Las milicias de Gaza han lanzado un ataque sorpresa contra Israel sin precedentes, con la infiltración de decenas de hombres armados y una intensa descarga de cohetes (2.500 en unas cinco horas, según un portavoz militar israelí, hasta 5.000, según Hamás) que ha causado 22 muertos y al menos 545 heridos. Se trata de una operación inédita, no solo por su alcance, sino también por su carácter combinado y por el número de hombres armados que ha logrado penetrar en territorio israelí. Hamás asegura además haber tomado rehenes. Horas más tarde de su inicio, decenas de cazabombarderos israelíes han bombardeado la Franja. “Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Y la ganaremos”, ha asegurado el primer ministro, Benjamín Netanyahu, en su primera intervención. El Ejército ha declarado el estado de preparación para la guerra y movilizado a miles de reservistas.
En la madrugada de este sábado, con el país a medio gas por coincidir la jornada del sabbat y el final de la festividad judía de Sucot, milicianos palestinos han logrado cruzar la ultraprotegida frontera por aire, mar y tierra, según un portavoz militar israelí. Luego han mantenido tiroteos con soldados israelíes en localidades cercanas a la Franja. Vídeos difundidos en redes sociales muestran además el aparente secuestro de israelíes, posiblemente sin vida. Es un tema particularmente sensible en el país que ha desencadenado en el pasado operaciones a gran escala y se ha resuelto con el tiempo en canjes por presos palestinos.
Las alarmas que alertan del lanzamiento de proyectiles suenan una detrás de otra desde la madrugada, incluido en lugares donde solo sucede en los mayores repuntes de tensión, como Tel Aviv o Jerusalén. Entre los heridos, al menos unos 70 lo son de gravedad, según los servicios sanitarios. Es la escalada de violencia más grave en la zona desde la guerra que libraron Hamás y el Estado judío durante 11 días de 2021 y en la que murieron unos 230 palestinos y 13 israelíes.
Las autoridades israelíes han pedido a la población en general que se mantenga cerca de refugios y, en concreto, a los residentes en las localidades cerca de la Franja que no salgan de sus casas. La Policía habla de “21 escenas activas” de enfrentamientos entre sus agentes y hombres armados palestinos. En las redes circulan vídeos de milicianos sobre un vehículo aparentemente introducido desde la Franja. El domingo comienza la semana en Israel y las autoridades han cancelado las clases para un millón de niños, aproximadamente.
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El ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha comparecido a media mañana. “Hamás ha cometido un grave error y lanzado una guerra contra el Estado de Israel. Las tropas del Ejército israelí están peleando contra el enemigo en cualquier lugar. Pido a todos los ciudadanos de Israel que sigan las instrucciones de seguridad. El Estado de Israel ganará esta guerra”, ha dicho. Poco después, decenas de cazabombarderos han empezado a bombardear Gaza, controlada por Hamás desde 2007, según ha anunciado el Ejército, que ha puesto nombre a la operación: Espadas de Hierro.
Mohammed Deif, el líder del brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedín Al Qasam, ha defendido en un vídeo la operación como una respuesta a los “ataques” a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, habitual foco de tensión, y al endurecimiento de la situación de los presos palestinos. “Es más grande de lo que la ocupación [Israel] piensa”, ha señalado, al bautizar la operación como Diluvio de Al Aqsa, en referencia al nombre de la mezquita por la que los palestinos denominan normalmente a todo el recinto. La Yihad Islámica ―una milicia menor, pero particularmente combativa― ha precisado que también está participando.
En las últimas horas y en previsión de la respuesta de Israel, el Ministerio de Educación de Gaza ya había anunciado la cancelación de todas las clases escolares y cientos de residentes en la zona fronteriza (por la que suelen penetrar las tropas israelíes en caso de invasión terrestre) se habían ido desplazando hacia el interior. Habitantes de la Franja se han apresurado a comprar comida y otros suministros ante el horizonte de días de conflicto.