El representante en México del Alto Comisionado de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Jan Jarab, reconoció públicamente el importante papel que la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) jugó en la investigación en materia de identificación de restos humanos que a través de su cuerpo de académicos y científicos llevaron a cabo en las fosas de Tetelcingo.
Dicho reconocimiento se entregó además en el marco de una reunión que el representante de la ONU-DH, Jan Jarab, sostuvo con Alejandro Vera Jiménez, rector de la UAEM, así como con Javier Sicilia Zardain, secretario de Comunicación Universitaria y Roberto Villanueva Guzmán, coordinador del Programa de Atención a Víctimas de la UAEM.
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, como parte de su mandato de monitoreo, acudió el pasado 30 de mayo a Tetelcingo para observar el procedimiento de exhumación en las fosas clandestinas, además de entrevistarse con familiares de víctimas, sociedad civil, y representantes de la UAEM, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), de la Fiscalía de Morelos y el secretario de Gobierno.
A través de un video difundo por la propia por ONU-DH México, se reconoce a la máxima casa de estudios morelense su trabajo realizado en solidaridad con las víctimas, “la UAEM ha hecho un trabajo sin precedentes”, afirman.
En el video, la señora Guillermina Sotelo Castañeda, madre de un desaparecido y activista, expresa su apoyo y solidaridad con la universidad, “al apoyar en lo que se pueda, porque uno no sabe, ahorita me tocó a mí, al rato le puede pasar a otra persona”.
En el mismo, Roberto Villanueva, asegura que la universidad debe responder a las problemáticas sociales, “decidimos abrir un programa de Atención a Víctimas porque creemos que las universidades deben atender las problemáticas más urgentes de la sociedad, en Tetelcingo las familias de las víctimas y de algunos colectivos nos asignaron como sus peritos independientes para llevar a cabo el proceso de exhumación de los cuerpos”.
Por su parte, Javier Sicilia, dijo que ser testigos de la exhumación de los cuerpos fue conmovedor, “ver cada momento en que salía un cuerpo, colocar una cartulina que decía ‘bienvenido’, eso es dignidad, un país, es una familia, ninguna muerte violenta puede ser ajena, quien es ajeno a esto, no pertenece a esta patria, ya no podemos permitirlo”.