Turcos reportan al menos 5 mil inmuebles destruidos; los sirios enfrentan un panorama más devastador; nevadas complican labores de rescate; Voluntarios ayudan a buscar bajo los escombros a personas atrapadas, algunos sin más apoyo que sus propias manos; logran sacar a 7 mil, pero faltan miles; “Una puerta nos protegió”, narra un sobreviviente; la mayoría de sus vecinos murió; hay 15 mil heridos; fluye solidaridad mundial ante el “peor desastre” del último siglo
Dos fuertes terremotos que azotaron Turquía y Siria en un lapso de nueve horas cobraron la vida de más de cuatro mil 300 personas y provocaron más de 15 mil heridos, aunque la Cruz Roja calcula que habrá más de 200 mil de los últimos.
A más de 24 horas de abrir el recuento devastador, ambos gobiernos admitieron que la cifra sería mucho peor en medio de labores de retiro de escombros de más de cinco mil edificios derrumbados tan sólo en el país del epicentro, hecho por el que el presidente Recep Tayyip Erdogan sentenció que vivieron el “peor desastre” del último siglo, al superar los movimientos telúricos de 1939 y 1999, aunque llamó a mantener la unidad y la solidaridad.
Horas después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó que el escenario real será más devastador de lo pensado con cifras totales ocho veces mayores en cuestión de semanas tras los siniestros de magnitud 7.8 y 7.6 ocurridos entre las 04:17 y las 13:24 horas, esto cuando apenas contaban dos mil 500 decesos. El balance de la directora de Emergencias del organismo, Catherine Smallwood, representa que prevén hasta 20 por ciento más víctimas que los del terrible movimiento telúrico de los 90, uno de los peores con 17 mil bajas, según información de la cadena británica BBC.
Por ello, algunos sectores insistieron que la evaluación es incalculable debido a las pérdidas humanas, por la que Ankara decretó siete días de luto, mientras siguen cerradas decenas de escuelas desde jardines de niños hasta universidades, en lo que sigue la evaluación del daño.
Al momento del primer temblor la mayoría de la población dormía y la destrucción visible anticipa pérdidas económicas por casas, negocios y otros inmuebles derrumbados, así como por los apagones y la falta de insumos básicos como electricidad, gas, agua y hasta comida, lo que podría paralizar a esos países, mientras regiones siguen incomunicadas como Nurdagi e Islahiye; por lo que anticipan que Siria, que concentra una de cada tres muertes, con mil 444 al cierre de esta edición, se hundirá en una severa crisis, con miles de desplazados cuando trata de superar la pandemia de Covid-19 y una epidemia de cólera.
Tan sólo en la primera nación, ya se acercan a las tres mil defunciones, de acuerdo con registros de la Autoridad del Manejo de Desastres y Emergencias (AFAD) y del vicepresidente, Fuat Oktay, que movilizaron todo tipo de ayuda para dejar atrás este grave desastre lo antes posible, como urgió el líder turco, en medio de la noche y en plenas nevadas que dificultan la búsqueda de víctimas mientras sigue la evacuación en zonas de riesgo ante el temor de que las réplicas empeoren la situación.
Mientras que se confirmó que no hubo incidentes mayores en su planta nuclear.
Sin embargo, sigue al alza la cifra de daños con más de cinco mil inmuebles destruidos, evidenciando la magnitud de los terremotos, pues entre éstos hay hospitales y hoteles convertidos en escombros como en Iskenderun, así como de monumentos históricos.
Hecho del que testigos delataron el panorama al relatar lo difícil que fue sobrevivir debido a que la emergencia los sorprendió cuando dormían, pues quienes no reaccionaron a tiempo fueron arrastrados por edificios de más de 10 niveles que se vinieron abajo.
En tanto, del otro lado de la frontera, en Siria el panorama es desalentador, pues aunque la cifra de muertos es menor a dicho territorio le costará más salir de la crisis ante el grado de miseria, al recordar que hay una región que es controlada por el gobierno, pero otra por los disidentes respaldados por fuerzas rusas, mismas que ya se movilizaron a las zonas afectadas, como en Damasco.
Golpeada por guerras civiles, problemas económicos, sociales y sanitarios, Siria trata de contabilizar sus bajas con menos recursos que los que dispone la nación vecina por su lazo europeo; mientras que en la zona totalmente asiática los Cascos Blancos urgen todo tipo de auxilio a nivel mundial para residentes de las provincias más devastadas como Idlib, Alepo, Hama, Latakia y Raqqa ante múltiples colapsos entre edificios ya fracturados por los bombardeos, pues los pocos hospitales que siguen de pie se saturaron para atender a miles de víctimas.
Al respecto, Médicos sin Fronteras advirtió que las necesidades serán mucho más graves, pues los sismos dejarán a miles sin casa, mismos que ya luchaban por sobrevivir en medio de la pobreza y ahora convierten las mezquitas en albergues ante el grado de congelación por las bajas temperaturas al aire libre; pero también se reportó que abrieron las plazas comerciales, estadios y centros comunitarios para personas vulnerables.