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Se deslinda el obispo de la "megamarcha"

Ratifica el obispo que no participará en la marcha que se realizará mañana.
 

 

"Si voy a la cárcel no hay problema, desde ahí haré trabajo de evangelización", así respondió Ramón Castro Castro, Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, a la interrogante sobre la denuncia formal interpuesta por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Gobierno estatal por supuestas acciones y declaraciones contra el estado laico, anunciada por Eduardo Cubria Bernardi, delegado de la Secretaría de Gobernación.

"Estamos esperando la notificación, y quiero agradecer a la Barra de Abogados de Cuernavaca que me ha dado su solidaridad para entrar en mi defensa".

Dijo no tener ningún temor por el único pecado del que se le acusa, que es escuchar a sus ovejas. Por otra parte, ratificó que él no participará en la marcha anunciada para el día de mañana.

Reiteró que los temas de política no le competen, y si los fieles lo hacen se encuentran en completa libertad, lo suyo sólo fue la caminata por la paz.

En la homilía dominical precisó que el reino de Dios no se implanta sin oposición, puesto que denuncia la injusticia, corrupción y miseria. Se opone a los intereses creados cuando a la iglesia se le ataca y trata de dividir o ser retrógrada por defender el Evangelio. Es signo de que no se deja manipular por el dictador de turno.

Ya lo dijo Jesús: "He venido a traer fuego y divisiones. Se trata de las consecuencias. De vivir un compromiso firme y real por el Evangelio. La presencia de Jesús en nuestras vidas no es algo indiferente para nosotros ni para los que nos rodean, si lo fuera, tendríamos que dudar de que no sea más que un barniz superficial".

Ha venido a traer fuego y éste quema, purifica, acrisola. Quiere prenderlo en el mundo, es el ardor por el reino, por la evangelización, por transmitir el mensaje de Dios. En este sentido, nosotros no somos bomberos, somos más bien pirómanos.

"¡Ojalá estuviera ya ardiendo!. El fuego, pues, puede ser un elemento de destrucción o de purificación, en el contexto del evangelio de hoy, parece ser una fuerza positiva de transformación".

Y continuó: "Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!, ser bautizado parece ser para Jesús, ser crucificado, o sea, sufrir y morir por los hombres. Nos lo recuerda toda la segunda lectura de la Carta a los Hebreos: Fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz".

"Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado. Jesús ha traído un fuego, una misión, que lleva en muchas ocasiones, al conflicto y a la muerte, en esta situación se encuentra Jeremías en la primera lectura", finalizó.

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