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Al menos 4,2 millones de personas en México están en el limbo laboral de la subocupación

Paulina Sánchez se encuentra en lo que ella llama “un espacio gris”, ya que tiene un empleo, pero su sueldo no le alcanza, por lo que necesita estar buscando constantemente nuevas entradas de recursos. “A veces trabajo dos o tres días a la semana, pero siempre ando buscando más trabajo en LinkedIn o por fuera con otros clientes”, dice esta auxiliar contable de 31 años en consulta.

Sánchez forma parte de los 4,2 millones de personas en México consideradas como subocupadas, es decir, que trabajan menos de 35 horas al mes y que tienen necesidad y disponibilidad de más trabajo, pero que forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA) o empleada, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), publicada el jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Si bien, la población que tiene un trabajo en el país está en uno de sus mejores momentos al alcanzar 58,9 millones de personas en enero, aún existen limbos laborales, como el de la subocupación o la necesidad de tener un segundo trabajo, o la informalidad laboral, que agrupa a 54,4% de los empleados o bien, 31,9 millones de personas al arrancar este año. Sánchez tiene un empleo formal, pero frecuentemente dice tener “trabajos por fuera”, y cobrar en efectivo por proyectos eventuales.

En el mismo caso se encuentra Roberto Sánchez, quien trabaja en la industria audiovisual como freelance, quien ha visto progresivamente reducida su jornada laboral. “Me gustaría trabajar más, no solo por más remuneración, sino por el tema ocupacional, porque es bueno tener tiempo libre, pero demasiado tiempo sin hacer nada no es tan agradable”, dice este profesionista de 37 años.

Gabriela Siller, directora de análisis económico de Grupo Base, hace hincapié en la Población No Económicamente Activa (PNEA), pues la población disponible detallada en la ENOE es conocida también como “empleo encubierto” en alusión a las personas que no están en busca de trabajo, pero que aceptarían uno si se les ofreciera. “Por lo tanto, si las personas dentro de la población disponible fueran consideradas desocupadas, se tendría una tasa de desempleo extendido”, dice Siller. Según cifras originales del Inegi, en enero, la tasa de desempleo extendido se ubicó en 10,39%, después de registrar 9,89% en diciembre, mientras que la tasa de subocupación laboral mostró una disminución de 7,63% en diciembre a 7,08% en enero.

Sin embargo, los matices del empleo en el país pueden resultar contradictorias, incluso para los propios analistas. David Lozano Tovar, investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM, indica en entrevista que aunque la tasa de desocupación registró su nivel más bajo en términos históricos, no reflejan la mejora en el nivel de calidad del empleo. “Registra un empeoramiento en la calidad de contratación y obtención de seguridad social del 6,5% de acuerdo a los datos del CAM, el incremento del empleo precario contrasta con los datos federales”, menciona.

La larga sombra de la informalidad

En México hay trabajo, pero la calidad de los empleos deja mucho que desear a los estudiosos del tema. Si bien, el porcentaje de personas que cobra un sueldo, pero no cuenta con registros y otros beneficios fiscales o de seguridad social ha disminuido, se trata de una disminución marginal. Axel Eduardo González, coordinador de datos de México, ¿Cómo vamos?, dice en entrevista que si bien ha habido mejoras en los indicadores de empleo, la informalidad sigue siendo uno de los grandes pendientes. “Sí, hay un avance, pero es, por decirlo así, restringido o muy atenuado en el sentido de que solo estamos hablando de una reducción de 0,8 puntos porcentuales (en la tasa de informalidad a diciembre de 2023)”, comenta.

Por su parte, el académico de la UNAM indica que existe una discrepancia en la metodología en la medición de la calidad del empleo, misma que ha sido destacada en varias ocasiones por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. “Si consideramos la medición con parámetros internacionales para la informalidad por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay una clara diferencia y amplia discrepancia”, menciona. “Históricamente, el mercado laboral en México tuvo uno de sus mejores años en la década de los setenta, pero los registros de Inegi no contemplan un seguimiento histórico. Es cierto que hay una pequeña mejora, pero no compensa el deterioro”, indica.

Paulina Sánchez dice que es mejor tener un empleo con poca paga, que no tener ningún trabajo en absoluto. “Trabajo es trabajo, pero sí es cierto que a las empresas les hace falta dar mejores condiciones para quienes estamos en esta situación, los freelance o los eventuales”, reflexiona. “A veces, la única opción que se tiene es ser informal”, finaliza.

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Nacional
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