaba la pista. Los incidentes fueron tachados de “graves” por el Gobierno federal. El sindicato de controladores aéreos ha reportado un incremento de 300% en el número de incidentes en el último año. Una tercera parte de los casos ha ocurrido en el AICM. Esto coincide con el rediseño del espacio aéreo sobre la capital para dar cabida al AIFA, situado a unos 40 kilómetros.
En medio de esta crisis, el Gobierno no ha ocultado sus intenciones de promover el AIFA como alternativa. Este aeropuerto, inaugurado en marzo, contaba hasta hace poco con tan solo seis rutas y sigue prácticamente vacío de pasajeros debido, en parte, a su lejanía de la capital. En mayo, tras los aterrizajes fallidos, el Gobierno acordó con las aerolíneas trasladar al AIFA los vuelos chárter y de carga, así como aumentar las rutas desde el nuevo aeropuerto.
López Obrador ha criticado el estado de la Terminal 2, donde opera principalmente Aeroméxico, justo cuando la aerolínea acaba de anunciar un cambio de rutas desde el AIFA. La empresa cerrará dos rutas a Villahermosa y Cancún por falta de pasajeros, pero añadirá nuevas y aumentará su frecuencia. En total, la aerolínea duplicará su oferta desde esas instalaciones, aunque aclaró que mantiene las mismas rutas en el AICM.