Los envuelven con falsos servicios, ofertas, peticiones o amenazas; también los cazan en cajeros automáticos los llamados “talladores”; las causas de las denuncias más frecuentes son consumos no reconocidos y las transferencias electrónicas no realizadas con 64%
Dolores Servín, de 62 años, fue al banco a retirar dinero en efectivo. Un hombre se acercó a apoyarla porque, supuestamente, el cajero no servía. Sin embargo, sin darse cuenta, el delincuente le cambió la tarjeta por una similar y le robó cinco mil 500 pesos, su ahorro de dos meses de trabajo como empleada doméstica.
Esta forma de operar es conocida como “talladores”, dice el presidente de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), Óscar Rosado.
“Los talladores se acercan dizque a ayudar al adulto mayor, pero en realidad le sustituyen la tarjeta por otra del mismo color y del mismo banco. Operan en grupos de dos o tres; una persona ‘ayuda’ (a la víctima) y otra observa cuál es el NIP, para retirar el efectivo después, porque ya tienen en su poder el plástico válido”, explica en entrevista con La Razón.
Como Dolores, miles de personas de la tercera edad son defraudadas. Representan un sector vulnerable para los amantes de lo ajeno. En México hay 18 millones de habitantes mayores de 60 años, el equivalente a 14 por ciento de la población.
El porcentaje de soluciones en favor de las personas de la tercera edad aumentó 1.3 puntos porcentuales, al pasar de 39.8% en el primer semestre del 2022 a 41.1% en el mismo periodo de este año
Óscar Rosado, Presidente de la Condusef
Tan sólo en el primer semestre del año, el número de reclamaciones por posibles fraudes a adultos mayores en la banca registrado ante la Condusef aumentó 26.45 por ciento de manera anual, al pasar de 12 mil a 15 mil 177. De esta cifra, 55 por ciento se concentra en los hombres. A junio, las quejas por probables fraudes entre las personas de la tercera edad representaron 34 por ciento de todas las que recibió la institución, una cifra similar a la de un año antes. Aunque en el caso de los hombres sube a 41 por ciento.
Las reclamaciones se concentran en tarjetas de débito (38.7 por ciento del total), tarjetas de crédito (22.65 por ciento), cuentas de ahorro (10.60 por ciento) y cuenta de nómina (8.76 por ciento).
En cuanto a las causas de denuncia, los consumos no reconocidos y las transferencias electrónicas no realizadas por el quejoso son las más frecuentes, con 64 por ciento del total.
Rosado destaca que, en el último año, el porcentaje de soluciones en favor de las personas de la tercera edad aumentó 1.3 puntos porcentuales, al pasar de 39.8 por ciento en el primer semestre del 2022 a 41.1 por ciento en el mismo periodo del 2023. Esto implica que 59 por ciento de los casos no se resuelve o no favorece al adulto mayor.
El confinamiento por la pandemia contribuyó al aumento de fraudes, no sólo en contra de adultos mayores, sino de la población en general.
En plena crisis sanitaria, el delito alcanzó “su pico” a través de llamadas telefónicas a los hogares, donde adultos mayores y jóvenes caían en la trampa.
Sin embargo, para el segundo semestre del 2021 se observó una reducción superior a 50 por ciento de estas llamadas; “los casos disminuyeron, pero siguen latentes”, alerta el funcionario.
Filadelfa Ávila, de 87 años de edad, fue una de las personas que cayó en manos de los defraudadores. Recibió una llamada telefónica en la cual un hombre se hizo pasar por un familiar y le pidió un depósito bancario de seis mil pesos para resolver una urgencia, los cuales entregó.
Analfabetismo digital. “Siendo realistas, no me quedaría con ese 34 por ciento (de quejas), seguramente la cifra es mayor a 60 por ciento, debido a la falta de cultura de la denuncia o por desconocimiento”, considera el experto en materia de estudios sociales, políticos y militares en el ciberespacio, Adolfo Arreola.
A ello, añade, se suma que el sector de la tercera edad está abandonado en el mundo digital por la banca y las instituciones públicas. “Estamos en ausencia de un alfabetismo digital hacia los adultos mayores; muchos de ellos son analfabetas digitales y eso los hace más vulnerables, no sólo a los ciberdelitos, también a los delincuentes de oportunidad, como es el caso de aquellos que los acechan en los cajeros”, comenta.
En entrevista por separado, el arquitecto de seguridad en T-Systems, Roberto García, afirma que 80 por ciento de las personas víctimas de la ciberdelincuencia, en la que prevalecen los adultos mayores, se da una falta de conciencia respecto a las medidas de ciberseguridad que se deden de tomar.