Bajo la política de "abrazos, no balazos" del Presidente Andrés Manuel López Obrador, los grupos criminales han crecido y controlan más territorio en México, donde ya no sólo manejan el narcotráfico y recrudecen la violencia, sino que se han expandido a la extorsión y hasta a los contratos públicos, advirtió ayer The Wall Street Journal (WSJ).
El diario neoyorquino publicó un reportaje en el que destaca que los criminales, detrás de la epidemia de fentanilo y metanfetaminas en Estados Unidos, tienen libertad para asesinar a sus rivales, neutralizar a la Policía, confiscar propiedades y obligar a los municipios a otorgarles puestos en las tesorerías.
"Los grupos delictivos afiliados a los dos cárteles más grandes de México (el de Sinaloa y Jalisco) han aumentado su influencia desde que López Obrador asumió el cargo", señaló el WSJ.
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