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Nuevo capítulo para Cabeza de Vaca: el PAN le nombra consejero nacional mientras la Interpol le busca por una decena de delitos

Terrorismo, tráfico de migrantes, robo de piezas de arte, crímenes contra de la paz, violencia sexual en conflicto, crimen organizado, violación de los derechos humanos, lavado de dinero y delincuencia organizada. Eso son los delitos por los que la Interpol busca a Francisco García Cabeza de Vaca a petición de la Fiscalía General de la República (FGR). El exgobernador de Tamaulipas perdió el fuero el pasado 30 de septiembre y se da por hecho que ha cruzado a Estados Unidos. Este domingo, la asamblea del PAN lo nombró por séptima vez consecutiva consejero nacional del partido. Cabeza de Vaca no asistió al encuentro, pero agradeció el cargo mediante un mensaje en Twitter.

La justicia acorrala al exgobernador desde hace tiempo. La Corte Suprema dictaminó a mediados de agosto que solo el Congreso tamaulipeco podía despojarle del fuero, cosa que no ocurrió. Pero el encuentro con los tribunales tenía los días contados, a pesar de todo, porque Cabeza de Vaca había perdido las elecciones el 6 de junio contra el candidato morenista, Américo Villarreal, a cuya toma de posesión ya no acudió. Todos se preguntaban qué sería entonces del ya exgobernador. Pues para empezar, su partido le ha renovado el puesto de consejero nacional este domingo. No hay muchas voces disidentes en el PAN al respecto. Quien se ofrece a comentar, lo hace a favor de “la persona aludida”. Así lo menciona el diputado Juan Carlos Romero Hicks, que invoca dos razones por las que este nombramiento no ofrece ningún problema para él: la presunción de inocencia y el debido proceso “recogidos en el derecho internacional”; el expediente de la Fiscalía contra Cabeza de Vaca, a su parecer, “no es un trabajo pulcro ni apegado a derecho”. En todo caso, dice Romero Hicks, quien es consejero nacional vitalicio, habrá que preguntar a quienes lo han elegido.

Otros compañeros de partido han expresado sus felicitaciones en las redes sociales. Todos cierran filas con Cabeza de Vaca. No es el caso de Ernesto Ruffo, un histórico de Acción Nacional, que fue gobernador y después senador junto a Cabeza de Vaca. Para Ruffo, la transparencia política no puede seguir los mismos tiempos de la justicia y cree que el tamaulipeco debería “haber sido separado del Consejo Nacional hasta transparentar todos los vínculos y versiones, ojalá infundados, que opacan la vida política al PAN”. “Es una inconveniencia política, cualquiera pediría que se valore antes la situación que empaña su trayectoria política”, añade Ruffo. Cree que movimientos como este no ayudan a levantar cabeza al PAN ante unos futuros comicios, justo, dice, cuando el partido “está claramente perfilado como la segunda fuerza política y el mejor aglutinador para hacer oposición a Morena”. “Hemos venido a menos [el PAN] desde que se ganó la presidencia, porque hay un grupo de senadores que siempre ha manipulado para controlar el partido y nadie se atreve a opinar en contra del poder absoluto que ejerce Marko Cortés para no caer en desgracia”, asegura. Los titulares periodísticos, sin embargo, rápido han juntado las dos ideas: prófugo de la justicia y consejero nacional.

Cabeza de Vaca ha mantenido para su partido uno de los últimos bastiones azules, el gobierno del Estado norteño, que le arrebató al PRI en 2016. Las últimas elecciones, sin embargo, fueron convulsas. El PAN impugnó los comicios por el supuesto uso de Morena de recursos públicos y el apoyo del crimen organizado en la campaña. Finalmente, el Tribunal Electoral dio la razón al que ahora es gobernador, Américo Villarreal. Pero ya antes de la campaña la justicia perseguía a Cabeza de Vaca por lo que se hacía difícil distinguir cuánto había de política y cuánto de justicia en el enredo en que se resolvían las elecciones tamaulipecas. Si el candidato panista tenía acusaciones de relacionarse con el crimen organizado, el morenista corría parecida suerte. Pero el cambio de gobierno ha dejado desprotegido al panista. Por ahora.

Está en juego un curul en el Senado, el que dejó libre Américo Villarreal cuando se fue a competir por la gubernatura de Tamaulipas. Lo ocupó Faustino López Vargas, su suplente, pero murió en un accidente de tráfico en Zacatecas, junto a su esposa, el 8 de octubre. El dirigente panista en Tamaulipas Luis Cantú Galván ha asegurado que Cabeza de Vaca podría ser quien optara a ese puesto en el partido, que requiere de una nueva elección en el Estado, según medios locales. Eso le proporcionaría de nuevo protección frente a los embates de la justicia.

Para Cabeza de Vaca, la persecución de la justicia responde a intereses políticos: “Se usa la justicia para perseguir y amedrentar a los opositores (...) sobre todo cuando la preferencia electoral de los ciudadanos va en declive”, dijo en su cuenta de Twitter en mayo, cuando, días antes de las elecciones estatales, la Fiscalía obtuvo una orden de captura contra él, que desencadenó una tormenta política entre los Congresos federal y estatal sobre quién podía o no desaforar al gobernador.

En febrero, la Fiscalía había informado de las denuncias en contra de Cabeza de Vaca por delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal. Las pesquisas procedían de dos indagatorias de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda. El político había acumulado una fortuna de más de 900 millones de pesos (37 millones de euros), monto superior a los sueldos que ha cobrado estos años, señalaban las investigaciones. Se mencionaba también una trama para “beneficiar a familiares y terceros con recursos públicos, a través de licitaciones, para posteriormente dispersarlos a través de personas morales, socios y beneficiarios directos para blanquear dichos recursos”, según el escrito con el que la FGR buscaba que el Congreso eliminara el fuero a Cabeza de Vaca.

El cerco contra el panista se estrechó aún más cuando la Unidad de Inteligencia Financiera, entonces encabezada por Santiago Nieto, le congeló las cuentas por “presuntas operaciones con recursos de procedencia ilícita. 12 personas físicas y 25 jurídicas”. Y uno de sus colaboradores, el empresario Baltazar Higinio Reséndez Cantú, fue apresado en Estados Unidos acusado de vínculos con una red de lavado de dinero del entonces todavía gobernador de Tamaulipas. Fue devuelto a México. Está en la cárcel.

Tamaulipas es uno de los Estados más difíciles de México, en frontera con Estados Unidos, territorio del cartel del Golfo, de los Zetas y de la violencia entre ellos. En Estados así es difícil distinguir la política del narco, no en vano así llaman, narcopolítica. Todo está impregnado por esas relaciones de poder y dinero que en ocasiones proporcionan una apariencia de paz y en otras no necesariamente. Los medios de comunicación, como contrapoder a los unos y los otros, están silenciados allá por el terror. La corrupción puede campar a sus anchas. Un gobernador sale con acusaciones de vínculos con la mafia y el que entra se enfrenta a lo mismo. A Cabeza de Vaca, sin embargo, se le acumulan otros delitos en su ficha judicial, donde también figuran varios parientes. El caso Cabeza de Vaca promete muchos otros capítulos.

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Nacional
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