El presidente Andrés Manuel López Obrador inicia una serie de inauguraciones de sus proyectos estrella al cumplir cinco años en el poder y con la sucesión presidencial en marcha; su último tramo podría ser el punto culminante de su sexenio
Hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) celebra el quinto aniversario del inicio de su Gobierno y lo que llama la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Apropiadamente, el festejo no solo da inicio a los últimos 10 meses de su sexenio, sino al periodo de inauguraciones de algunas de sus obras estrella.
Desde Quintana Roo, López Obrador arranca diciembre con la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Carrillo Puerto de Tulum, una de las últimas piezas faltantes del Grupo Aeroportuario, Ferroviario y de Servicios Auxiliares Olmeca-Maya-Mexica que constituyó para la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
A mediados de mes, volverá a la península de Yucatán para poner en marcha la primera etapa del Tren Maya desde Campeche hasta Cancún y una semana después hará lo propio con el Tren del Istmo, columna vertebral del Corredor Interoceánico que encomendó a la Secretaría de Marina (Semar) en cumplimiento con las misiones legales de las Fuerzas Armadas.
Esta suerte de “vuelta olímpica” incluye proyectos que López Obrador no contemplaba al inicio de su administración, como la resurrección de Mexicana de Aviación, así como otros con los que busca atender polémicas que marcaron su sexenio, como la nueva megafarmacia con la que ha prometido poner fin al desabasto de medicamentos en el sistema de salud.
Matando varios pájaros de un tiro
La doctora Ivonne Acuña Murillo, experta en sistemas políticos y género de la Universidad Iberoamericana, comenta que con estas inauguraciones López Obrador mata dos pájaros de un tiro y probablemente más, debido tanto a la rendición de cuentas como al impacto simbólico de echar a andar estas obras en este punto culminante del sexenio.
“Es el cumplimiento de las promesas que hizo al inicio de su administración. De hecho creo que ha hecho más cosas en términos de obra pública, tal vez no tan visibles como el aeropuerto o el Tren Maya”, explica.
Siendo que también habrá proyectos de menor alcance mediático pero con un alto beneficio a la población como la presa Santa María y sus canales de riego en Sinaloa.
La doctora en Ciencia Social menciona lo que representarán estas obras para las regiones donde se construyen.
“Especialmente en el sureste, que es uno de los puntos de preocupación del Presidente en términos de desarrollo, de crear polos de desarrollo. También los parques industriales de los que se ha hablado”.
Aunado a esto, menciona que en términos de lo que viene para el año que entra también es muy oportuno que justo el Presidente le muestre a la población, a posibles votantes, al voto duro de Morena y a quien pudiera inclinarse, significando un mensaje positivo para Morena en lo que respecta al cumplimiento de promesas asumidas en campaña.
Así, recuerda que López Obrador ha dicho que solo atenderá asuntos gubernamentales durante su último año tras entregar el bastón de mando a Claudia Sheinbaum.
“Parece que esa es la ruta, dedicarse a cumplir lo que dijo que iba a hacer, a terminar obras, a entregar. Porque también otro de sus planteamientos es que no tenían que trascender a otras administraciones”.
Entre aprobación y resultados
En contraste, el doctor Nicolás Loza, profesor-investigador de la Facultad de Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) señala que hay que hacer una distinción entre los resultados que un Gobierno entrega y que pueden medirse objetivamente y los resultados frente a la opinión pública.
Loza pone como ejemplo otra obra insignia del sexenio: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), inaugurado en marzo de 2022, sigue sin haberse detonado su tráfico, no se aminoró la saturación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y ha representado un cargo al erario, sin embargo, es aprobado y bien visto por la mayoría de la población.
Con este antecedente inmediato, que incluso repite propietario y una parte de los constructores en la figura de Sedena, el académico advierte que podría ocurrir algo similar con el Tren Maya. Puesto que, si bien se inaugurará la primera etapa el 15 de diciembre, el arranque de la segunda sigue en veremos para el 31 a espera de que se termine el puente Boca del Cerro.
También critica la megafarmacia que se anuncia como el punto final al abasto de medicamentos en el sector salud.
“Se va a vivir como si estuviera resolviendo el problema cuando, en realidad, para empezar ya lo padecimos cinco años y no se va a resolver, no así”, dice al recordar la severidad de esta crisis que solo se ahondó con la pandemia.
“El Tren Maya, el AIFA, la megafarmacia yo la pondría ahí también, son el tipo de obras que son muy sonoras en parte porque el Presidente es un mago del manejo de la narrativa”, dice el doctor Loza al contrastar que estos cinco años dejan muchos segmentos de la vida social, cultural, científica, educativa, incluso política del país muy cuestionables.
El último año del presidente
Este aniversario de Gobierno no solo llega acompañado por las prometidas inauguraciones de los megaproyectos sexenales, sino también por la contienda electoral en pleno con miras a los comicios de junio de 2024 en los que Morena busca mantener el ímpetu logrado con López Obrador en 2018 y que solo aumentó durante su administración.
Contrario a lo que dicta la tradición política mexicana, López Obrador parece no tener en mente asumir un rol secundario rumbo a la elección. Basta recordar que se dio el lujo de destapar no solo a los presidenciables del oficialismo, sino también de la oposición, siendo en sus mañaneras donde surgieron las candidaturas de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.
El doctor Nicolás Loza de FLACSO comenta a Reporte Índigo que es precisamente esta presencia la que le permite a López Obrador mantener sus altos niveles de aprobación que se traducen en la fuerza con la que puede controlar tanto a Morena y los partidos de su coalición como a organizaciones empresariales y grupos de carácter más informal.
“Creo que ese es el gran éxito del presidente López Obrador. Un manejo comunicativo que logra sus objetivos, que logra atraer a la población, logra que la gente apruebe lo que hace este Gobierno y quita el foco de la evaluación objetiva de lo que el Gobierno está haciendo”, dice al proyectar que, dependiendo las campañas, su participación será discreta o activa.
Por otro lado, la doctor Ivonne Acuña de la Universidad Iberoamericana destaca que López Obrador no cumple con el perfil de los presidentes priistas que gozaban del control de los Poderes de la Unión y las instituciones electorales, pero que cerraban su sexenio con el “año del candidato” y básicamente entraban en el olvido para fortalecer a su sucesor.
Acuña pone el énfasis en la figura de Sheinbaum al señalar que efectivamente, en términos discursivos, el Presidente le cede espacios.
“Le tiene que ceder espacios a ella porque si ella no se empodera de aquí a la elección y, suponiendo que gane, va a llegar débil. Entonces ella se tiene que fortalecer, tiene que tomar el mando”.
AMLO después de AMLO
Con niveles de aprobación que oscilan entre el 65 y el 70 por ciento ya en su último año de Gobierno, López Obrador sigue siendo el principal capital político de Morena y el referente para una amplia base social. Lo que hace aún más significativo que “el fenómeno AMLO” esté por llegar a su fin en apenas 10 meses más.
Si bien López Obrador ha insistido en que se retirará de la actividad política y de la vida pública en general una vez salga de Palacio Nacional, también ha dado visos de que encontrará formas de seguir participando a lo lejos. Como adelantar que escribirá un libro sobre el pensamiento conservador que le tomará unos tres años, es decir, estará listo para las elecciones de 2027.
Nicolás Loza, académico de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, dice a Reporte Índigo que el eventual alejamiento de López Obrador de la actividad política una vez concluya su mandato dependerá principalmente de cómo perciba la presencia de la oposición. Medición que, en términos prácticos, inicia desde la campaña para las elecciones de 2024.
También cuestiona el “¿qué va a pasar una vez que él sea expresidente? Si tratará de mantener influencia, en ese caso cómo lo va a hacer, pero yo creo que no deberíamos descartar esa posibilidad”. Recordando que quedan en el tintero las reformas al Poder Judicial y al sistema electoral que López Obrador no logró y que fueron bien recibidas por la población.
Ivonne Acuña, de la Universidad Iberoamericana, comparte la perspectiva de que hay que esperar a ver qué tanto cumple López Obrador la promesa de alejarse de la vida pública a partir del 1 de octubre de 2024. Aunque no descarta que sea un llamado directo a su partido, que aún gozará de tenerlo simbólicamente en la boleta electoral el próximo año.
“Tal vez el mensaje de que se va a retirar habrá que interpretarlo en términos de Morena, que va dirigido a los liderazgos de Morena. Diciéndoles ‘a ver cómo le hacen para irse organizando y alegrando porque no voy a estar más’, creo yo”, considera además de recordar que “aunque no se retirara terminando su sexenio, no va a estar ahí siempre”.