El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no quita el dedo del renglón en su objetivo para convertir el petróleo crudo mexicano en combustible listo para el mercado. El plan para alcanzar la autosuficiencia en la producción de gasolinas abarca la construcción de la refinería Dos Bocas (Tabasco), la compra en 2021 de la refinería Deer Park, localizada en Texas, así como la rehabilitación de las seis refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex). A poco más de un año de que el Ejecutivo presentó esta ambiciosa estrategia, los resultados han estado por debajo de las expectativas: incendios, fugas y reparaciones mayores en los complejos han mermado las capacidades operativas de las refinerías de Pemex en este primer trimestre.
Pemex procesó durante los tres primeros meses del año poco más de un millón de barriles diarios de crudo. Las seis refinerías de la paraestatal en el país sumaron 835.000 barriles a esta cifra, y el resto, unos 264.000 barriles, fueron entregados por la refinería Deer Park, en Texas. Aunque el complejo al otro lado del Río Bravo es uno de los pilares del plan de refinación de López Obrador, en este primer trimestre su desempeño cayó un 14%, respecto al mismo periodo de 2022. El director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, reconoció en la más reciente conferencia con inversionistas la ocurrencia de “incidentes” en Deer Park, los cuales mermaron sus resultados, sin embargo, aseguró que la refinería en EE UU sigue aportando sólidas contribuciones a la paraestatal. En febrero pasado, el complejo reportó un incendio y este jueves las llamas volvieron a rondar a la refinería, sin embargo, Pemex insistió en que el fuego no alcanzó a sus instalaciones.
Aun con estos problemas, Deer Park aporta ya el 24% del total de procesamiento de crudo en México, mientras que el resto de las seis refinerías de Pemex sumaron 835.000 barriles diarios, apenas un 2% arriba del mismo trimestre del año previo. Reinaldo Wences, subdirector de la filial Pemex Transformación Industrial, reconoce que las fugas y cambio de equipos en las refinerías de Tula y Salamanca obligaron a apagar durante días los complejos. De enero a marzo, la refinería con más producción fue Tula con 217.000 barriles diarios y la más rezagada fue la de Madero, con 85.0000 barriles.
Por producto, Pemex produjo de enero a marzo 270.000 barriles de gasolinas automotrices, 1% abajo del trimestre de 2022, mientras que la producción de diésel fue de 133.000 barriles, una caída del 11% en comparación de los 150.000 barriles reportados de enero a marzo de 2022. La generación de turbosina fue la única que se elevó en un año, al pasar de 32.000 a 40.000 barriles diarios.
El subdirector de Pemex Transformación Industrial adelantó en su conferencia con inversionistas que hacia final del año prevén avanzar aún más en su plan de rehabilitación de refinerías y conseguir la meta de 1,2 millones de barriles diarios de crudo procesado hacia finales de este año. Incluso, informó de que, a partir de abril, el promedio de procesamiento de crudo ya rondaba los 900.000 barriles diarios.
El empeño de este Gobierno por sustituir la importación de gasolinas por producción local supone por ahora para Pemex una cuesta arriba. La petrolera aún debe concretar la modernización de sus refinerías a la par de que reporta pérdidas de operación en su filial Pemex Transformación Industrial. La filial de la paraestatal, que agrupa el negocio de refinación, importación y transportación de combustibles cerró este primer trimestre con pérdidas en operación por encima de los 42.000 millones de pesos. En contraste, Deer Park obtuvo ganancias en operación durante este mismo periodo por más de 5.000 millones de pesos.
“La política de ser autosuficientes en materia de combustibles le está saliendo muy cara a Pemex. El que padece resultados financieros negativos es Pemex, a través de la refinación. Entre más gasolinas se producen, más combustóleo se produce y más pérdidas genera este segmento de negocio de la petrolera. La refinación se está comiendo todas las ganancias de Pemex, Exploración y Producción”, señala Luis Miguel Labardini, socio de Marcos y Asociados, consultoría energética.
Pemex produce más combustible sucio
La producción de combustóleo —un combustible residual muy contaminante por sus altos grados de azufre— de las refinerías de Pemex se ha convertido en un quebradero de cabeza. La generación de este subproducto al procesamiento del crudo al primer trimestre del año rondó los 300.000 barriles diarios, un aumento del 28%, en comparación a los 233.000 barriles registrados de enero a marzo de 2022. La producción de este desperdicio rebasó la producción de gasolinas automotrices.
Para intentar convertir este crudo residual en productos de mayor valor, Pemex está construyendo dos coquizadoras en las refinerías de Tula y Salina Cruz. En Tula llevan un avance del 70%, sin embargo, en Salina Cruz apenas reportan un 10% y los directivos de la petrolera prevén terminar esta obra en 2025.
Rosanety Barrios, analista independiente del sector energético, explica que las refinerías de Pemex no fueron diseñadas para procesar el crudo que las alimenta en este momento, al carecer de estos equipos lo que sucede es que queda un desperdicio muy grande o combustóleo. De acuerdo con sus estudios, mientras en EE UU las refinerías producen apenas un 1% de combustóleo por cada litro de crudo procesado, en México este porcentaje se eleva hasta el 30%. “Un tercio de cada barril de petróleo que se procesa queda convertido en un producto de desperdicio”, advierte.
La especialista añade que, aunque el combustóleo producido en México se puede vender, su cotización es incluso menor al crudo. “Cada vez que refina, Pemex pierde dinero. La actividad que deja dinero a Pemex y a los mexicanos es extraer petróleo y venderlo, no refinarlo”, dice.
Barrios menciona que aun con la entrada en operación de la nueva refinería Dos Bocas, el resto de los complejos de Pemex no cuentan con la tecnología para dejar de generar combustóleo. Así, añade, la decisión de empujar la refinación local para sustituir importaciones de petrolíferos solo responde a los intereses políticos de este Gobierno, no a una lógica de negocio y rentabilidad.
A fines de 2021, el presidente López Obrador lanzó la promesa de que el 100% del crudo mexicano se refinaría en el país para garantizar el abasto de combustibles. A menos de dos años de que concluya este Gobierno, Pemex trabaja a marchas forzadas para intentar alcanzar la ambiciosa meta del Ejecutivo.