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MILENIO: Hacinamiento, maltrato, opacidad… 7 estaciones del INM, en el abandono

 

Desde Tapachula hasta Hermosillo; lo mismo Acayucan, Veracruz, que Ciudad Juárez, Chihuahua, el común denominador de las estancias para alojamiento temporal a cargo del Instituto Nacional de Migración (INM) está en la opacidad y en las denuncias por condiciones indignas.


(EFE)

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MILENIO recorrió siete estaciones migratorias en Chiapas, Sonora, Baja California, Tabasco, Veracruz y Oaxaca para conocer las condiciones en las que se encuentran los extranjeros asegurados en territorio nacional en su camino a Estados Unidos o aquellos que buscan un refugio temporal en México.

Las opiniones sobre ellas son las mismas: pésimas condiciones y maltrato.

El acceso a las instalaciones para grabar es imposible. Trabajadores y vigilantes aseguran que los permisos se solicitan en Ciudad de México, pero nunca se otorgan, o simplemente un guardia desde la puerta de la estancia se encarga de decir: “aquí no hay nadie”.

Una vez que la migración irregular es detectada, todos los días miles de niños, mujeres y hombres que no logran acreditar su estancia en el país pasan por una de las 35 estaciones fijas o alguna de las 348 estancias provisionales que hay en México, recintos migratorios similares a centros de reclusión.

El problema se repite en las estancias visitadas: falta de transparencia y denuncias convierten a estos lugares en bombas de tiempo que pueden estallar, como ocurrió en Ciudad Juárez, donde 40 migrantes murieron tras un incendio, atrapados sin salida.

“Dormimos entre la mierda”

La estación migratoria Siglo XXI en Tapachula, Chiapas, es considerada una de las más grandes del país, con una capacidad para alojar hasta 3 mil extranjeros hacinados.

“Hay cubos de orina adentro, en el comedor, y ahí se acuesta la gente. Al otro día bajas a desayunar y siguen esos cubos con orines ahí”, reclama Manuel, indignado después de 30 días de encierro en estas instalaciones.


(J.Carballo / Milenio)

(J.Carballo / Milenio)

Manuel, de origen cubano, viajó a México con su esposa y su hija de un año ocho meses, pero solo para seguir el camino hacia el norte, “o para donde sea”, según dice. Y muestra a MILENIO imágenes que logró captar con un teléfono celular que pudo ingresar a las celdas, de cómo es por dentro una de las estaciones más grandes del país.

En los videos es posible apreciar los pisos e inodoros con hongos, retretes de metal oxidados y sucios, así como pedazos de cascajo en el baño, bolsas de basura y tomas de agua supuestamente potable.

“Condiciones indignas, estamos durmiendo entre la mierda, no hay atención médica, todo mundo está enfermo con catarro respirando la caca que hay aquí.

“Nos tienen secuestrados totalmente, nos dejan incomunicados. No nos dejan hablar con nadie, no nos dejan siquiera que los abogados nos visiten, no nos dan noticias, dicen los derechos que tenemos, como derechos a saber tu condición migratoria, pero aquí nadie sabe nada, hay personas que llevan 40 o 50 días”, denuncia Manuel.

Nadie sabe quién está a cargo

En Hermosillo nadie sabe quién está a cargo de Migración. Ni por teléfono ni afuera de las oficinas dan información, una situación que se repite en Tijuana o en Veracruz: hermetismo.

De acuerdo con el directorio del INM, el titular de la Oficina de Representación es un elemento retirado de la Secretaría de Marina (Semar), el capitán Sergio Iván Cadena Lira.


(Especial)

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Sin embargo, Cadena Lira no ha tenido ninguna aparición pública desde su designación y, al menos desde hace un año, es imposible contactar al área de Comunicación Social, incluso el superdelegado Jorge Taddei Bringas desconoce quién está al frente.

“La verdad es que yo tampoco (sé quién está a cargo), desconozco. Había un señor Martínez, algo así, que se fue y dejó a la muchacha, se quedó una muchacha al frente. Y bueno, ya no tengo yo información de quién esté a cargo”, comentó el delegado de Bienestar durante una llamada telefónica con este diario.

Una vez en las puertas de esta Oficina de Representación, ni los trabajadores ni los vigilantes pudieron brindar algún tipo de información. “Nosotros no estamos autorizados para dar declaraciones”, puntualiza el guardia de seguridad.

La respuesta fue similar en Tijuana, donde un guardia privado es el único que cuida el acceso y salida de la estación. Al exterior no hay migrantes ni abogados en espera de algún trámite y el acceso a las oficinas está prohibido.


(Especial)

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MILENIO acudió a las instalaciones a solicitar una entrevista o cualquier tipo de información sobre la estación, pero después de una larga espera el titular de la delegación, Manuel Alfonso Marín, ya no estaba.

Como reos, sin agujetas

Tras las rejas, como si fueran reos, sin agujetas en los zapatos y sin agua en los baños es como permanecen los indocumentados que son asegurados y posteriormente enviados a la estación migratoria del municipio de Acayucan, al sur de Veracruz.

África, de origen colombiano, habla del trato “déspota” que recibió en este centro de detención, mientras acomoda sus pertenencias y amarra las agujetas de su calzado tras ser liberada.

“Nosotros llegamos ahí a las cinco de la mañana y el agua llegó a las nueve, pero solo por dos horas para que las mujeres de la limpieza pudieran hacer el aseo; nosotros no alcanzamos a bañarnos porque el servicio no funciona y al sanitario toca bajarle con balde”, confía.

Los dormitorios son para máximo cuatro personas, pero en ellos meten hasta ocho. Hay rejas y mallas, y todos los migrantes permanecen incomunicados, pues antes de ingresar a la estancia les retiran sus pertenencias, por lo que para Michelle, quien salió de Venezuela, las horas fueron eternas.

“Y el daño psicológico que le hacen a uno es grande por estar encerrado, impaciente de no saber a dónde nos van a llevar o cuánto tiempo íbamos a estar ahí”, reclama.

Lo mismo sucede en Tabasco, en la estancia de Ciudad Industrial. Aquí a los migrantes asegurados los dejan incomunicados y la información que les dan es prácticamente nula.

“Agarran mi celular, que porque nosotros no podemos sacar fotos, no puede salir nada. Y ahora mírame, sin plata. ¿Cómo voy a pasar? ¿Debajo de la tierra o arriba? Díganme qué hacer, Migración tiene un papel para sacarme de ahí por 20 días y ahora me agarra otra vez. ¿Qué puedo yo hacer?”, lamenta Alex Julius, migrante de origen Haitiano.

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