Pegasus es un poderoso software de espionaje creado por una compañía israelí llamada NSO Group para infectar teléfonos inteligentes. Basta hacer clic en un link enviado subrepticiamente a tu teléfono personal para que el software se instale y pueda obtener toda tu información. Tu ubicación geográfica, mensajes, información, fotos y llamadas quedan a entera disposición de Pegasus. Además, la cámara y el micrófono del teléfono pueden prenderse y apagarse a voluntad de Pegasus para grabar en tiempo real tus acciones.
México es el país con más casos de espionaje por Pegasus del mundo. Los principales blancos han sido periodistas y defensores de derechos humanos. Ejemplos hay por todos lados. El periodista que evidenció el famoso escándalo presidencial de “la casa blanca” fue atacado. El encargado de la investigación de Ayotzinapa también. Más recientemente, quien investigaba las ejecuciones extrajudiciales del ejército también fue víctima.
En México, ser espiado por Pegasus es evidencia de estar detrás algo que afecta un interés grande, obscuro y cercano al gobierno. Según NSO Group, el software solo se vende a gobiernos.
Es por ello que resultó tan sorprendente que hace unos años un grupo de científicos y miembros de la sociedad civil hayan sido infectados con Pegasus. El teléfono del Dr. Simón Barquera, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), así como los de sus colegas, Luis Manuel Encarnación de la Fundación Mídete y Alejandro Calvillo de El Poder del Consumidor, fueron infectados en 2016. El modus operandi fue el mismo. Les llegaron mensajes expresamente diseñados para que hacer clic fuera inevitable. Algunos decían que sus hijos se habían accidentado y daban un link para acceder a la información de donde encontrarlos. Otros decían ser notas periodísticas donde se les acusaba de corrupción. Al hacer clic, sus teléfonos quedaban infectados.
Lo raro es que ninguno de los científicos y miembros de la sociedad civil estaba investigando un acto de corrupción o impunidad de alto nivel. No tenían información que comprometiera el actuar del gobierno o el ejército. Mucho menos eran periodistas. Lo único que unía a Simón, Luis Manuel y Alejandro era que juntos estaban promoviendo que se duplicara el impuesto a las refresqueras.
La pregunta es si las refresqueras son un interés grande, obscuro y feo. Veamos los datos.
Nuestro país es el consumidor más importante de Coca-Cola del mundo con un promedio de 163 litros de refresco consumidos, por persona, al año. En estados como Nuevo León, Coahuila y Chihuahua, el gasto en refresco representa alrededor del 8% del gasto total en alimentación de las familias. De hecho, el 69% de las azúcares en la dieta de los mexicanos vienen de bebidas azucaradas y no de otros alimentos tradicionales.
Sin duda hay mucho dinero de por medio en la venta de refrescos en México. Con utilidades anuales de 79 mil millones de pesos anuales, tener una refresquera en México es tener uno de los negocios más rentables del país. Sus utilidades promedio son 40 veces superiores a las del resto de las empresas en la industria de las bebidas. Tan solo Coca-Cola FEMSA vende 1.5 millones de dólares cada hora en México. Como bien dice el director Global de Operaciones de Coca-Cola, “lo que quisiéramos es que todos los mercados fueran como México”.
El mercado mexicano es tan, pero tan bueno, que llega a lo surreal. Basta decir que hace poco más de dos décadas, quien fuera el presidente de México y Centro América de Coca-Cola terminó siendo el presidente constitucional de todo el país. Vicente Fox no solo pasó de ser ejecutivo de una refresquera a ser presidente de México, sino que recibió sus primeros donativos de campaña por parte de la refresquera.
El problema es que tomar la cantidad de refresco que se toma en México no es saludable. Un refresco de 500 mililitros tiene 9 cucharadas cafeteras de azúcar que es 104% de la ingesta diaria recomendada por el American Heart Association para adultos y 156% de la recomendada para niños. El consumo de azúcar en exceso, aunado a la falta de actividad física, aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares, osteoartritis, diferentes tipos de cáncer y diabetes. Además, el consumo excesivo de refrescos y bebidas azucaradas está asociado a una mayor obesidad.
México tiene cifras de obesidad preocupantes. El 72% de los adultos tienen sobrepeso u obesidad lo que nos convierte en uno de los países con mayores problemas de peso en el mundo. Tan solo de 1975 a la fecha, las tasas de obesidad en México se han triplicado. Además, entre los niños, el 43% sufre de sobrepeso u obesidad. Esto hace que México sea el país con más sobrepeso u obesidad infantil de Latinoamérica.
Pero realmente ¿qué tanto nos afectan en México las enfermedades relacionadas con el consumo excesivo de azúcar? Para saberlo, compilé datos del Institute for Health Metrics and Evaluation para entender cuántos “años de vida saludable” perdemos los mexicanos debido a estas enfermedades, es decir, cuantos años pasamos con enfermedad, discapacidad o de plano, perdemos debido a muerte prematura. Los resultados son escalofriantes.
Como se puede ver en la figura 27, en México, las enfermedades asociadas al consumo excesivo de azúcar son el factor más importante de pérdida de años de vida de México; incluso más importante que la totalidad de la violencia generada por el narcotráfico y otros eventos violentos. En conjunto, los mexicanos perdemos 3.5 millones de años de vida saludables debido a la diabetes y 3.6 millones por enfermedades cardiovasculares. En conjunto, estas enfermedades hacen que los mexicanos pierdan tres veces más años de vida saludables que por la violencia.
Además, los años de vida saludables perdidos debido a la diabetes y a las enfermedades cardiovasculares han crecido de forma exponencial a través del tiempo. En 1990, la diabetes apenas causaba 21% más pérdidas de años de vida saludable que la violencia, ahora causa 94% más que ella. La diferencia entre violencia y enfermedades cardiovasculares también se ha ensanchado a través del tiempo.
Actualmente, la principal causa de muerte en México son las enfermedades cardiovasculares y la diabetes. En México, cada 3 minutos muere una persona por enfermedades cardiovasculares y cada 5 minutos muere una persona por diabetes. Ambas enfermedades matan a 8.5 veces más personas que la violencia criminal. Hace 20 años la diabetes no era la segunda causa de muerte de México, era el cáncer.
NO ES NORMAL la cantidad de personas que tienen diabetes en México. Con el 18% de los adultos padeciendo diabetes, México sufre más de esta enfermedad que el 91% de los países del mundo. En algunos municipios de Sonora, Oaxaca y Puebla, más del 26% de la población tiene diabetes. Para poner este dato en perspectiva, en el mundo no hay un solo país, salvo Pakistán, que tenga los niveles de diabetes que tienen esos municipios. Además, la población que sufre diabetes ha ido en aumento, y se espera que en un futuro la situación sea peor. Hace 17 años, solo el 14% de la población tenía diabetes, para el 2045, se estima que el 20% la tengan. Y lo peor es que muchas de las personas más afectadas serán hogares de ingresos bajos porque, debido al pobre acceso al tratamiento médico, la probabilidad de morir por diabetes es del doble cuando se pertenece al 20% de la población más pobre que cuando se pertenece al 20% más rico.
En México, el azúcar mata y no poquito. Una de cada cinco muertes por diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares en México puede rastrearse al consumo de bebidas azucaradas, y entre los hombres de más de 45 años, el 30% de las muertes se relacionan con el consumo excesivo de bebidas azucaradas. De acuerdo con el director del Centro de Investigación en Salud Poblacional, Tonatiuh Barrientos-Gutiérrez, y un equipo de seis investigadores, en México cada año mueren 41 mil personas por enfermedades relacionadas con el consumo de refrescos o bebidas azucaradas. Esto es 28% más personas que las que mueren por homicidio.
Mejorar la salud de los mexicanos es una batalla que no puede esperar. Y esto requiere varios pasos.
No es normal. El juego oculto que alimenta la desigualdad mexicana y cómo cambiarlo
Autor: Viri Ríos
Editorial: Grijalbo
Formato: 334 páginas
Precio: 349 pesos