Durango está en alerta por un brote de meningitis aséptica. Al menos 16 personas, 15 mujeres y un hombre, han muerto el último mes en cuatro hospitales privados del Estado debido a un hongo presente en cuatro lotes de bupivacaína, un anestésico local. Hay más de 60 casos positivos confirmados, la inmensa mayoría mujeres jóvenes, de acuerdo con la Secretaría de Salud de Durango (SSD). A pesar de que las autoridades han habilitado áreas especiales en dos centros públicos para tratar la infección, la situación todavía no se ha estabilizado y los números siguen subiendo lentamente.
“Llegará fácilmente a unos 100 contagios. El hongo es muy agresivo a pesar del tratamiento, la mortalidad puede superar hasta el 50% de casos. Es una tragedia, va a pasar a la historia de la medicina”, explica el doctor Eder Zamarrón, especialista en terapia intensiva en el Hospital MAC Tampico y divulgador científico. Los expertos coinciden en que la hipótesis más probable es que el medicamento fue contaminado por un mal manejo en los centros de salud, aunque por el momento nadie ha asumido responsabilidades y no ha habido detenidos. “Sería especulativo atribuir los casos a los frascos fabricados, almacenados o al uso mismo del anestésico en los pacientes”, ha defendido el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en un comunicado.
La enfermedad no es contagiosa, pero no hay un registro de cuántas pacientes recibieron el anestésico y estuvieron expuestas al hongo. Las autoridades sanitarias están monitoreando a todas las personas que recibieron el medicamento desde marzo en cualquiera de los cuatro hospitales afectados — el del Parque, el Santé, el Dikcava y el San Carlos, todos en la ciudad de Durango y clausurados temporalmente—, por lo que el número podría estar en los cientos. Este diario ha solicitado una entrevista a los responsables de la SSD, pero al cierre de este artículo no ha recibido respuesta. “La investigación para determinar las causas de la meningitis llevará tiempo y estará enfocada en determinar en qué punto del proceso ocurrió la contaminación”, ha declarado López-Gatell Ramírez en el comunicado, que precisaba que otras 12 mujeres se encuentran graves. Aunque una de las muertes se ha registrado en un hospital de Torreón, en Coahuila, la víctima había sido operada también en Durango.
La alarma con la meningitis, una enfermedad que inflama los tejidos que cubren el cerebro y la médula espinal, saltó a principios de noviembre. Entonces, todavía no estaba claro el origen de la enfermedad. Aunque normalmente se transmite por el contacto directo con una persona infectada, los análisis médicos revelaron que en el caso de Durango el causante era un hongo —de nombre científico Fusarium solani— presente en las partidas de bupivacaína y bupivacaína pesada. El medicamento es un anestésico local utilizado para cirugías cortas, de en torno a dos horas. Las partidas contaminadas fueron fabricadas por Pisa, una farmacéutica con base en México, aunque los expertos consultados coinciden en descartar que el hongo estuviera presente en el fármaco desde su producción. Al contrario, señalan que lo más probable es que fuera comprometido en los cuatro hospitales en los que se han registrado contagios, ya que la compañía suministra el mismo medicamento a todo el país y algunos hospitales de Sudamérica.
“Una de las hipótesis más probables es que por ahorrar recursos hayan reutilizado las agujas”
Consuelo Tinajero, anestesióloga en el Hospital General de Silao, Guanajuato, ha seguido de cerca el brote desde el inicio: “Como anestesiólogos se nos notificó que estaban ocurriendo casos de meningitis en la ciudad de Durango y se le estaba asociando al uso de bupivacaína, se nos notificaron los lotes específicos que se usaron y se nos avisó del riesgo que existía si dábamos una anestesia. Lo que me llama la atención es que Pisa distribuye a todo el país y en ninguna otra parte se han reportado este tipo de casos. En el hospital donde me encuentro realizamos mínimo de 12 a 15 anestesias neuroaxiales diarias porque trabajamos con mucha paciente embarazada y para una cesárea es la anestesia ideal”.
La inmensa mayoría de pacientes son mujeres jóvenes que han dado a luz en los últimos meses y se sometieron a cesáreas. El doctor Alejandro Macias, uno de los mayores especialistas en infecciones de México, apunta: “En varones se usa menos, por ejemplo, en operaciones de hemorroides, eso explica por qué están afectadas básicamente mujeres con cesáreas”. “Que el medicamento esté contaminado prácticamente lo podemos descartar, a no ser que lo contaminaran en el sitio de uso. Una de las hipótesis más probables es que por ahorrar recursos hayan reutilizado las agujas”, sostiene el infectólogo.
Las agujas, explica Macias, son desechables y se introducen a la jeringuilla a través de una parte de plástico que no puede desinfectarse en caliente porque el material se funde. “Hay una cosa que llaman esterilización en frío, pero es una entelequia, la falsa idea de que puedes esterilizar algo fuera del autoclave [máquina para esterilizar a altas temperaturas]. Muchas veces utilizan desinfectantes y luego sistemas de desinfección en frío creyendo que va a dejar la aguja estéril y no es cierto, esos sistemas no esterilizan el interior de la aguja. Si estaba contaminado y tenía ese hongo, han inyectado el analgésico en el sistema nervioso central”.
Con él concuerda Tinajero, que explica que en el tipo de anestesias para el que se usa la bupivacaína, el medicamento se introduce directamente en el sistema nervioso central con una aguja “muy delgadita”. “Sospecho de las jeringas, antes eran de cristal, no se desechaban, y se re-esterilizaban, a veces con calor o con otras sustancias, inclusive alcohol. Creo que estos hospitales siguen usando este tipo de jeringas de cristal reutilizables”.
Los expertos consultados rechazan que, a pesar de que la mayoría de las afectadas sean mujeres, se trate de un caso de violencia obstétrica —”violencia ejercida por profesionales de la salud hacia mujeres embarazadas en el parto y puerperio”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)—. “Yo no lo juzgaría como violencia obstétrica, creo que los médicos que administraron la anestesia estaban en lo correcto y no sabían el riesgo al que estaban sometiendo a los pacientes”, opina Tinajero.
“A pocos tipos de procedimientos se les da este tipo de anestesia que se inyecta en el líquido cefalorraquídeo. Las mujeres embarazadas con cesárea son las que más se exponen porque se acaba rápido el efecto anestésico, tienen el sistema inmune afectado y defensas bajas por el propio cambio fisiológico del embarazo. La inoculación directa de un hongo, por mejor sistema de defensas que tengas, te va a afectar”, añade Zamarrón.
“La responsabilidad es de los directivos del hospital”
“Otra hipótesis”, apunta Macias, “es que hubieran comprado el medicamento en el mercado negro, y ahí preparan los medicamentos hasta en una cochera. Si lo compraron ahí para ahorrar recursos, pueden haber falsificado etiquetas o haber metido lotes completos”, continúa el experto. ¿Es una negligencia médica? “Absolutamente, sí. Es un problema en medicina que pasa mucho en los países en desarrollo para ahorrar recursos. Si eso fue lo que pasó, este es uno de los peores casos que yo he visto de fallar en las medidas más elementales de cuidado”, sentencia.
Tinajero, sin embargo, matiza: “No lo llamaría negligencia médica porque nosotros como médicos y anestesiólogos no tenemos manera de saber si el medicamento está contaminado o las agujas esterilizadas, aunque sí podemos darnos cuenta si nos dan jeringas reutilizables, si son de cristal y no de plástico. La responsabilidad es de los directivos del hospital, saben que no están esterilizando de manera adecuada, o re-esterilizando material de un solo uso, o bien que compraron medicamento apócrifo. Eso lo debería de saber el proveedor de ese hospital, es a quien se debería investigar”.
Macias hace balance: “No quiero ser alarmista y hay que ser muy cuidadoso, pero es un hongo muy resistente a los medicamentos existentes. El problema se va a acarrear por meses, es una meningitis de evolución lenta. Algunos casos tardan semanas en manifestarse. Hay decenas de mujeres que pueden tener muchos problemas, están teniendo el mejor tratamiento disponible, pero no se puede garantizar eficacia. Los contagios ya no se van a extender, pero el problema que hay en este momento está todavía larvado”.