Amado u odiado, no hay más. Así fue la figura de Cuauhtémoc Blanco a lo largo de los años que brilló en las canchas de futbol. El ahora gobernador del estado de Morelos se convirtió en un referente deportivo a quien miles le tienen admiración por el personaje que ha sido a lo largo de sus 50 años.
Desinhibido en las canchas, “Temo” se ganó el corazón de los americanistas por su personalidad y el “repudio” de los demás aficionados. Sin embargo, cuando vestía la camiseta de la Selección Mexicana, los sentimientos encontrados se vertían en admiración.
Incluso, algunos lo catalogan como el último ídolo del futbol mexicano, tras 24 años de carrera profesional. Basta recordar que, en 2016, en su partido de retiro y despedida con el América, todos los aficionados en el Estadio Azteca se le rindieron en un solo aplauso para reconocerlo.
El “Divo de Tepito” siempre estuvo cercano a la gente, pues de alguna u otra manera, representó siempre la idea de tenacidad y lucha por alcanzar los sueños y demostrar que, con perseverancia y disciplina, se puede trabajar por alcanzar un mejor futuro.
Del barrio pasó a ser una figura reconocida a nivel internacional, marcar goles en tres Mundiales y llevar a sus vitrinas un total de nueve títulos.
Su personalidad no solo se limitó a derrochar magia en las canchas, sino que lo llevó a convertirse en político, arrancando su carrera en 2015 al ganar la presidencia municipal de Cuernavaca para, luego, en 2018, participar en las elecciones estatales. Nadie lo creía, pero el “Cuauh” obtuvo la victoria para ocupar el puesto que actualmente tiene.
A pesar de que ha estado involucrado en escándalos y polémicas, ha declarado que le gustaría mantenerse y contender por algún cargo en 2024, pues confía en el proyecto que ha realizado y que la gente lo podría respaldar.
Yo no soy ‘hambreado’, como decimos en el futbol. Si me dan autorización, pues voy, y si no, pues me regreso al futbol (…) Espero tener otra reunión con él (presidente López Obrador) y pedirle que me dé la oportunidad. Sí me gustaría, pero no me voy a casar con la idea. Si se puede sí, si no, pues ni hablar”