Restaurantes y comensales se han tenido que poner a dieta ante la peor inflación en décadas.
Los restaurantes subieron sus precios en promedio 9.7% durante la primera mitad de agosto, mientras que las cafeterías lo hicieron en 9.9%.
Para ambos casos se trata del incremento más pronunciado en 21 años, de acuerdo con información del Inegi.
De cara a la conmemoración de la Independencia de México, las cantinas no se quedaron atrás y llevaron a cabo un aumento de 8%, el más pronunciado en 20 años.
“En junio y julio fueron meses donde se estancó la reactivación y los restaurantes tuvimos menos ventas de lo esperado”, dijo a EL UNIVERSAL Germán González Bernal, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac).
Las ventas de los restaurantes crecieron apenas 1.4% en junio y fue su peor resultado en 15 meses, mostraron los resultados de la Encuesta Mensual de Servicios (EMS) del Inegi.
Desde mayo, la Canirac aceptó que, ante la posibilidad de que cierren los establecimientos por el costo de alimentos, tuvieron que trasladar la carestía a los menús y cartas.
Las proteínas subieron entre 80% y 100%, pero también se incrementaron otros insumos como harinas, aceites, frutas y verduras, lo que se tiene que reflejar en los precios al comensal, porque “si los negocios absorben márgenes pueden llegar a la quiebra”, señaló Canirac.
González Bernal explicó que los restauranteros sólo pueden aumentar los precios, cambiar el menú o aplicar ambas medidas, es decir, subir algunos platillos y modificar la oferta de alimentos y bebidas en las cartas.
“Por los aumentos, algunos retiran proteínas de la carta, sustituyen ingredientes y se hacen cambios de menú, pero lo que no se puede hacer es bajar la calidad, así que los restauranteros son más creativos en los platillos”, indicó.
La Canirac expuso que, además del aumento de materias primas, los restauranteros también han tenido que enfrentar un incremento de los salarios mínimos, lo que trae consigo mayores costos.
Destacó también la carestía del gas, cuya versión LP se incrementó 7.4% en la primera quincena de agosto y fue la mayor alza del año, mientras el precio del gas natural se disparó 35.1%, siendo su aumento más pronunciado desde que hay registro en el Inegi, a partir de 2011.
La cámara señaló que hay clientes que ya no prefieren comer en el restaurante y piden para llevar, por lo que ha disminuido la venta de bebidas y postres, que son componentes importantes en el ticket promedio.
Hay un estancamiento en el sector restaurantero por la inflación, hizo ver González Bernal.
Los restaurantes y otros negocios de alimentos han frenado sus estrategias de expansión y prefieren ya no pedir prestado.
Los créditos que la banca privada otorgó al sector se desplomaron 26% en junio, siendo el decimoquinto mes consecutivo a la baja, pues el financiamiento para estos establecimientos no ha dejado de disminuir desde abril del año pasado, reveló información del Banco de México (Banxico).
Consideradas representativas de la economía informal, las torterías y taquerías aplicaron alzas incluso más pronunciadas que los restaurantes, pues en promedio subieron sus precios 11.1% en la primera mitad de agosto y fue su mayor aumento en casi 22 años.
Aunque junio y julio fueron meses de bajas ventas, la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco) aseguró que los restaurantes ubicados en sitios turísticos de playa, ciudades coloniales y Pueblos Mágicos lograron mayores ingresos por la llegada de viajeros nacionales y extranjeros durante la temporada vacacional de verano.