Incognitapro

Combate a la corrupción, el reto de Peña Nieto

Analistas ven el momento actual para el presidente Enrique Peña Nieto como uno de los más difíciles y con desafíos en cuanto al combate a la corrupción y transparencia

El presidente Enrique Peña Nieto llegará al cuarto Informe de Gobierno con el registro de inicio de gestión positiva en los dos primeros años y con retos enfrente en los dos que restan al sexenio, como impulsar la transparencia y el combate a la corrupción, advierten analistas y politólogos.

Las encuestas registran baja aprobación ciudadana; se vive una resistencia a ultranza a la reforma educativa por parte de la CNTE; sufrió una derrota electoral; hay una confrontación de su gobierno con el sector empresarial y con jerarcas de la Iglesia católica, y además, sin los resultados que la sociedad esperaba del paquete de reformas estructurales.

Por ello, los analistas Luis Carlos Ugalde, Enrique Cárdenas, Rolando Cordera, Leonardo Curzio y Alberto Aziz advierten que este podría ser el año más complicado.

El ex consejero presidente del extinto IFE, Luis Carlos Ugalde, explica que los principales escollos que enfrentó el Presidente este último año tienen que ver con la aplicación de la reforma educativa y la proliferación de la corrupción en los gobiernos estatales.

Sobre el tema de la percepción en torno a la corrupción, el maestro emérito de la UNAM Rolando Cordera Campos dice que “se ha acentuado —con razón o sin ella—, pero lo ha hecho. Lo que podemos decir es que empezamos tarde en esa materia, creando el Sistema Nacional Anticorrupcion que requerimos”.

Por su parte, Alberto Aziz Nassif, profesor investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), destaca: “Hay un grave problema de corrupción que se ha ido generando por una serie de hallazgos y descubrimientos en el actuar público, tanto en los estados con gobernadores señalados como con problemas en el gobierno federal. Esta situación ya fue percibida y expresada en las elecciones locales del pasado 5 de junio”.

Sin embargo, precisa que la baja desaprobación del mandatario ha sido sostenida. Casi 80% considera que el país va mal, dice.

“La llegada de su cuarto informe va a ser muy complicada”, dice. Espera un reconocimiento real de los problemas graves que enfrenta el país, las razones por las cuales aún se viven y una ruta para los próximos dos años.

Además, identifica el bajo crecimiento de la economía, la difícil situación que enfrentan las finanzas nacionales, el alza de precios en servicios, el endeudamiento público y los salarios deprimidos como los escollos del presidente Peña Nieto en su cuarto año de gestión.

—¿Es el peor año para el presidente Peña Nieto? —se le pregunta.

“No sé si sea el peor, pero si se consolida la tendencia del ciclo a la baja de este gobierno que empezó con la tragedia de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, estamos frente a esta caída y una situación para los próximos años en los que no habrá confianza ni credibilidad de que pueda haber cambios. Esto traza 2018 en el imaginario público, lo cual es preocupante”, dice.

Para Enrique Cárdenas, director de la Fundación Espinosa Yglesias, los temas negativos como Ayotzinapa, la casa blanca, el departamento de Miami y los señalamientos de corrupción contra tres gobernadores han avasallado a los puntos positivos de esta administración.

“Si bien hay signos de ingobernabilidad como el conflicto con la CNTE, que no se acaba de resolver porque el gobierno no ha llegado a poner un alto, hay otras cosas como el departamento de Miami y la continua violencia entre grupos criminales; hay muchas muestras de cierto nivel de ingobernabilidad en el país y eso afecta drásticamente el ambiente y la percepción de la población en general. No necesariamente es un reflejo de otro tipo de cuestiones que no están yendo tan mal”, afirma.

Para Cárdenas, objetivamente no es negativo el comportamiento de la actividad económica, pese a lo que sucede en muchas partes del mundo, pues la inflación sigue bajo control, el empleo en algunos estados crece muy rápido y las reformas estructurales comienzan a dar resultados en algunos aspectos.

“Es un contraste entre la percepción y la realidad de la gente. No es que sea equivocada, es real, pero inhibe otro tipo de variables que en realidad son bastante positivas para el país. Es un claroscuro en cómo se esta viendo el sexenio”, añade Cárdenas.

Coincide con Luis Carlos Ugalde: “Por un lado, el avance gradual a cuentagotas —en algunos casos más rápido, en otros mas lento— de las reformas que serán el legado principal de su administración; del periodo, lo que más llama la atención es el tema de la reforma educativa, pero hay otras reformas que caminan como la energética. Y hay un resultado mixto en la economía que está estable, [pero] con crecimiento muy modesto”.

Estas circunstancias llevaron a la población a cobrar factura en las urnas al PRI y al gobierno el pasado 5 de junio, añade Ugalde.

“No se necesitan más reformas, sino tener la capacidad para aplicarlas y ese es el gran desafío; como en el tema educativo, tienes una buena reforma en lo general, pero el desafio de la ejecución es mayúsculo”, dice.

Leonardo Curzio advierte que algunos temas como las propuestas de matrimonios igualitarios y la marihuana son parte de una agenda de avanzada y liberal, pero “tampoco ha habido un liderazgo político para sacarlas adelante. Salió la oveja, pero le falta el pastor. Falta liderazgo político para empujarlas”.

Curzio, doctor en historia e investigador del Centro de Investigación sobre América del Norte de la UNAM, advierte que el presidente Peña Nieto llegará a su cuarto informe “con un problema muy serio” en torno a una agenda de reformas que comienza a atorarse.

“Las reformas no dan lo que se esperaba de ellas y empieza a haber impaciencia, no sólo de la opinión pública sino del propio Presidente, por dos razones: como todo presidente que llega al cuarto año, siente que no le está dando tiempo de instrumentar todo aquello que quería, con un cambio manifiesto en el país, o tiene un conjunto de asesores que le presentan una parte de un México más funcional y de pronto abre los periódicos y la páginas de internet y ve que no es así”.

A los problemas se agrega un aumento en los precios de los combustibles, lo que propicia que “mucha gente diga: ‘Oiga, ¿y dónde estuvo el cambio?’. Además de que hemos tenido que gastar un dineral en rescatar Pemex”, dice.

Curzio recuerda que otro tema “espectral” que va acompañando al Presidente es el de la seguridad pública.

—¿Es el año más dificil para el Presidente? —se le pregunta al académico y periodista.

“Lo peor esta siempre por venir. Ha sido un año muy malo, pero si recuerdas, los dos anteriores no han sido particularmente buenos. Éste ha tenido de todo, criris política por la CNTE, presión de los empresarios pero no podría decir que el peor”, responde Curzio.

Aunque “desde el punto de vista institucional, es el más poderoso de los últimos presidentes, porque contaba con mayoría en el Congreso; antes de las elecciones tenía control territorial prácticamente en todo el país, y en su partido le obedecían con sólo agitar la mano”, afirma.

Para Rolando Cordera Campos, economista y maestro emérito de la UNAM, es necesario que en el Informe de Gobierno el presidente Peña anuncie un cambio gradual en la política económica del país para ir más allá de la austeridad, con recortes y ajustes presupuestales.

“Dándole prioridad a la inversión pública en infraestructura en las regiones más desfavorecidas y desprotegidas de nuestro país; eso probablemente nos permitiría imaginar un poco más adelante cambios significativos en el ritmo de crecimiento económico nacional que es muy desalentador hasta la fecha”, dice Cordera.

Ámbito: 
Nacional
Tema/Categoría: