El 30 de noviembre iniciará la negociación formal del incremento al salario mínimo para 2024, último de este gobierno, y mientras se estima que el ajuste beneficiará a más de 6.3 millones de trabajadores, especialistas advierten que puede poner presión a las microempresas.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), José Nabor Cruz, explicó que un aumento de 15% en el salario mínimo para 2024 sería positivo, pues no sólo estaría 10 puntos porcentuales arriba del alza anualizada de la canasta alimentaria —de 5.3% hasta octubre—, sino que también permitiría un fortalecimiento de los ingresos laborales en términos reales.
Las posturas van desde un aumento de 12.8% por parte de los patrones, hasta 25% por el lado de los trabajadores, y se estima que el gobierno podría inclinarse por una tasa de 20%, similar a la aplicada para este año.
“Entendemos que, finalmente, es un acuerdo que también pasa por los empresarios, que ellos puedan o no absorber este incremento del costo salarial que se ha hecho en los últimos cinco años a través de una reducción en su margen de beneficio y ganancias, pero creo que un incremento de 15% sería saludable en términos de que en 2024 la inflación va a seguir rondando entre 4% y 5%”, afirmó Cruz.
Según datos del Coneval, de 5.1 millones de personas que salieron de la pobreza entre 2018 y 2022, 4.1 millones se pueden atribuir exclusivamente a los incrementos del salario mínimo, que han corrido a cuenta de las empresas.
En México, los micronegocios son mayoría, con 4.4 millones de establecimientos o 96% del total nacional, y dan trabajo a 9.5 millones de trabajadores, es decir, 35% del empleo formal.
De 2019 a 2023, los salarios mínimos en el país han registrado un incremento de 134.8%, excluyendo a la Zona Libre de la Frontera Norte, donde el aumento fue mayor.
El incremento ha significado un alza acumulada en el costo laboral de las empresas de 4.1% en promedio, según cálculos basados en datos de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami).
Sin embargo, ese impacto no ha sido homogéneo, pues las microempresas, que tienen de uno a cinco trabajadores, vieron un alza acumulada en su costo laboral de 27.8% en el periodo de referencia, muy superior al promedio nacional. Le siguen en orden de importancia las pequeñas empresas (seis a 50 empleados), que han registrado un aumento en su costo laboral de 9.4%. En contraste, las medianas y grandes organizaciones (con más de 50 trabajadores) han tenido los menores incrementos, de apenas 3.7% y 1.5%, respectivamente.
El aumento al salario mínimo afecta fuertemente la nómina de los micronegocios, porque entre 80% o 90% de sus empleados tienen ese nivel de ingreso laboral, algo que no sucede con las medianas y grandes compañías, señaló Raymundo Tenorio, profesor emérito del Tec de Monterrey.oración propia, con datos del Conasami
Por actividades productivas, los mayores impactos en costos laborales en el actual sexenio se registran en la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y caza, con un alza de casi 9%. También en la industria de la construcción, de 8.4%, y los servicios para empresas, personas y el hogar, con 5.9%.
El académico destacó que el aumento no sólo implica un incremento directo en la percepción del trabajador, sino también en la cuota que el empleador paga al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), además de que aumentó la aportación patronal a las Afore.
Con ello, el salario integral se eleva hasta 1.4 veces por día, mencionó Tenorio, y por eso el aumento al salario mínimo impacta tanto en el costo laboral de los micronegocios. “Entonces, el problema de que el gobierno imponga que los patrones paguen 20% adicional en los salarios mínimos va a provocar que la inflación no se detenga y que se pueda incrementar la informalidad”, advirtió.
En 2023 no ha habido un escenario inflacionario tan fuerte como el del año pasado, con crecimientos anualizados en el costo de la canasta alimentaria de casi 14%, añadió Cruz. “Ahí teníamos un contexto donde el fortalecimiento de los ingresos laborales, sobre todo del salario mínimo, tenían que ser claramente de doble dígito”, señaló.
El alza a los salarios mínimos en años recientes logró recuperar algo del deterioro observado en los últimos 30 años, pero ahora se debe buscar que los futuros incrementos estén asociados a reponer al trabajador lo que la inflación “se come” de su ingreso y a subir la productividad, planteó Tenorio.