Según los primeros testimonios recabados por autoridades, las víctimas se encontraban comiendo y bebiendo en la parcela propiedad de uno de ellos, en la comunidad de Yostiro, cuando arribó el comando.
Los agresores llegaron a bordo de tres vehículos, de los cuales descendieron y abrieron fuego contras las personas.
Un joven de 17 años, que también se encontraba en el lugar y era hijo de una las víctimas, intentó huir corriendo, pero fue alcanzado por las balas y su cuerpo fue encontrado tendido a unos 500 metros de distancia de donde estaba su padre.
Militares que se encontraban cerca de la masacre y que recibieron el reporte, iniciaron una persecución contra los sicarios por caminos de terracería.
La persecución se extendió hasta la comunidad de Tinaja de Bernales, donde uno de los vehículos de los presuntos tiradores se salió del camino y volcó.
Versiones extraoficiales indican al menos dos de los sicarios que viajaban a bordo de la unidad perdieron la vida.
Un hombre que recién se había retirado del lugar de la masacre contó que las víctimas vivían en Yostiro y acababan de comer.
Una camioneta Nitro negra en la que viajaban los atacantes, también fue ubicada obstruyendo un camino rumbo a Tinaja de Bernales, en el municipio de Irapuato, Guanajuato.