La compra millonaria fue anunciada a principios de abril por todo lo alto por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Este miércoles, en Palacio Nacional, Ramírez de la O ha vuelto a defender la rentabilidad de la millonaria operación para que la CFE recupere el mando sobre el puñado de plantas que hasta ahora operaban bajo el régimen de Productores Independientes de Energía contratados por la paraestatal. “La CFE tendrá una mayor participación en un mercado de alto crecimiento en el noreste del país, donde ahora solo tiene un 4,5%,” ha dicho. Los activos que forman parte de la transacción son los ciclos combinados de gas Monterrey I y II, Altamira III y IV, Altamira V, Escobedo, La Laguna, Tamazunchale I, Baja California y Topolobampo II y III, Monterrey III y IV, Tamazunchale II y Enertek, además del parque eólico terrestre La Venta III.
Ramírez de la O ha dado algunos vistos del acuerdo entre Iberdrola y el Gobierno de México. Hacienda inyectará 45.000 millones de pesos al Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin) --un fideicomiso de la administración pública para financiar obras de infraestructura-- para adquirir estos activos. “Esta es una aportación que hace Hacienda al Fonadin para darle esa capacidad de financiar la compra. Esa cantidad representa 51% del valor del capital en riesgo” ha detallado.
El funcionario federal ha precisado que los 66.500 millones de pesos, unos 3.600 millones de dólares, necesarios para la compra se obtendrán a través de los bancos. “El financiamiento está más que asegurado, por parte nuestra es el Fonadin, y el mercado está ya, a estas alturas, aun sin conocer los detalles, están ofreciéndonos el financiamiento. Los bancos grandes están ofreciendo el financiamiento porque saben que esta es una operación bastante atractiva para ellos”, ha declarado. De acuerdo con los datos oficiales, la operación está en sintonía con el precio internacional de electricidad, con un costo unitario de 696.000 por megawatt.
El secretario ha vuelto a insistir en que esta megacompra no supondrá un endeudamiento directo para el Gobierno federal. “Tenemos el dinero en la chequera nuestra, no estamos recurriendo a deuda y estamos comprando un activo que produce flujo, pero, en el supuesto de que hubiera deuda y para satisfacción de quienes están insistiendo en que esa es una operación de deuda, nosotros tendríamos todavía mucho margen para quedar por debajo del endeudamiento que constituyó el Presidente Felipe Calderón, donde hubo un incremento de deuda de 7,7% puntos porcentuales del Producto Interno Bruto, que es como medimos el impacto y, lo que llevamos nosotros hasta el quinto año es de 5 puntos porcentuales”, ha zanjado.
El costo final de los activos, ha añadido Ramírez de la O, aún está sujeto a la verificación del estado de las plantas, sin embargo, el memorándum de entendimiento signado entre Iberdrola y la Administración federal establece que desde enero pasado los flujos de estos activos se acumulan en favor del Estado, mientras que la empresa española recibirá una tasa de interés anual de 3,6% anual hasta que se cierre la compra.
La decisión de desinversión de Iberdrola ocurre tras años de desencuentros con el Gobierno federal y en plena incertidumbre ante las propuestas de reforma eléctrica de esta Administración. Desde el inicio de este Gobierno, una de las misiones principales de López Obrador ha sido fortalecer a las paraestatales energéticas, la CFE y a Petróleos Mexicanos (Pemex), en detrimento de los privados. El Gobierno ha utilizado diversos mecanismos para reflotar las finanzas de las Empresas del Estado, desde inyecciones directas hasta rebajas fiscales.