La economía mexicana está en medio de una expansión amplia, impulsada por el consumo y la inversión privadas, por lo que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá 3,2% antes de desacelerarse a 2,1% en 2024, según un reporte del Fondo Monetario Internacional (FMI) publicado a partir de su última visita al país. La multilateral también advirtió que el incremento en el gasto público, como está presupuestado para 2024, es innecesariamente alto y dejará en un situación fiscal más frágil a la próxima Administración.
México ha mostrado “notable fortaleza en los sectores de servicios, construcción y producción de automóviles. Esto ha llevado a tasas de desempleo en mínimos históricos y a tasas de utilización de la capacidad manufacturera récord”, escribieron especialistas del Fondo este martes. “Es encomiable que las autoridades hayan mantenido bajo control la deuda pública. La política monetaria está correctamente enfocada en reducir la inflación”, agregaron.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha propuesto elevar la deuda en 2024 para gastar hasta 12,8% del PIB en programas sociales, una cifra “sin precedentes”, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda. Además, incrementó el gasto en proyectos de infraestructura en algunos Estados.
“La trayectoria fiscal planificada para 2024 es excesivamente procíclica”, dice el reporte del FMI. Una política procíclica se refiere a un aumento del gasto público y/o una reducción de impuestos en un momento de crecimiento económico. Una política contracíclica es cuando esto se hace para estimular la economía, en un momento de recesión. “Las presiones presupuestarias derivadas de los menores ingresos se ven agravadas por un aumento específico del gasto corriente (es decir, salarios, pensiones y gasto social) y un mayor gasto anticipado para completar proyectos emblemáticos de inversión”, dijo el FMI.
Se espera que el déficit de México suba a 5,4% del PIB, lo que implica un impulso fiscal del 2,4% del PIB. Esto impulsará la demanda en un momento en que la economía ya está operando por encima de su potencial y la inflación aún no ha vuelto a la meta del banco central de entre 2% y 4% anual. El Banco de México ha mantenido la tasa en 11,25%, su nivel más alto desde 2008, en un esfuerzo por contener el incremento en el costo de vida.
“Es probable que esto conduzca a una trayectoria más alta para las tasas de interés, una moneda más fuerte, una relación deuda/PIB más alta y una caída de la inflación más lenta de lo que sería el caso de otra manera. Como tal, una postura fiscal más estricta sería más consistente con los esfuerzos de Banxico para llevar la inflación nuevamente a su objetivo”, dice el reporte.
El Fondo también se expresó sobre la decisión del Gobierno Federal por apoyar a la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Hacienda anunció en septiembre que programó una transferencia de 145.000 millones de pesos (8.200 millones de dólares) a la empresa, la petrolera más endeudada del mundo, para ayudarle a pagar sus intereses y vencimientos. El apoyo a Pemex en el presupuesto de 2024 es un paso hacia adelante, consideró el FMI.
Esto “aumenta la transparencia y ayudará a facilitar una discusión sobre las compensaciones entre dirigir recursos públicos a Pemex en lugar de otras prioridades presupuestarias”. El apoyo presupuestario continuo a Pemex debería estar condicionado a planes creíbles para mejorar sus riesgos de viabilidad comercial, opina la multilateral.
El reporte incluye una advertencia para la próxima presidenta, quien asumirá el poder en octubre del próximo año. “La próxima administración enfrentará decisiones difíciles para adherirse a la senda fiscal de mediano plazo prevista. Se pronostica una gran consolidación fiscal para 2025, que ejercerá un lastre significativo sobre el crecimiento, revirtiendo el impulso esperado para 2024″, dice el reporte.
Para que las finanzas públicas sean sostenibles, el FMI estima que el próximo Gobierno tendría que recaudar 2,5% del PIB más en impuestos, en su mayoría relacionadas con el aumento de los ingresos no petroleros. Esto pudiera lograrse eliminando la tasa cero del Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) y racionalización de exenciones, ampliación del impuesto a la renta personal y un aumento a los impuestos a la propiedad.