Indicó que el tema de la termoeléctrica es un desarrollo y una necesidad para producir fuentes de empleo en la región oriente, ya que se tiene un parque industrial que no genera inversión por la falta de energía y agua, así como del uso de suelo industrial, es decir, que es un "elefante blanco".
Reconoció que el tema en Ayala es complicado y tienen que buscar un punto de encuentro, porque hoy en día se tienen dos necesidades importantes; una no va a justificar la destrucción de la otra, toda vez que se tiene que garantizar que la principal actividad productiva, que es la agricultura de la región Oriente, no se vea afectada ni amenazada por la termoeléctrica.
Y es que recordó que desde hace cinco años las comunidades ejidales junto con Asurco, organización representante de quienes usan las aguas del río Cuautla, han decidido ser los únicos interlocutores con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y hoy, en un afán de cuidar el único sustento que es el campo, buscan la forma en que no se ponga en riesgo el agua de los ejidatarios.
Empero, dejó en claro que también se tiene que hacer lo necesario para lograr que un proyecto como la termoeléctrica no se vaya a ir; es decir, se necesita que este proyecto avance sin afectar el agua de los ejidatarios y es en donde se tiene que encontrar el punto de coincidencia con la CFE.
El diputado aseguró que en este tema hay lucha de intereses, no sólo entre las mayorías, porque en ocasiones las minorías son las que complican la solución de este problema.
En el tema de la defensa del agua de Ayala, hay siete grupos que están en pugna, pero ya Asurco hizo su convocatoria, para que los verdaderamente interesados intervengan en este problema y logren un punto de acuerdo.