ANUIES, que agrupa a 211 instituciones, señala que la mayoría de escuelas carece de protocolos de atención; ve descuido para erradicar agresión; directrices antiacoso, sólo el primer paso, considera experta; urge atención especializada; joven narra estrés por acoso de profesor
Miradas, saludos y comentarios incómodos, insinuaciones sexuales, la invasión del espacio personal o tocamientos directos no autorizados persisten entre los pasillos de las universidades del país como un “fenómeno de impunidad” ante la violencia sexual que una de cada cinco mujeres ha enfrentado, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Durante las últimas semanas se han avivado los reportes de agresiones sexuales contra alumnas en planteles del país; sin embargo, el problema “es bastante más viejo de lo que muchos se atreven a reconocer”, afirma Luis Armando González Placencia, secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).
El caso más reciente fue en la Universidad Autónoma Metropolitana, donde una alumna de la Unidad Cuajimalpa denunció que su expareja, al que acusó de abuso, no recibió una sanción a pesar de haber confesado la agresión. Tras la toma de planteles, el responsable fue expulsado.
La pandemia agravó la violencia por la tensión que se vivió dentro de los hogares, y las escuelas simplemente no lo han atendido. Se requiere atención especializada
Alma Maldonado, Investigadora del Cinvestav
La problemática se extiende más allá de las grandes casas de estudios como ésta, la UNAM o el IPN. Ayer, la Universidad Autónoma de Zacatecas entró en paro por una situación similar, donde las estudiantes denunciaron asedio sexual cometido por los profesores.
“El problema se hizo visible alrededor del 2017, cuando surgió el #MeToo y muchas mujeres decidieron hacer públicas las denuncias de acoso sufridas años antes. Eso hizo ver a muchas jóvenes en las universidades que no tenían por qué aguantar el acoso que vivían”, dijo González Placencia en entrevista con La Razón.
El titular de la asociación que agrupa a 211 instituciones públicas y privadas del país, dijo que hasta ahora no cuentan con cifras que ayuden a dimensionar numéricamente el problema, aunque refirió que durante la pandemia disminuyeron las agresiones, pero se diversificaron en el espacio digital, y para 2022 se reavivaron las denuncias.
Sin embargo, “me atrevería a decir que lo que hay es un grave desconocimiento”, dijo, pues la preocupación para las y los rectores antes era la calidad en la formación académica y la violencia sexual no estaba en el radar.
“Lo que da cuenta esta situación es que el problema no se ha resuelto, que no existe experiencia ni los medios suficientes en las universidades para poder hacerle frente. Aunque hay un número determinado de universidades que tienen protocolos, lo cierto es que la gran mayoría de instituciones de educación superior carece de ellos”, declaró González Placencia.
Mencionó que en la problemática hay vertientes, pues no es lo mismo que el agresor sea un alumno a que se señale a un académico, donde las instituciones podrían enfrentar demandas laborales al proceder en su contra, por lo cual consideró que se debe avanzar en el tema para que “los derechos laborales no impidan que se haga justicia”.
Aunque hay un número determinado de universidades que tienen protocolos, lo cierto es que la gran mayoría de instituciones de educación superior carece de ellos
Luis Armando González, Secretario general de la ANUIES
No obstante, subrayó que las agresiones ocurren porque los responsables se dan cuenta que “pueden agredir sin que haya consecuencias. Es un fenómeno de impunidad. Si no hay una reacción fuerte de las autoridades, el mensaje que se envía es: ‘no pasa nada’”.
Sin embargo, insistió en que el problema se debe a la falta de claridad y no a “mala fe”, pues existe una preocupación fundada de no violar derechos a alguien de manera injustificada, razón por la cual es indispensable contar con capacitación para actuar de forma justa.
Datos del Inegi apuntan que 18 por ciento de mujeres ha vivido violencia sexual escolar. Destaca que 43.4 por ciento ha sido cometida por compañeros y 16.8 por ciento, por parte de profesores.
“Marisol” fue estudiante hasta 2019 de la Facultad de Artes y Diseño de la UNAM, donde asegura que vivió momentos estresantes no causados por sus estudios, sino por el acoso del que era víctima por parte de un profesor, cuyo nombre siguió apareciendo en tendederos de denuncia por las mismas causas en meses recientes. “Sólo cursé un semestre con él. Diario nos saludaba y un día quiso hacerlo de beso, pero me aparté. Sus clases eran pesadas porque hacía comentarios super machistas y hasta obscenos que nos incomodaban a las compañeras y a mí. Claro que algunos compañeros le hacían segunda y se reían con él. Parecía que disfrutaba hacernos sentir incómodas, porque un día intenté frenarlo haciéndole saber que lo que decía era asqueroso y se acercó a mi, pareciendo que quería besarme y luego se río. Era una pesadilla”, narró la joven.
El fenómeno no es exclusivo de las instituciones de educación superior. En días recientes se han registrado múltiples manifestaciones de padres de familia de alumnos de kinder, primarias, secundarias y hasta bachilleres que denuncian abusos sexuales contra sus hijas e hijos.
Mayra Robles estudia en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, y denuncia que en su escuela hay algunos maestros que acosan a las estudiantes de muchas maneras.
“Nos dicen: hola bonita, tratan siempre de tocarnos de cualquier manera, no necesariamente de manera íntima, sino de acercarse para darnos un beso en la mejilla o tomarnos del brazo o algún roce de la piel”, contó.
Alma Maldonado, investigadora del Cinvestav del IPN, dijo que “estamos viendo una situación de violencia social que inevitablemente llega a las escuelas, es un reflejo y parece inevitable, pero no por eso no debemos hacer nada”.
La experta educativa consideró que aunque urge un protocolo antiacoso, este sólo es un paso, pues lo que se requiere es atención especializada, ya que a esto se suma que “la pandemia agravó la violencia por la tensión que se vivió en los hogares, y las escuelas simplemente no lo han atendido”.
Bloquean calles por acoso en el CCH Azcapotzalco
Estudiantes del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Azcapotzalco, de la UNAM, bloquearon ayer la avenida Aquiles Serdán para denunciar que uno de sus compañeros golpeó a una alumna dentro de las instalaciones, así como situaciones de acoso sexual.
Los alumnos acusaron que las autoridades de su plantel han sido omisas, pues el estudiante señalado ha sido denunciado en varias ocasiones por haber cometido otras agresiones, como acoso, ante lo cual no ha habido alguna respuesta.
Con carteles con la frase “Mi cuerpo y mi autonomía no se tocan”, los manifestantes denunciaron otro tipo de agresiones cometidas no sólo entre compañeros, sino también por parte de la planta docente, así como los ataques porriles de los que el plantel ha sido objeto durante los últimos meses.
La institución respondió en un comunicado, en el que aseguró haber brindado apoyo a la joven que fue víctima de agresiones e informó que desplegó un equipo para recibir las demás denuncias de los estudiantes.