Desde las artes escénicas, el activismo, la poesía y la política, mujeres afromexicanas destacan la necesidad de que se les reconozca sin estigmas ni clichés, tanto en medios de comunicación como de entretenimiento y educativos, al señalar que el ser representadas únicamente como parte de sectores marginados o ser invisibilizadas en espacios de toma de decisiones, contribuye a la discriminación contra ellas y sus comunidades.
A dos años de la publicación del censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que contabilizó por primera vez en la historia a la población afrodescendiente en México, y por el que se dio a conocer que en el país viven dos millones 576 mil 213 personas que se reconocen como afromexicanas, el mayor impacto de esta acción por parte del Estado es haberles nombrado.
Así lo afirma Muriel Ricard Laboriel, actriz y maestra de actuación y técnica vocal en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al decir “la gran diferencia es que ya hay un nombre que nos representa y que hace saber a los ciudadanos mexicanos que formamos parte de México y que somos parte esencial de este país y de su historia”.
Protagonista reciente del monólogo con tintes de cabaret: Angelique, presentado en el Centro Cultural del Bosque, en la Ciudad de México, que narra la historia de una cantante mulata de origen francés que llega a la capital mexicana a finales de los años 50 y vive la invisibilidad de las personas negras, la intérprete asegura que la representación de esta comunidad es prácticamente nula.
“Algo que a mí, al final del día, siempre me faltó de niña, fue verme reflejada en las historias, y no en las de hace cuatro siglos, sino en historias actuales, ver gente como yo. Creo que para el público joven, para las infancias, es muy importante sentirse representados, esa es una de las razones por las que me volví actriz, porque quiero ser representada y porque quiero representar lo que soy”, expresa.
Sobre la función del arte para sensibilizar y educar a la población en temas de diversidad e inclusión, comenta que nadie puede vivir sin esta práctica, pues es ahí en donde se encuentran las “líneas de identificación para sentir que pertenecemos a un mundo”.
Combatir el racismo como afromexicanas
Kristina Giles, artista multudisciplinaria originaria de León, Guanajuato, comenta que “el racismo no se debate, se combate”, y dentro de esta forma de lucha se deben hacer conscientes las prácticas discriminatorias que prevalecen en la sociedad mexicana por las que se estigmatiza el color de piel.
“Ir entendiendo desde dónde grita nuestra piel, desde dónde hablan nuestras ideas, qué tan profundas y enraizadas las tenemos, tal vez no habíamos pensado que quizás algo era racista o no, porque tenemos generaciones y generaciones replicando las mismas cosas”, precisa.
Por esto, invita a la población a generar sus propios cuestionamientos sobre quiénes son y de dónde vienen, pues al ahondar en su historia individual, podrían autoreconocerse como personas afrodescendientes o hallar algún ancestro con estas características.
“Uno de los ejes que considero principales para el cambio social efectivo es la sociedad organizada, la cultura, la educación y la política; sin estos tres ejes no se pueden trazar nuevos caminos con acciones que induzcan a un cambio social.
“Se necesitan hacer transformaciones también desde la Constitución para que en nuestro cotidiano, cuestiones que normalmente han sido invisibilizadas o normalizadas por la falta de derecho y reconocimiento, cambien”, expresa.
La también activista y miembro de Poder Prieto, organización que busca cambiar las narrativas y prácticas racistas que han sido reproducidas y perpetuadas en la industria audiovisual y del entretenimiento, cuenta que cuestionar y ver la representatividad desde la sociedad guanajuatense es algo muy complejo, pues es un entorno “sumamente blanquificado”.
“Yo pretendo ofrecer desde mi quehacer artístico con la multidisciplina como herramienta, la danza, los títeres, el teatro, la música, la multimedia, el cine, y todas estas multiformas artísticas que pueden combinarse para crear un gran contenido, meter esas historias que a mí me hubiera gustado ver de niña, que me hubiera gustado que me contaran”, manifiesta.