La intensificación de los conflictos armados en Medio Oriente y Europa tiene el potencial de impactar el precio de insumos imprescindibles en todo el mundo, lo que puede agudizar la desaceleración económica que se prevé para el próximo año.
La guerra entre el Estado de Israel y la organización político militar Hamás, no solo impacta las vidas de las personas perjudicadas por el conflicto.
El daño, al igual que en el caso del conflicto bélico ruso-ucraniano, se refleja en todo el mundo con la interrupción de las cadenas de producción globales y el encarecimiento de bienes y servicios, entre otros.
De prolongarse los conflictos, los efectos pueden reducir el ya de por sí poco crecimiento económico esperado para 2024 previsto por organizaciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), explica a Reporte Índigo José Martínez, coordinador del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN).
“Lo que vemos en este momento en Medio Oriente es más el impacto social, que el económico o comercial, que aún no se resienten, sin embargo, si evoluciona, impactará en los energéticos y de manera particular en el petróleo. Si los países árabes desean mostrar apoyo a la causa de la organización político militar palestina podrían hacerlo a partir del incremento en el precio del crudo”, explica Martínez.
Al respecto, Javad Owji, Ministro de Petróleo de Irán, considera que los precios del ‘oro negro’ en los mercados globales podrían alcanzar hasta los 100 dólares por barril si las hostilidades continúan, cuestión que impactaría directamente dentro del comercio internacional, que gracias a un contexto de presiones inflacionarias persistentes y altas tasas de interés, crecerá apenas 0.8 por ciento durante este año, de acuerdo a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Esperamos que esto termine pronto y que se contenga, nuestro mayor temor es que se amplíe, porque entonces tendrá un impacto realmente grande en el comercio, todo el mundo está cauteloso y esperan lo mejor”, advierte Ngozi Okonjo-Iweala, directora general de la OMC.
Las expectativas de una posible afectación de mayor calado dentro de la economía internacional, una vez consumado el ataque de Hamás el pasado siete de octubre, reviven los temores vividos por los mercados luego de que el conflicto bélico ruso-ucraniano escalara sus dimensiones en febrero del año pasado.
En donde los altos precios en energéticos y alimentos marcaron encarecimientos no vistos en décadas y hasta un detrimento del estilo de vida en el continente europeo en el punto más álgido del invierno.
El impacto del conflicto en Ucrania ha sido de tal magnitud que los precios de los fertilizantes y los cereales se encarecieron a nivel global, alcanzando su precio máximo en mayo del 2022, según explica el Banco Mundial (BM) en la última actualización de su informe sobre seguridad alimentaria.
“Después de la invasión de Rusia a Ucrania, se ha incrementado el número de políticas relacionadas con el comercio impuestas por los países. La crisis alimentaria mundial se ha agravado en parte por el creciente número de restricciones al comercio de alimentos establecidas por los países con el objetivo de aumentar la oferta interna y reducir los precios.
Hasta el 25 de septiembre de este año, 19 países habían establecido 25 prohibiciones a la exportación de alimentos, y siete habían implementado 12 medidas de restricción de las exportaciones”, se lee en el informe.
Con un panorama económico y comercial adverso, el FMI considera un escenario de menor crecimiento para la economía global durante el próximo año, ya que a pesar del avance económico registrado durante 2023 en cuanto a la recuperación productiva luego de la pandemia, el organismo internacional aún prevé la persistencia de presiones inflacionarias y una política monetaria restrictiva, lo que podría agravarse con la intensificación de conflictos bélicos alrededor del mundo.
Agravar la desaceleración económica
“La economía mundial ya estaba en un proceso de desaceleración con relación a 2022 sin el contexto de Hamás-Tel Aviv, si este efecto va más allá de diciembre, estaremos viendo que va a influir en el comportamiento económico global, por lo tanto, la desaceleración será más abrupta y observaremos que en el segundo trimestre del 2024 habrá una disminución significativa, sobre todo en las economías de alta renta”, expone el coordinador del LACEN.
Aunque los bancos centrales de diversas economías han estimado llegar a sus rangos inflacionarios objetivo en los primeros meses del próximo año y así lograr generar mejores condiciones para el crecimiento económico, dicho pronóstico podría verse rebasado si el conflicto en Medio Oriente escala a una magnitud similar al vivido en Kiev, como lo expone el analista.
A pesar de la amenaza que implica para la economía internacional la continuidad de los enfrentamientos que actualmente se viven en Israel y Ucrania, Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, hizo explícito que el gobierno de Joe Biden busca mantener el apoyo económico en ambos frentes, todo con el fin de pelear en pro de la libertad.
Ucrania como ejemplo
Las afectaciones económicas por un conflicto bélico pueden tener repercusiones a escala global, el antecedente más reciente es lo sucedido en Europa entre Rusia y Ucrania, países famosos por ser “el granero del mundo”.
Las discordias étnicas, políticas y diplomáticas entre ambas naciones dieron lugar a que el 24 de febrero del 2022, Vladimir Putin, presidente de Rusia, lanzara una operación militar especial con la intención de intensificar el combate contra las tropas ucranianas que se encontraban en las regiones de Donetsk y Lugansk.
El conflicto tuvo una repercusión en los mercados de todo el mundo, ya que desde los energéticos consumidos dentro de la Unión Europea (UE), hasta los cereales como el trigo y el maíz, vieron un encarecimiento sin precedentes que generó la espiral inflacionaria con la que lidian aún hoy en día los bancos centrales de todas las regiones del mundo.
“La producción (de trigo) cayó estrepitosamente. En 2021, los agricultores ucranianos sembraron 17 millones de hectáreas de cultivos de primavera. En 2022, tras la invasión, no pudieron plantar ni una cuarta parte de la tierra utilizada anteriormente, una superficie del tamaño de Bélgica quedó sin plantar”, explica el Consejo de la UE sobre el impacto de la guerra en la agricultura ucraniana.
En respuesta a la operación militar, la UE implementó diversos paquetes de sanciones a Rusia que impactaron desde su ámbito comercial hasta el financiero, lo que tuvo como repercusión que los ingresos recibidos por la venta de petróleo ruso disminuyeran más de una cuarta parte al inicio de este año y una caída en su Producto Interno Bruto (PIB) de 2.1 por ciento durante 2022.
Sin embargo, esas restricciones vinieron acompañadas de un impacto en la economía de la UE, ya que en 2021, la región importaba el 50 por ciento del gas que utilizaba desde Rusia, lo que generó una escalada de precios en el combustible dentro de la región y un desabasto que obligó a las naciones europeas a sobrevivir un invierno en crisis energética.
Aunque el conflicto bélico ruso-ucraniano ha disminuido su intensidad, la huella que ha dejado en la economía global y en el comercio internacional tras casi 20 meses de hostilidades es profunda y difícil de revertir.
“La economía mundial continúa recuperándose de la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y la crisis del costo de vida. En retrospectiva, su resiliencia ha sido notable.
“Pese a la perturbación que causó la guerra en los mercados de energía y alimentos y el endurecimiento sin precedentes de las políticas monetarias para luchar contra una inflación no vista en décadas, la actividad económica se ha ralentizado, pero no estancado. Aún así, el crecimiento sigue siendo lento y desigual, con crecientes divergencias”, reflexiona el Fondo Monetario Internacional acerca de los efectos de la guerra en Europa.
Más daños que beneficios
El conflicto bélico en el Medio Oriente va a ocasionar más daños que beneficios para México en el aspecto económico, considera el secretario de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Carlos Valenzuela González, quien explica que nuestra economía está vinculada a la de Estados Unidos, nación que podría verse afectada por la guerra de Israel y la organización islámica Hamás, de Palestina y, por ende, impactarnos a nosotros.
Precisa que el primer impacto sería en el precio del barril de petróleo, que aunque representaría mayores ingresos porque aumentaría la mezcla mexicana, también ocasionaría que se dispararan los precios de los combustibles y, por ende, generaría incrementos en cascada en otros productos.
“En cuanto al precio beneficiaría a México porque el costo del barril de petróleo se incrementaría, pero la mala noticia es que se incrementarían los costos de los combustibles”.
El legislador comenta que ante esta posibilidad, se tiene que ver cuáles serían las medidas que tomaría la Secretaría de Hacienda para mitigar esta situación.
Por ahora, el militante panista, indica que, en caso de que el precio del petróleo se desplome, México tiene contratadas coberturas.
“Sinceramente con las proyecciones internacionales se estima que puede haber aumentos considerables, dependiendo de la duración del conflicto”.
Excedentes en opacidad
El congresista dice que las ganancias que se generan cuando se tiene un aumento en los ingresos por la venta de petróleo, se van directo a un excedente en la Secretaría de Hacienda que luego las distribuye con opacidad.
“La principal reacción que tendrá nuestro país con el tema de la guerra en el Medio Oriente sería precisamente la variación en el precio del barril del petróleo”.
En cuanto al impacto económico, el diputado Carlos Valenzuela, señala que nuestra económica está más vinculada a Estados Unidos que a Medio Oriente.
“Lo que es un hecho es que las calificadoras internacionales han anunciado que Estados Unidos puede entrar en un periodo de recesión. Eso desde luego que generaría una afectación en cuanto a la perspectiva de crecimiento para el siguiente año de la Secretaría de Hacienda”, destaca el legislador albiceleste.